Baselitz
en la Academia de Venecia
Josefina Sartora
Quienes visitan la Bienal de Venecia 2019
tienen la inexcusable oportunidad de ver una retrospectiva paralela de Georg
Baselitz, primer artista vivo al que la Academia de Venecia dedica una muestra
integral. Aquí puede verse pintura, una práctica casi ausente en la Bienal, más
dedicada a mostrar instalaciones, escultura, fotografía, nuevas prácticas, etc,
pero muy poca pintura. Entre las muchas muestras paralelas, en simultáneo con
la Bienal, la de Baselitz es la más extraordinaria.
Nacido en 1938 en lo que después sería Alemania
del Este, como su contemporáneo Gerhard Richter, Baselitz ha practicado el
dibujo, grabado, la pintura, la escultura, y esta muestra exhibe trabajos de
todo tipo, poniendo el acento en la relación que su obra tiene con el arte
italiano. Baselitz está catalogado como un neo expresionista, y su trabajo ha elaborado
la progresiva desestructuración de la figura humana, muchas veces a partir de
imágenes del Renacimiento y manierismo italianos, claro que difíciles de
reconocer en su deconstrucción y reelaboración.
Desde tempranas acuarelas, dibujos,
grabados, hasta las inmensas figuras al óleo de su última época, la pintura de
Baselitz investiga las posibilidades de representación de la figura humana, desde
sus Héroes hasta imponer sus imágenes
invertidas de los ‘60, características del artista, que avanzan hacia una forma
de abstracción sin perder lo figurativo, siempre desestabilizando la imagen. Las
mismas –muchas de ellas autorretratos acompañado con su esposa, impregnados de vehemente energía vital- van evolucionando cronológicamente hacia una paulatina
abstracción. A veces casi monocromática, la paleta de Baselitz prefiere los
colores fríos, conformando una suerte de constelación astral con el centro en
el cuerpo humano.
Por otro lado, sus enormes esculturas de
bulto talladas en madera, forman una suerte de tótems humanos, que se imponen
en el ámbito de la Academia.
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