19 de junio de 2020

Las buenas intenciones

5 sangres (Da 5 Bloods)
Dirección: Spike Lee
Guión: Danny Bilson, Paul De Meo, Kevin Wilmott, Spike Lee
Estados Unidos/2020

Josefina Sartora


Ya es sabido: las buenas intenciones no bastan para hacer un buen film. También conocemos la larga trayectoria de Spike Lee en su lucha contra las atrocidades del racismo que se viven a diario en su país, el cual se jacta de ser el adalid de la libertad y la igualdad. Este nuevo film sobre la discriminación racial iba a ser presentado en el Festival de Cannes, donde Lee siempre es bienvenido, pero ante su cancelación, y en medio del trágico asesinato de George Floyd y las repercusiones masivas que ha tenido en el mundo, Lee se decidió no postergar su estreno y presentarla en Netflix, plataforma que la había producido.

La película parece hecha apresuradamente, armada con abuso de unos cuantos clichés, diálogos pobres y lugares comunes por doquier. Por un lado, el argumento: cuatro ex combatientes negros regresan a Vietnam 40 años después, con un doble propósito: el oficial, recuperar el cadáver del quinto miembro del grupo 5 sangres que formaban durante el combate, al que enterraron en un lugar de la selva survietnamita, y el fin secreto, recuperar también un tesoro de lingotes de oro que el gobierno de Estados Unidos había enviado al gobierno survietnamita, que ellos encontraron en un avión accidentado y enterraron cerca de su amigo muerto. Habiendo perdido las referencias del lugar exacto, deciden ir en su busca cuando restos de ese avión son hallados, décadas más tarde. El tema del retorno al lugar de acción –o al lugar del crimen- no es nuevo en el cine, tampoco la banda de sonido, que incluye… ¡La cabalgata de las walkirias!, como en Apocalypse Now.


5 sangres se desarrolla desde un buddy film hacia el film bélico, porque estallan conflictos entre ellos y una banda de ladrones que están enterados de su búsqueda, en una subtrama que no agrega nada más que metros de rollo. La peripecia hacia el tesoro se articula con flashbacks de su acción bélica anterior: la pantalla se encoge, y encontramos a los mismos actores haciendo de ellos jóvenes, como si no hubiera diferencia entre estos y aquellos que fueron. Los personajes son estereotipos, fijados en una sola conducta sin pliegues, y desconocemos el por qué de entronizar al muerto como el líder cuyas palabras aún resuenan en las conciencias de sus amigos, como mandatos. Cinco soldados que han sido enviados a una guerra que les es ajena, como la radio del Vietcong se encarga de recordarles a diario.

Lee ha decidido combatir violencia con violencia. Su película es una sucesión de actos violentos hasta que en un punto una se pregunta si quedará alguien vivo para contar la historia. Los episodios de acción se suceden con vértigo, sin que observemos mayores reacciones o evoluciones en los personajes. Solo uno de ellos (Delroy Lindo) es más torturado, tiene una conducta inesperada.


Pero el film posee también su costado de ensayo político, como todo el cine de Lee. Presente, pasado y escenas de la vida real con tomas de archivo y tomas actuales del movimiento Black Lives Matter (Las Vidas Negras Importan) ilustran su objetivo: oponerse a una política que es ajena a la comunidad afrodescendiente, y luchar por la liberación de la raza negra. Un prólogo con Malcolm X y un epílogo con Martin Luther King oponiéndose a la guerra de Vietnam son por demás elocuentes y revisten actualidad. Spike Lee presenta así los dos frentes de lucha de sus hermanos: el externo, en una guerra ajena que envió al frente más negros que blancos, y el interno, donde hoy el poder sigue exterminándolos. Pero este mix de motivos –la guerra de Vietnam, el estado de la negritud- no encuentra un buen desarrollo en ninguno de los casos, parece una intención de deseos y no un film acabado. Una lástima, en la primera película que presenta esa guerra desde el punto de vista de sus víctimas negras.

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