29 de septiembre de 2010

Una familia muy normal





Mi familia (The Kids are All Right)


Dirección: Lisa Cholodenko. Guión: Lisa Cholodenko y Stuart Blumberg. Estados Unidos/2010.



Las películas de familia han visto todos los formatos, todas las variantes, y han dado testimonio de los cambios sociales producidos en los Estados Unidos sobre todo y en el resto del mundo, a través de las décadas.

La última creación de Lisa Cholodenko no se aparta de esta tradición, por el contrario: su comedia, que sigue un esquema de género convencional, es fiel reflejo de las transformaciones que están operándose en la organización familiar. Nunca más actual el tema entre nosotros, a semanas de haberse legalizado el matrimonio igualitario. Mi familia aborda los problemas clásicos que se entablan en cualquier seno familiar: desencuentros entre una pareja que ya lleva muchos años de convivencia, hijos que crecen y devienen independientes, sexualidad adolescente, un tercero en discordia… en fin, nada exótico. Lo peculiar es que esta familia tiene dos madres, y ningún padre conocido. Cuando los dos hijos (Mia Wasikowska y Josh Hutcherson) deciden encontrar al hombre que donó su semen para concebirlos –cada hijo tiene distinta madre biológica y son fruto de un mismo donante- salen a la luz las fisuras que tiene esa estructura. El hombre (el encantador Mark Ruffalo) es un solterísimo seductor que no sabía de la existencia de esos hijos y de golpe encuentra la posibilidad de tener una familia que nunca había soñado. Pero su instinto paternal está en nivel cero, y el de discreción, peor aún, con lo cual las situaciones relacionales van empeorando a medida que avanza su intimidad con todos ellos.

Cholodenko ha demostrado su interés por trabajar con íconos femeninos del cine más progre americano, tales como Patricia Clarkson en High Art (1998) y Frances McDormand en Laurel Canyon (2004), logrando obtener en ambos films lo mejor de ellas. En esta última recurre a otras dos excepcionales actrices: Annette Beining y Julianne Moore. Beining ya es mencionada como posible candidata a ganar el próximo Oscar o el Globo de Oro por su composición de Nic, la mujer hiper potente, dominante y controladora, que ahoga su vulnerabilidad en el vino, y ve peligrar su estructura laboriosamente construida cuando este extraño pretende inmiscuirse en su familia. Moore ya parece enrolada en las películas que de una u otra manera tratan la temática gay, como Las horas, Lejos del paraíso, Sólo un hombre, o Chloe. Jules, su personaje –los nombres son todo un subtema-, no está satisfecha con su rol de mujer doméstica y quiere comenzar alguna ocupación, pero nunca cuenta con el apoyo de su pareja. Entre ambas tampoco el sexo está funcionando bien, y la llegada del extraño despierta en ella –como en el resto de la familia- sentimientos confusos y contradictorios. Las escenas de Jules cargando con todas sus dudas pasan por momentos desopilantes. Ambos personajes son creaciones muy personales, y nunca se acercan a los estereotipos de la pareja de lesbianas.

Cholodenko (izq.) y su pareja la compositora Wendy Melvoin

Cholodenko tiene ya una filmografía previa interesante, más radical, sobre el tema gay, y aborda este asunto de las nuevas familias –que tiene algunos rasgos autobiográficos-, la intimidad conyugal de la pareja homosexual, el amor, la fidelidad y el adulterio, con inteligencia y sensibilidad. Sin evitar el lugar común del triángulo en ese juego de relaciones, Cholodenko vuelve a mostrar su talento para narrar una historia. En la primera parte, prima el tono liviano lleno de humor, con situaciones y diálogos hilarantes. Cuando el conflicto se acentúa, el rumbo y las decisiones del film hacia posturas tradicionales, conservadoras o establecidas no siempre trasuntan una mentalidad o ideología tan amplia o progresista como parecía en un principio, como si no se animara a llegar a extremos. Ante la reacción de algunos grupos de lesbianas sobre su defensa de valores tradicionales, la directora respondió que su intención no era política sino dramática, y no pretendía con este film revolver paradigmas sociales. Sin embargo, ha logrado una deliciosa película destinada al gran público, no para el gueto, que plantea con naturalidad un tema polémico y poco frecuentado, casi tabú, y eso ya es muchísimo decir.

Al finalizar la función para la prensa, se oyeron comentarios de varones argentinos ofendidos por el mundo de mujeres autoabastecidas que propone Cholodenko. Si esa es la respuesta entre críticos, a quienes se supone entrenados para asomarse a mundos alternativos con una mirada abierta, promete ser muy discutida la reacción que suscite en el público en general.

Josefina Sartora


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