22 de septiembre de 2010

Una vida de película

Lula, el hijo de Brasil (Lula, o filho do Brasil). Dirección: Fábio Barreto, Brasil/2009.

En plena campaña electoral, en Brasil -y ahora en Argentina- se lanzó el último film de Fábio Barreto, Lula, el hijo de Brasil. Se trata de la historia ficcionalizada de los inicios de quien llegaría a ser por dos períodos consecutivos presidente de Brasil, desde su nacimiento en una pobre vivienda del sertón de Pernambuco en 1945 hasta su absoluto liderazgo del sindicato de obreros metalúrgicos en 1980.


Fábio Barreto (director de Lambada, no confundirlo con su hermano más famoso y también director de cine, Bruno Barreto), eligió narrar la historia del presidente como la saga de un héroe que se eleva por sobre las adversidades y jamás se da por vencido.

La heroína de esta historia es su madre Lindu (una excelente Glória Pires), quien se aleja primero de una vida en la miseria, en un viaje de trece días en camión llevando a su familia hasta Santos, y después se separa de un marido infiel, alcohólico y violento, quien le había dado siete hijos. En su vivienda de una favela de San Pablo, les enseña a sus vástagos la importancia de educarse y tener una profesión, para “llegar lejos”. Ella los acompañará desde muy cerca controlando que no se aparten de la senda que les ha trazado.

Lula cumple los mandatos de esa madre fuerte y poderosa haciendo estudios de tornería, trabaja en una fábrica y llega a la militancia sindical en plena dictadura militar. En sus comienzos, la actividad sindical representa para el joven Lula una salida de la depresión por el duelo de su esposa e hijo, muertos en el parto. El joven lleva sangre nueva a las estructuras sindicales, además de su inteligencia y capacidad para la negociación.

El melodrama, género frecuente en el cine latinoamericano, está presente en toda la narración de la historia de José Ignacio Lula da Silva. Desde la mirada implacable hacia un padre monolítico -casi una caricatura-, quien explota a sus hijos pequeños para que trabajen; el estrecho vínculo con su hermano, torturado por los militares; la romántica relación que tiene durante años con su novia Lourdes, idealizada y muerta en plena juventud; el encuentro con Marisa, con quien tiene una situación en espejo: ella es una viuda con un niño y acaba de perder a su esposo, y se convertirá en su segunda mujer.

El actor Rui Ricardo Dias construye un personaje muy verosímil, aunque de pocos matices, como ocurre con todos los personajes del film. Lula es hombre de una sola pieza del principio al fin, inquebrantable, sólo abatido cuando mueren su mujer e hijo. Partidario del diálogo y la conciliación, opuesto a la violencia, con su astucia encuentra el modo de imponerse en un sistema de entramado sindical que al principio le resulta ajeno.

Uno de los momentos clave del film es el discurso que da el líder en un estadio, frente a unas 100.000 personas. Sin micrófono, pide que los más cercanos repitan sus frases para que las oigan los más alejados. Así, la reivindicación de los trabajadores y el llamado a la huelga pasa de boca en boca, transmitiendo en oleadas el magnetismo del orador. A la salida del encuentro, los obreros recibirán una arbitraria represión policial.

Es de tanta importancia lo que cuenta el film como aquello que calla: si por un lado conocemos los discursos de Lula, que despliega su carisma ante una multitud enfervorizada por su elocuencia, poco se sabe de sus conquistas sociales como líder de los trabajadores metalúrgicos. Tampoco conocemos su ideología política, ni las verdaderas causas por las que devino semejante líder. El film tampoco profundiza sobre la dictadura que vivía Brasil durante el ascenso de Lula, si bien están mostradas algo livianamente la represión y las arbitrariedades que entonces se cometían, con la inclusión de algunas imágenes documentales.

Por otra parte, la historia se interrumpe en 1980, con el sindicato bajo el control del gobierno, cuando Lula, en medio de una prisión de 30 días, obtiene el permiso para asistir al entierro de su madre, de quien se aún oye la frase “no te des por vencido”. A continuación, un escrito final informa que entre 1989 y 1998 Lula presentó 3 veces su candidatura a la presidencia del país. Se sabe que accedió a ella en 2003 y fue reelecto en 2006. Imagino que el silencio sobre la carrera política de Lula obedece a que puede haber ya una secuela de este film, que narre el pasaje de Lula del liderazgo sindical a la actividad política, con la creación del Partido de los Trabajadores, su rol como diputado, sus postulaciones y su llegada a la Presidencia. Sin embargo, estas carencias pueden ser en parte la causa por la que esta película no haya tenido en su país el éxito de público que se esperaba.

Por su título -Lula el hijo de Brasil- el film parece decir que Lula es un fruto propio de su país. Lo cierto es que el personaje constituye un fenómeno social y político, y esta película muestra el perfil y la naturaleza de alguien surgido de una arraigada pobreza hasta llegar a ser quien impulsó ese subcontinente a ocupar el lugar de la gran potencia de Iberoamérica, y se convirtió en uno de los personajes más influyentes de nuestra época.

Josefina Sartora

(Nota publicada también en Le Monde Diplomatique, septiembre de 2010)

No hay comentarios:

Publicar un comentario