7 de octubre de 2010

Un hombre íntegro



Che, un hombre nuevo


Dirección: Tristán Bauer. Guión: Carolina Scaglione y Tristán Bauer. Argentina-Cuba-España/2009.

Convertido en uno de los íconos del siglo XX, el Che Guevara ya cuenta con una abundante filmografía que aborda su vida y obra tanto a través del documental como de la ficcionalización de su historia. Esa profusión de películas sobre el tema no hicieron mella en Tristán Bauer, quien durante años llevó a cabo una exhaustiva investigación que recorrió tanto los lugares donde actuó el Che, como una profusa documentación fílmica y escrita.

Con Carolina Scaglione durante más de una década buscaron, entrevistaron, ganaron la amistad de familiares del Che, que confiaron en ellos para que en su película dieran a conocer sus abundantes manuscritos –el Che anotó durante toda su vida cada libro que leía, con algunos comentarios; sus diarios, que inicia en su viaje en motocicleta por América, durarán toda su vida-. Recuerdo cuando en los años ´90 hicimos algunos trabajos juntos, Bauer y Scaglione ya revisaban la vida del héroe, entrevistaban conocidos, gestionaban en Cuba y Bolivia para conseguir material para el deseado documental. Después vinieron las trabas, los robos, otros films sobre el Che, hasta que ahora, desde un lugar de trascendencia política, pudieron llegar al final de esa larga trayectoria.

Originales inéditos del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, filmaciones familiares de los hermanos Guevara, grabaciones del Che leyendo poemas a su esposa Aleida March, todo queda expuesto Che, un hombre nuevo. Es un logro muy significativo que el presidente Evo Morales levantara la prohibición de consultar y publicar los registros secretos de las tareas del ejército que acabaron con sus sueños y su vida.

Con una clara intencionalidad pedagógica, la película recorre toda la vida del Che, desde su infancia en Rosario, sus viajes por América, su compromiso con la causa cubana y, muy largamente, su labor política como funcionario de la Revolución en Cuba. El film no contiene una sola entrevista a quienes lo trataron o conocieron, ni a sus compañeros ni autoridad histórica alguna, sino que se construye totalmente con imágenes documentales de las actividades del Che –muchas vistas por primera vez en cine-, sus discursos y textos manuscritos y alguna recreación de sus hechos épicos, como el desembarco en Cuba en 1950, o imágenes de la selva cubana o congolesa. Esas imágenes recorren su ideario y su puesta en práctica, desde su concientización ideológica en Guatemala y México, su lucha en la Sierra Maestra, su actividad como Ministro de Industria, sus discursos, de una oratoria seductora y vibrante, y la correspondencia amante y fecunda que sostuvo con su madre durante toda su vida. El Che no sólo escribió diarios durante toda su vida, sino que también desde los 17 años desarrolló una cuaderno filosófico con reflexiones sobre ideas y escritores, lo cual lo muestra como un hombre de pensamiento y no sólo de acción.

El elaborado trabajo de montaje de los realizadores supera incluso al del film Cortázar, su otro documental construido sobre las huellas de un ausente. Algunas elecciones, como el tono solemne y la música grandilocuente, innecesarios porque la figura del Che ya es de por sí enorme, no resultan tan acertados como el sonido del cello, más acorde con la presentación del hombre reflexivo, además de combativo.



Algunos puntos han quedado poco claros en la historia del Che, y el film no puede develarlos: qué determinó su alejamiento de Cuba –al parecer, su convicción de que allí su tarea estaba cumplida, y su personal necesidad de llevar la revolución a oros países, primero al Congo y después a Bolivia, con sendos fracasos-; por qué volvió de incógnito -¿o clandestinamente? a Cuba por unos días, a ver a su familia; por qué Fidel Castro no colaboró con ninguna de sus misiones revolucionarias, todas son incógnitas históricas que tal vez necesiten tiempo para ser respondidas.

Muchos de nuestra generación sentirán resonancias armónicas al oír palabras que la postmodernidad, con la seudo muerte de las ideologías, parecía haber eliminado del vocabulario, y que constituían el lenguaje del Che en sus elocuentes discursos: imperialismo, patria, liberación, el hombre nuevo. Algunos dicen que ese lenguaje atrasa. Para muchos otros, es música para nuestros oídos.

Josefina Sartora

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