11 de enero de 2011

Chabrol y Rohmer escriben sobre Hitchcock




Claude Chabrol y Éric Rohmer, Hitchcock, Buenos Aires, Ediciones Manantial, 2010.




En 1957, Claude Chabrol y Éric Rohmer eran críticos de los Cahiers du Cinéma, semillero de la nouvelle vague, compañeros de François Truffaut y Jean-Luc Godard, antes de que todos pasaran a la dirección de cine en 1959. Estos jóvenes iconoclastas son quienes establecieron el concepto de cine de autor, rescatando la obra de algunos directores de Estados Unidos, como Howard Hawks por ejemplo, al tiempo que atacaban el cine teatral que se había producido en Francia hasta entonces. Ellos son los primeros en proclamar la maestría de Alfred Hitchcock, un director considerado menor hasta entonces. Juntos, Chabrol y Rohmer publican este análisis cronológico de la obra del maestro –cuyas enseñanzas llevarán a la práctica más tarde en su propia obra-, el primer libro dedicado a él, anterior al que más tarde publicaría Truffaut con las célebres entrevistas al director inglés.


Ediciones Mananatial agrega a su interesante catálogo sobre cine y sobre estudios culturales esta obra insoslayable para los cinéfilos. Juntos en el trabajo como lo estuvieron en la muerte, acaecida para ambos en 2010, Chabrol se ocupa de analizar las obras del período inglés de Hitchcock y las primeras realizadas en los Estados Unidos (1923-1947) y Rohmer analiza las últimas, desde Festín diabólico (1948) hasta El hombre equivocado (1956). Afortunadamente, se agrega también un trabajo que Rohmer publicara posteriormente sobre Vértigo (1958).



Chabrol y Rohmer en los ´50
El punto de partida del análisis, premisa o gran conclusión abarcativa es que Hitchcock pone en escena y organiza en el espacio una idea metafísica, que determina cada film. Es aguda la mirada de estos críticos que sintetizan las características del director que atraviesan toda su filmografía: la idea del intercambio, que se presenta con diversas manifestaciones –la más frecuente, la del falso culpable o la transferencia de culpabilidad-, la utilización de los símbolos, sobre todo los cristianos, las rupturas de tono, los tormentos de la mujer.

Admirables resultan sus análisis de ciertas tomas y movimientos de cámara, la funcionalidad y el uso de los primeros planos, el uso de las elipsis, detalles de forma y significado que se extrañan en la crítica que leemos actualmente. Los maestros franceses desarrollan cuán lejos llega Hitchcock a través de la anécdota, y sólo queda la curiosidad por saber qué hubieran escrito sobre sus obras posteriores, notoriamente Psicosis o Los pájaros.

Josefina Sartora

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