31 de marzo de 2011

Anticipos del 13er Bafici

En pocos días más, tendremos el 13er Bafici, del jueves 7 al domingo 17 de abril. Haciendo una rápida cuenta, vi unas 30 películas programadas en las distintas secciones. Algunas en el Festival de Viena, otras en el de Mar del Plata o en el de Transilvania, las últimas por préstamo de colegas, puedo anticipar algunas impresiones sobre ellas antes de que comience el Bafici, ya que después la vorágine deja poco tiempo para escribir. Y de esta manera los lectores podrán hacer sus propias listas de elecciones antes del Festival.


Competencia Internacional:


Morgen. Marian Crisan, Rumania-Francia-Hungría /2010.

Es este un film rumano con varios motivos caros al cine de ese país. El protagonista es un guarda de seguridad gordo cuyo mayor interés es pescar en un río cercano a su casa, en la zona de frontera con Hungría. Allí encuentra a un turco que está tratando de llegar a Italia, a quien por falta de dinero lo dejaron abandonado. El gordo lo acoge, oculta en su sótano y le prometa ayudarlo mañana, y se guarda su dinero. A partir de allí, crece una amistad entre ambos, entre los cuales el diálogo es imposible. Sin embargo, el film rebosa humanidad, fallas humanas atendibles, y buena voluntad, sin mayores exigencias. Es graciosa la relación de la pareja protagonista con el hermano de la mujer, un hombre influyente que no se muestra conforme con la vida que el guarda le ha dado a su hermana.

Se trata de una de esas situaciones insólitas que aborda el cine rumano, que bordean el absurdo y tienen como fondo nunca superado la represión que ha vivido el país. En este caso, siempre está latente la amenaza de la autoridad ante el inmigrante ilegal.



A espada e a rosa. Joâo Nicolau, Portugal-Francia/2010.

Ya estoy cansada de esas películas -que ahora abundan- sobre jóvenes desocupados o aburridos que salen al camino en busca de alguna pasión que no tienen adentro. Es ésta una comedia surrealista que juega con el absurdo, en la que el viaje se realiza en una nave pirata, y en medio de delirios y fantasías se abordan temas como la amistad, los sueños y la droga, con incursiones en el musical. Este delirante y excesivamente largo film portugués fue proyectado en Viena en una sala llena que de a poco fue despoblándose.



Competencia Cine del futuro:

Aardvark. Kitao Sakurai, Japón-Argentina/2010.

Un film inclasificable, dirigido por un hombre joven muy simpático que se me presentó como mezcla de japonés, yanqui y argentino. Gastón Solnicki es uno de los productores del film, y fue operador de luces. Lo más fácil sería decir que se trata de un film indie, coproducción entre Estados Unidos y Argentina, pero vayamos un poco más adentro: creo que es la primera película que veo en mi vida cuyo protagonista esté interpretado por un actor ciego.

Sigamos: en un registro casi documental, vemos cómo vive ese hombre solitario, que se las arregla bastante bien en su vida cotidiana, acude a un grupo de recuperación del alcoholismo y reza arrodillado junto a su cama. El primer plano del film podría engañar: una panorámica de un bosque muy frondoso, donde Larry se abre paso con su bastón, con dificultad pero tenazmente, entre malezas, árboles caídos y trampas del terreno. Sakurai viene de la fotografía, y eso se nota en las bellos planos del film. Pero en seguida se abandona lo bucólico para pasar al ámbito urbano, donde la vida es aun más dura. Larry conoce a Darren, un instructor de judo y empieza esta práctica, encontrando una actividad placentera y estimulante y un nuevo amigo, que le abrirá nuevas alternativas de vida. Pero Darren está involucrado en asuntos no muy limpios, que derivan en hechos de violencia. Sin buscarlo, casi sin darse cuenta, Larry tendrá su propio descenso a los infiernos.

Como dije, se trata de un film insólito, en el cual los cuerpos cobran una importancia vital: la visión que falta a Larry es reemplazada por lo táctil y el peso corporal. Es clave la escena en que van a un show, y la stripper termina arriba de Larry, bailando contra su pecho. Cuando Larry decide investigar qué ha sucedido con su amigo, entramos en un terreno siniestro que evoca lo más denso de David Lynch. Esta segunda parte del film, que se aleja de lo documental y entra en la ficción como un noir muy libre, bordea peligrosamente el precipicio. La actuación de Larry Lewis es muy inquietante, con esa mueca de los ciegos, cuya sonrisa no quiere decir lo mismo que en una persona vidente. Terminé entusiasmada con la propuesta, original y arriesgada, de Sakurai, aunque el público, algo desconcertado, no parecía tan entusiasta. Es de esperar que el Bafici, que apuesta por opciones extremas, elija esta película.



La vida sublime. Daniel Villamediana, España/2010.

Otro film de jóvenes que emprenden el viaje iniciático, más atendible que el portugués, aunque no me convenció totalmente. Cuando vi su anterior El brau Blau en el Bafici de 2009, ese film de Villamediana me había parecido un buen ejercicio casi experimental, un unipersonal de un asceta solitario obsesionado con el toreo, que asume el entrenamiento como una meditación trascendental. En La vida sublime, desde el título todo parece demasiado ambicioso: el protagonista, otro aburrido, decide ir en busca de una pasión. En verdad, quien sí tuvo una pasión fue su abuelo, y él sigue sus pasos desde Castilla la ocre (¿qué tienen de malo los ocres castellanos?) a la luminosa y colorida Andalucía. Ello da motivo a buenas imágenes turísticas, entrevistas a diversos personajes que, si bien con gracia, hablan con una superficialidad que impera en todo el film. En fin, para mí, la pasión es otra cosa. Pero reconozco que puede tratarse de cierta distancia generacional, ya que a mis colegas más jóvenes los entusiasmó más que a mí.



Panorama

Un homme qui crie. Mahamat-Saleh Haroun, Chad-Francia-Bélgica/2010

Por fin un film africano, y muy valioso, que ganó en Cannes el Premio del Jurado, equivalente a un segundo premio de la Competencia. Un film que, si bien dotado de un poderoso –e inevitable- color local, habla de verdades humanas en diversos niveles. En un país siempre sacudido por las guerras civiles, Adam y su hijo Abdel trabajan en la piscina de un hotel de lujo. Adam ha sido campeón de natación, y su trabajos en la piscina ha pasado a constituirse en su identidad. Cuando la gerencia decide que lo reemplace su hijo más joven y lo destina a controlar la valla de entrada al hotel, se siente tan humillado como el protagonista de El último hombre de Murnau. El viejo león no soporta ceder su lugar a la nueva generación, y elude pagar su tributo al ejército, lo cual implica que su hijo sea reclutado a la fuerza y enviado al frente. Adam ha recuperado su cetro. Ese hombre egocéntrico no comprende la magnitud de su falta hasta que la novia de Abdel se presenta encinta, al tiempo que las luchas llegan a la ciudad. Entonces asume su responsabilidad y sale en busca de su hijo. Adam no grita, llora a solas, buscando algún tipo de redención. Adam, Abdel: los nombres cargan por sí mismos con todo un contenido simbólico que no necesita de líneas de diálogo. Con una sobriedad admirable, y la interpretación ajustada y expresiva de Youssouf Djaoro, quien pasa de la dignidad y el rigor a la humillación y la culpa casi sin palabras, estamos frente a una tragedia clásica dominada por la desesperación.



Trayectorias

Carterpillar. Koji Wakamatsu, Japón/2010

Como siempre, el enfant terrible japonés nos da un cine duro y cruel, sin contemplaciones. Fin de la guerra chino-japonesa: un teniente es devuelto a su casa con todos los honores, tres medallas y en su pueblo rural es declarado Dios de la Guerra, por su defensa del Emperador. El teniente Kurokawa ha quedado sin habla y sin miembros, reducido a un torso y una cabeza desfigurada. Cuando en los momentos más dramáticos se arrastra por el piso, semeja una oruga, traducción de Carterpillar. Y su vida no es muy diferente a la de un animal. Su esposa no tiene otra opción que asumir su deber de cuidarlo, como ejemplo para todas las mujeres de los soldados en combate. El film es un duro alegato antibélico, cuestionador de las acciones de guerra. Habiendo sido un violador y asesino de mujeres durante las batallas, el teniente exige a su esposa tener sexo a diario, tal vez como la única manera de hacer valer su hombría.

Como dice el director, describir la guerra no significa sólo mostrar los disparos o las batallas. Wakamatsu se interna en la intimidad de una pareja que debe vivir su conflicto a solas, y no ahorra detalle desagradable de lo que se vive en esa intimidad: los juegos de poder, el deber y el derecho, el castigo, la desesperación están mostrados en escenas lacerantes. La actriz Terajima Shinobu debe atravesar prolongados y arduos primeros planos de dolor, haciéndose cargo del drama de la pareja. Su actuación, tan impactante como la del impedido Onishi Shima, le valió un Oso de Plata en Berlín.

Mientras tanto, pasan los años y las distintas guerras se suceden, para las cuales el Imperio sigue reclutando a todos los jóvenes de ese pequeño pueblo de agricultores, que van al frente ciegos en su acendrado nacionalismo. Finalmente, conocemos los números de las victimas de cada ataque atómico, y de cada guerra sostenida por Japón. Un trabajo incontestable.



Aurora. Cristi Puiu, Rumania/2010

Magnífica nueva realización de esta mina inagotable que es el nuevo cine rumano, regreso de quien considero el más talentoso de esta generación, cinco años después de La muerte del señor Lazarescu. Presentada en Cannes, el propio director encarna a un hombre oscuro y solitario que se encuentra en un momento crítico de su vida, y que durante dos días prepara minuciosamente un crimen. La película se niega acérrimamente a dar información o explicaciones de lo que sucede, o a contar los antecedentes, o la relación que hay entre los personajes, o por qué el hombre los mata. No es un film fácil, no hay concesiones al espectador, incluso al finalizar el film, quedan numerosos aspectos sin información. Dijo Puiu en una entrevista: “La premisa del film es que uno nunca sabe lo que el otro está pensando. Es bastante complicado expresar qué sucede dentro de nuestro propio cerebro, así que ¿qué podemos saber acerca de los otros?” Sólo sabemos que tras un aspecto manso se oculta un hombre violento. Por tres horas, la cámara no lo abandona jamás en sus vagabundeos por la ciudad, por su departamento desquiciado, en un recorrido sin objetivos claros pero registrado al detalle, al punto que casi se llega a perder la noción del tiempo, en largos planos e insólitos enfoques y encuadres. Los diálogos, escasos, son de una violencia lacerante. Puiu no hace literatura, ni psicología, sino cine en el grado más absoluto, sin miedo a asumir riesgos, igual que su personaje. Un thriller totalmente personal que viene a romper con el género.

Un guiño simpático, en medio de un film tan siniestro: está allí en un papel secundario la ubicua Luminita Gheorghiu, con el mismo personaje de la enfermera Mioara, la que acompañó al señor Lazarescu en su descenso a los infiernos, siempre dispuesta a ayudar al prójimo.



Uncle Boome Who Can Recall His Past Lives. Apichatpong Weerasethakul, Tailandia/2010

Lo mejor de Apichatpong, o por lo menos, su película que más me ha gustado, constituye un viaje a lo fantástico-maravilloso, una película imprevisible, llena de sorpresas. Boomee está enfermo, y decide ir a morir a su pueblo al norte de Tailandia, cerca de Laos, una región convulsionada políticamente. En la casa de su cuñada, una sensible mujer que lo acompañará antes de su partida, es visitado por el fantasma de su esposa, muerta joven, y de su hijo desaparecido años antes, reencarnado en una suerte de orangután fantasma de ojos luminosos, que deambula junto a otros semejantes, en una alusión al pasado trágico del país. Esta apretada sinopsis no hace más que dar una idea de un film que, como los anteriores Blissfully Yours (2002), Tropical Malady (2004) y Syndromes and a Century (2006), rehúsa los nexos lógicos y las relaciones causales, rinde homenaje e incluye elementos de la mitología tailandesa y del budismo a la vez que alude a la represión política, pasada y presente.

Apichatpong dijo al presentar su película en Viena que la clave es “dejarse ir”, y en efecto, el film es como un hermoso sueño, una experiencia meditativa. Nuevamente, demuestra su talento para filmar la selva, sus lugares y sus sonidos, y cómo inter-relacionar lo real con lo mítico. Creo que Apichatpong es uno de los directores más originales del momento, coherente consigo mismo, de una cinematografía bellísima, donde la fuerza de la naturaleza ocupa un lugar tan especial como los mundos paralelos.

Tal vez el film más accesible de este director, le valió la Palma de Oro en Cannes, en lo que muchos ven como una moda orientalista en el cine mundial. Como sea, es de esperar que ese galardón sirva para que tenga alguna difusión en nuestro medio, donde si bien estuvo de visita en el Malba presentando su obra, jamás se ha estrenado una película de Apichatpong Weerasethakul.



Ha Ha Ha y Oki´s Movie. Hong Sang-soo, Corea del Sur/2010

Como sucediera en Mar del Plata, el Bafici presenta las dos películas que Hong realizó en 2010. Creo que estamos ante el realizador coreano con la obra más interesante en los últimos años, en la cual aborda siempre los mismos temas y motivos: el suyo es un cine de bifurcaciones, cada película tiene dos o más aspectos, o cuenta más de una historia, como el caso de Ha Ha Ha que desarrolla la peripecia de tres protagonistas que circulan por los mismos lugares sin encontrarse. El impecable Oki´s Movie está estructurado en cuatro partes o cuatro cortos, todos con los mismos personajes que forman un triángulo, en distintos momentos de su relación, y que no siguen un orden cronológico. Es casi perfecto el último corto, en que Oki pasa al primer plano y cuenta dos paseos que hace al mismo lugar con los dos hombres diferentes. En el relato, Hong lleva al extremo su obsesión por la diferencia y repetición, que plantea en todos sus films. Hong da tarea al espectador, que debe armar las piezas de sus películas, ir y venir en el tiempo, recorrer los entramados entre los personajes. Estos siempre están relacionados con el cine de una u otra manera: son directores, guionistas, estudiantes o profesores de cine, y Hong no vacila en burlarse un poco de todos ellos. Encuentros frustrados, desencuentros, mucho alcohol, relaciones sexuales ocasionales abundan en sus films, que evocan las relaciones frustradas de Antoine Doinel en las películas de Truffaut y los sumamente dialogados encuentros en el cine de Rohmer. Pero en estos dos últimos films creo que Hong trata esas relaciones con mayor ternura, con solidaria simpatía, como si ahora sí, el encuentro fuera posible.



Poetry, Lee Chang-dong, Corea del Sur/2010

Otro hermoso film coreano, a la altura de los anteriores de Lee: Oasis o Peppermint Candy. Otro melodrama, desde el punto de vista de una mujer que, después de los sesenta, decide que quiere escribir poesía. Algo excéntrica, la señora se encarga con dificultad de criar a su nieto, involucrado en un grave hecho de violencia. La mujer enfrenta objeciones de conciencia, mientras la sociedad parece aceptar el hecho naturalmente. Aunque su salud está deteriorándose, ella vive con gran vitalidad, cuida de un anciano y trata de aportar a su vida otra sensibilidad. Es clave que cuando ella empieza a olvidar las palabras, quiera dedicarse a la poesía. El aspecto relacionado con la actividad literaria es quizás el menos logrado o el más ingenuo de este film complejo, que plantea temas como el lenguaje y la incomunicación, el dolor y la culpa, el deber y la reconciliación. Y las diferencias entre las conductas femenina y la masculina. Un personaje hermoso y muy emocionante, en la impecable actuación de la veterana actriz Yun Jung-hee.



Essential Killing Jerzy Skolimowski, Polonia-Noruega-Irlanda-Hungría/2010

Film ganador de la Competencia Internacional en Mar del Plata, con una propuesta radical: narra la odisea que vive un hombre árabe cuando es capturado por el ejército yanqui en el desierto, torturado y trasladado a un innominado país europeo, y su huida en un bosque bajo la nieve. Vincent Gallo ofrece una interpretación absolutamente física, sin pronunciar una palabra, con un personaje que lucha por su supervivencia con toda la fortaleza que le resta, casi reducido a su animalidad. Un film de acción y adrenalina puras, de bellas imágenes ambientales y cargadas de denuncia política, que se niega a los diálogos o detalles argumentales, y abucheado por algunos espectadores.

Josefina Sartora

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