3 de marzo de 2011

El infierno está en casa



Fase 7

Guión y dirección: Nicolás Goldbart
Argentina/2010.


La alegoría de la comunidad que habita un edificio de departamentos tomada como un microcosmos donde se refleja un mundo más amplio ha sido bastante visitada en el cine (La comunidad, Chile 672, etc etc) con cierta cuota de humor o melodrama. En esta opera prima de Nicolás Goldbart se agregan otras dosis de acción y cine gore, en un marco de supuesta ciencia ficción.

En una situación de emergencia sanitaria, el edificio en cuestión queda bloqueado en cuarentena, por la amenaza de un virus mortal. Allí viven Coco (Daniel Hendler) y su esposa Pipi (Jazmín Stuart), en avanzado estado de embarazo. Encerrados, empiezan a surgir entre los vecinos los problemas de cualquier estado de sitio: inconvenientes en la electricidad, desabastecimiento, y sobre todo, una paranoia que se apodera de todos los habitantes, en mayor o menor medida, que va en paulatino aumento. Basta recordar las reacciones que provocó la Gripe A en Buenos Aires no hace mucho tiempo, la cual el film evoca de alguna manera, para ver que Goldbart no se excede en la situación que ha creado, por delirante que parezca. Como es inevitable, se organizan los grupos, se urden alianzas. Coco es –dentro de todo- el hombre con mayor sentido común en el edificio, pero desde su vulnerabilidad elige aliarse con Horacio (la revelación: Yayo Guridi), un paranoico extremo que antes del incidente ya estaba preparado para afrontar cualquier situación de amenaza. Juntos deciden ayudar al acosado Zanutto (Federico Luppi), pero el hombre les demostrará que puede valerse por sí solo, y mantenerse al margen de los bandos.

Mientras tanto, la cuerda se tensa: la situación de encierro deviene claustrofóbica en esos pasillos estrechos y habitaciones mínimas, el alcohol abunda entre los hombres mientras las mujeres permanecen ajenas a la realidad en que viven.

A propósito de paranoias, el equipo de Fase 7 participó también de Los paranoicos, el film de Nicolás Gueilburt y Gabriel Medina. Después de haber colaborado como montajista en obras de gran envergadura como Mundo grúa, El bonaerense, El custodio y otras, Goldbart pasa a la dirección por primera vez. Ha logrado una película correcta, que demuestra profesionalismo, donde tanto el elenco como los rubros técnicos están impecables. El resultado es una película entretenida, con buen humor negro, pero –sin invalidar el film- creo que éste apunta para más de lo que calza. O dicho de otro modo: establecida la situación y el conflicto, el film se agota y vuelve una y otra vez sobre sí mismo. Una vez que Zanutto muestra ser quien es y la cuerda se rompe, se produce una reiteración que agrega disparos, persecuciones por todo el edificio, y la confrontación con el caos exterior, que replica el interno, todo transcurre sin sorpresa alguna.

Pero lo más grueso resulta la teoría de que la crisis generada responda a una gran conspiración para eliminar habitantes –la Fase 7-, o a un nuevo orden mundial propugnado por los presidentes Bush y Henry Kissinger.

Josefina Sartora

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