7 de julio de 2011



La vida privada

Rodolfo Rabanal

Buenos Aires, Seix Barral, marzo de 2011



Esta novela es una apuesta literaria, un ejercicio de estilo, un ensayo de escribir algo diferente sin caer en las tradicionales descripciones de espacio, tiempo, personajes. El juego con el tiempo aparece desde la primera línea: “Debería de haber una fecha que no hay, algo así como martes tanto del mes cuanto del año tal”. En una entrevista Rabanal dice que la novela “ocurre en una suerte de presente continuo”.

La narración, en tercera persona, está a cargo de “el que percibe”, de quien no sabemos siquiera el nombre aunque conocemos algunas vivencias fragmentarias. La novela está emparentada con la llamada “novela de la mirada” o nouveau roman: casi todo es visto por el narrador desde su balcón o su azotea en el centro de Buenos Aires, durante días de un verano caluroso, aunque se superpone un tiempo pasado y otro barrio, el de su niñez o adolescencia. Como sucede en las novelas de Robbe Grillet o Butor la morosidad del relato acosa al lector, pero Rabanal suele salir airoso de esta prueba volviendo a despertar el interés con escenas de acción, casi siempre eróticas. En toda novela experimental el protagonista suele ser el estilo, y aquí es impecable. La repetición de los escenarios y de los personajes unifica los fragmentos de la narración y, si bien no hay introducción, nudo y desenlace llegamos al final -que no es final de nada- llevados por el hilo de Ariadna de un experto narrador.

Rodolfo Rabanal ha escrito más de diez novelas, ha hecho periodismo, poesía y algunos ensayos. Ha vivido en Estados Unidos, Francia, y aunque reside en Uruguay vuelve reiteradamente a Buenos Aires. En La vida privada muestra su fascinación por la Avenida de Mayo, entre Tacuarí y el Bajo porque “esa zona de la ciudad era esplendorosa y su decadencia no lo es menos”. “Cuando era chico siempre me traían al centro, a mí me fascinaba. Así conocí a cantidad de republicanos españoles, y departamentos de la Avenida de Mayo, fascinantes, que a uno lo hacen sentir en Milán. Pero claro, actualmente son espacios que han pasado de la elegancia al abandono". La basura y los cartoneros forman parte de esa decadencia y del folklore de la ciudad proteica, amada seductora hasta en sus mismos defectos, y por lo tanto basura y cartoneros no dejan de aparecer en La vida privada.

Rabanal fue subsecretario de Cultura durante la primavera democrática de Raúl Alfonsín.

Leda Schiavo

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