La separación (Jodáhi-e Nader. Az Sinim)
Dirección y guión: Asghar
Farhadi
Irán/2011.
Extrañábamos el cine iraní. Varios años después del surgir
de una cinematografía tan radical como la de Abbas Kiarostami o Jafar Panahi,
los inconvenientes por los altos costos de importación, y la falta de títulos
resonantes en los festivales hacían pensar que el momento del cine iraní era
asunto del pasado. Basta ver la multipremiada Una separación, de Asghar
Farhadi –que cerró el 13er. Bafici en 2011-, para comprobar una vez más la
vigencia de los directores de Irán, su creatividad e inteligencia y la
profundidad de sus temas.
Una elocuente primera escena pone en autos el conflicto
básico, que tendrá derivas varias a lo largo del film: una pareja explica ante
juez –la cámara ocupa su lugar- las causas de su separación: Sinim quiere
comenzar una vida diferente en el extranjero para lo cual han conseguido las
visas, pero Nader, su marido, se resiste a dejar la casa familiar con su padre
quien sufre de Alzheimer y requiere de sus cuidados. El problema es la hija de
ambos, Termeh, una preadolescente: él se niega a dejarla partir y el juez les
aconseja subsanar sus diferencias. Intuimos que ese dilema envuelve otros
conflictos matrimoniales, no explicitados. Entonces la que parte es Sinim, a
casa de su madre. Esa decisión obliga al marido a contratar una mujer para
cuidar a su padre, y ella llega con una hijita, aunque la tarea a cumplir
parece superior a sus capacidades. A partir de allí, se sucederán las
vicisitudes de esa nueva relación laboral, que va empeorando día a día hasta que
todos terminan nuevamente ante el juez.
Una separación filma con toda naturalidad y realismo los
conflictos que se establecen entre esas dos familias: la de los empleadores -profesionales
burgueses- y la de la empleada -ella muy religiosa, él desocupado y resentido-,
separados por diferencias religiosas y sobre todo de clase. Ambos grupos
sociales se ven envueltos en un conflicto que no parece tener solución, y si la
encuentran, será a costa de transgredir distintas facetas de la honestidad. Tal
vez de manera algo esquemática –pero no sabemos cuánto, debido al sistema
patriarcal de Irán- el film muestra el absoluto acatamiento –incluso temor- que
toda mujer siente ante su marido, aunque los dos personajes masculinos
involucrados parezcan confundidos, erráticos, y tan vulnerables como brutales.
Aún así, ambas mujeres, con sus diferencias culturales, son quienes tratan de
encontrar la solución a los conflictos que van emergiendo entre ellos.
La acción está filmada en planos medios y ágiles en ambientes
cerrados, claustrofóbicos -el departamento, el pasillo, el hospital, la oficina
del juez- donde los hechos se suceden de manera bastante vertiginosa y parecen
escaparse del control de cada uno de los personajes, incluso del espectador, ya
que es frecuente la elipsis. Las actuaciones estupendas –sobre todo Peyman
Moadi y Leila Hatami como Nader y Sinim- aportan una fuerte cuota de realismo y
verosimilitud. Es fundamental la
presencia de Termeh (Sarina Farhadi, hija del director) quien junto a la otra
niña son inquietantes y angustiadas testigos de las debilidades y renuncios de
sus padres.
La anécdota doméstica establece de manera magistral un
cuadro pormenorizado de una sociedad de la que poco sabemos, donde la religión
pesa sobre cada decisión cotidiana, y las diferencias de sexo, educación y
clase son determinantes. Este film que apela a la identificación emocional también
habla de conflictos universales, abre interrogantes –y no juicio- sobre las relaciones
de poder y cuestiones éticas: la relatividad de las conductas humanas, el valor
de la verdad y la responsabilidad. El film tiene un gran final –en simetría con
el formidable prólogo-, que se resiste a cerrar y que apela a la participación
del espectador, como aquella escena inolvidable de A través de los olivos.
Josefina Sartora
Hola Josefina! Cómo andás?
ResponderEliminarTe escribo para felicitarte por tu blog! La verdad que me llevé una grata sorpresa al encontrarlo y más aún al ver que era tuyo! Te sigo de Otros Cines, y la verdad que tus críticas siempre me parecieron las más acertadas, elaboradas, comprometidas y bien redactadas- factor raro dentro del mundo de la crítica cinematográfica.
Al leer tu blog, no pude menos que sentirme identificado con tus escritos (ese placer de saberse, aunque sea mínimamente, acompañado): con unos compañeros estudiantes de cine creamos hace algunos meses un blog, y me sorprendí (a pesar de que me digan que todos los blogs de cine son parecidos) por la semejanza que tiene con el tuyo.
Eso te quería comentar. Ya lo agendé y te leeré seguido. Me estaba costando bastante encontrar a alguien que tuviera ojos para el cine y mano para escribir.
Sinceras gracias.
Te mando un cordial saludo!