2 de mayo de 2012

Una sociedad en conflicto


La separación (Jodáhi-e Nader. Az Sinim)
Dirección y guión: Asghar Farhadi
Irán/2011.


Extrañábamos el cine iraní. Varios años después del surgir de una cinematografía tan radical como la de Abbas Kiarostami o Jafar Panahi, los inconvenientes por los altos costos de importación, y la falta de títulos resonantes en los festivales hacían pensar que el momento del cine iraní era asunto del pasado. Basta ver la multipremiada Una separación, de Asghar Farhadi –que cerró el 13er. Bafici en 2011-, para comprobar una vez más la vigencia de los directores de Irán, su creatividad e inteligencia y la profundidad de sus temas.

Una elocuente primera escena pone en autos el conflicto básico, que tendrá derivas varias a lo largo del film: una pareja explica ante juez –la cámara ocupa su lugar- las causas de su separación: Sinim quiere comenzar una vida diferente en el extranjero para lo cual han conseguido las visas, pero Nader, su marido, se resiste a dejar la casa familiar con su padre quien sufre de Alzheimer y requiere de sus cuidados. El problema es la hija de ambos, Termeh, una preadolescente: él se niega a dejarla partir y el juez les aconseja subsanar sus diferencias. Intuimos que ese dilema envuelve otros conflictos matrimoniales, no explicitados. Entonces la que parte es Sinim, a casa de su madre. Esa decisión obliga al marido a contratar una mujer para cuidar a su padre, y ella llega con una hijita, aunque la tarea a cumplir parece superior a sus capacidades. A partir de allí, se sucederán las vicisitudes de esa nueva relación laboral, que va empeorando día a día hasta que todos terminan nuevamente ante el juez.

Una separación filma con toda naturalidad y realismo los conflictos que se establecen entre esas dos familias: la de los empleadores -profesionales burgueses- y la de la empleada -ella muy religiosa, él desocupado y resentido-, separados por diferencias religiosas y sobre todo de clase. Ambos grupos sociales se ven envueltos en un conflicto que no parece tener solución, y si la encuentran, será a costa de transgredir distintas facetas de la honestidad. Tal vez de manera algo esquemática –pero no sabemos cuánto, debido al sistema patriarcal de Irán- el film muestra el absoluto acatamiento –incluso temor- que toda mujer siente ante su marido, aunque los dos personajes masculinos involucrados parezcan confundidos, erráticos, y tan vulnerables como brutales. Aún así, ambas mujeres, con sus diferencias culturales, son quienes tratan de encontrar la solución a los conflictos que van emergiendo entre ellos.

La acción está filmada en planos medios y ágiles en ambientes cerrados, claustrofóbicos -el departamento, el pasillo, el hospital, la oficina del juez- donde los hechos se suceden de manera bastante vertiginosa y parecen escaparse del control de cada uno de los personajes, incluso del espectador, ya que es frecuente la elipsis. Las actuaciones estupendas –sobre todo Peyman Moadi y Leila Hatami como Nader y Sinim- aportan una fuerte cuota de realismo y verosimilitud. Es fundamental la presencia de Termeh (Sarina Farhadi, hija del director) quien junto a la otra niña son inquietantes y angustiadas testigos de las debilidades y renuncios de sus padres.
La anécdota doméstica establece de manera magistral un cuadro pormenorizado de una sociedad de la que poco sabemos, donde la religión pesa sobre cada decisión cotidiana, y las diferencias de sexo, educación y clase son determinantes. Este film que apela a la identificación emocional también habla de conflictos universales, abre interrogantes –y no juicio- sobre las relaciones de poder y cuestiones éticas: la relatividad de las conductas humanas, el valor de la verdad y la responsabilidad. El film tiene un gran final –en simetría con el formidable prólogo-, que se resiste a cerrar y que apela a la participación del espectador, como aquella escena inolvidable de A través de los olivos.

Josefina Sartora

1 comentario:

  1. Hola Josefina! Cómo andás?
    Te escribo para felicitarte por tu blog! La verdad que me llevé una grata sorpresa al encontrarlo y más aún al ver que era tuyo! Te sigo de Otros Cines, y la verdad que tus críticas siempre me parecieron las más acertadas, elaboradas, comprometidas y bien redactadas- factor raro dentro del mundo de la crítica cinematográfica.
    Al leer tu blog, no pude menos que sentirme identificado con tus escritos (ese placer de saberse, aunque sea mínimamente, acompañado): con unos compañeros estudiantes de cine creamos hace algunos meses un blog, y me sorprendí (a pesar de que me digan que todos los blogs de cine son parecidos) por la semejanza que tiene con el tuyo.
    Eso te quería comentar. Ya lo agendé y te leeré seguido. Me estaba costando bastante encontrar a alguien que tuviera ojos para el cine y mano para escribir.
    Sinceras gracias.
    Te mando un cordial saludo!

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