31 de mayo de 2013

Ponerle el cuerpo a Stravinsky


Stravinsky Boxing Club

 


En ese espacio mágico, subterráneo, de catacumbas, del Centro de Experimentación del Teatro Colón, el barítono Víctor Torres, de frac y pajarita blanca, canta lieder de Schubert, acompañado por Carlos Brítez, quien alterna al piano con Diego Ruiz. Está rodeado por ocho bailarinas núbiles que practican elongaciones inconcebibles, y dos jóvenes que entrenan incansablemente, saltando a la cuerda, ejercitando brazos y piernas. En medio de todo eso, una mujer prepara y amasa ñoquis de papa, mientras el agua hierve. Y el público, ubicado a ambos extremos de ese espacio, se pregunta de qué va todo lo que se le presenta delante.

De esa manera inorgánica, tan atractiva como enigmática, vamos introduciéndonos en la obra de Igor Stravinsky, y específicamente en La consagración de la primavera, de cuyo estreno se cumplen cien años. Ya inmersos en esa obra, Torres realiza un análisis magistral, tanto melódico como armónico, derivado de Leonard Bernstein, con ejemplos al piano –teclado y percusión-; más adelante las bailarinas desarrollarán una bellísima coreografía para la Consagración y por fin, en absoluto silencio, ambos gimnastas se enfrentarán en una pelea de box. 


Gastón Solnicki vuelve a sorprendernos. Ya en Papirosen realizó un admirable documental familiar a calzón quitado, que ganó la competencia argentina en el Bafici de 2012. Su melomanía no es un dato nuevo: su primer film, süden, trató sobre la última visita que hiciera Mauricio Kagel a la Argentina, con la puesta de su última obra, a cargo del conjunto musical epónimo. Por otra parte, hemos coincidido al disfrutar de la abundante oferta musical que ofrece Viena, durante su Festival de cine. Y sabemos que prepara un documental sobre Martha Argerich, que tiene relación con los materiales expuestos en el Colón.

En ésta, su primera incursión en el teatro, Solnicki despliega una cantidad de elementos significativos exquisitos –música, palabra, baile, materia, y sobre todo, cuerpo-, aparentemente dispersos, que se integran de maravilla en una verdadera obra artística original.

Los ñoquis, riquísimos. Una espuma.

Josefina Sartora
Fotos: Sol Levinas

Stravinsky Boxing  Club se ofrece solo por este fin de semana en el Colón.

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