Schroeter.
Una autobiografía
Werner Schroeter con Claudia Lenssen
Buenos
Aires, Mar Dulce, julio de 2013
Werner
Schroeter era un realizador del Nuevo Cine Alemán poco difundido entre
nosotros, hasta que en 2013 la sala Lugones le dedicó una retrospectiva, que
vino acompañada de este libro. Artista rebelde e iconoclasta, Schroeter
desarrolló una filmografía absolutamente original, que promovía el quiebre de
las estructuras sociales y cinematográficas.
Con la
colaboración de la periodista Claudia Lenssen, Schroeter escribe su biografía en
una carrera contra el tiempo cuando sabe que pronto morirá de cáncer, la
enfermedad familiar. Por ello, es este un libro apresurado, incompleto, pero
que lo retrata cabalmente, atravesando toda su obra artística. Autodidacta,
desarrolló casi toda su carrera cinematográfica al margen de los canales
institucionales, con presupuestos mínimos y actores poco conocidos, sus amigos,
que volvía a convocar para cada nuevo film.
Contrario
al cine narrativo, ajeno a toda condescendencia, el cine de Schroeter exuda
plena libertad y refleja su visión del mundo algo arrogante y sus obsesiones:
la ópera, la provocación, la homosexualidad como elección de vida y proyecto de
vida artístico, la crítica al sistema burgués alemán. Sus películas, polémicas,
siempre al borde del escándalo, provocaban reacciones entre quienes las
consideraban subversivas, pero ello no le impidió frecuentar todos los
festivales y recibir premios importantes, que destacaban su propuesta y valor
artístico. Acompañado por sus amigos de siempre, Ingrid Caven, Magdalena
Montezuma, Daniel Schmid, Rosa von Prauheim -también su rival-, Schroeter trabajó
sus obsesiones: la ópera y la Callas, México y Portugal, Salomé -de la cual
realizó cuatro variaciones-, Lautréamont. Porque mientras desarrollaba una
extensa obra cinematográfica, viajero incansable, ponía en escena ópera y
teatro. Desde los clásicos griegos hasta obras de Yukio Mishima y Jean Genet,
siempre en puestas heterodoxas, tanto como presentar un Rey Lear homosexual.
Realizada
su obra más revulsiva y bastante genial, entre la cual figuran los films Eika Katappa, La muerte de María Malibran, Willow
Springs, Viaje blanco y otras,
todas muy autorreferenciales, radicales, Schroeter filma con actores
consagrados: Carole Bouquet para Día de
los idiotas, donde se interna en el tema de la locura y la psiquiatría,
Isabelle Huppert para Malina y Deux, con quienes cultiva una amistad
que duró hasta su muerte.
Marie-Louise
Alemann (“mi madre adoptiva”, dice él) promueve su viaje a Argentina en 1983,
cuando dicta un seminario taller en el Instituto Goethe. El artista evoca la
persecución que docentes y alumnos sufrieron por la dictadura agonizante, que
condenó las entrevistas que realizaban a políticos y gente de barrios marginales.
Schroeter dejó el país cuando sus asistentes y sus familias recibieron
amenazas.
Schroeter
es muy elocuente en su autobiografía. Repasa toda su obra con reflexiones sobre
la relación arte y política, sobre el lugar del artista, sobre la belleza, la
enfermedad y la muerte, temas que desarrollaría en su último film, en las
puertas de la muerte, Poussières d´amour.
Josefina
Sartora
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