Pasaje de vida
Dirección: Diego Corsini
Guión: Diego Corsini y
Fran Araujo
Argentina-España/2015
“No me gusta el mate. Es
amargo, como la Argentina.” Tal el leitmotif de Mario, que le ha servido siempre
para mantener una distancia con sus orígenes y con su historia. Hasta que la
embolia de Miguel, su padre, quien parece haber retornado al pasado le afloja
alguna coraza y lo impele a investigar aquello que ha negado durante unos 40
años.
La película de Diego
Corsini avanza en dos tiempos, el actual en España, donde los envió el exilio,
y el pasado en Argentina. Son los últimos tiempos del gobierno de Isabel
Martínez, el momento de pasaje de los Montoneros de la militancia gremial y
estudiantil a la lucha armada. Y de la brutal contraofensiva oficial. Con ello,
constituye también el momento del pasaje a la clandestinidad. Pasaje
hubiera sido su título ideal.
Se trata de un film que
aborda nuestra historia reciente con respeto y cierta distancia, la que
necesitó Corsini para tratar una historia que algo tiene que ver con la de su
propia familia, aunque se permita ciertas libertades creativas. Los tiempos del
pasado están filmados con una fotografía de tonalidad más baja, con impecable
recreación de época y ambiente en la parte artística, mientras el presente es
más luminoso, de paleta más alta y colores saturados. Si las escenas del pasado
logran una tensión y suspenso sobre todo en los momentos de acción, Corsini
agrega una subtrama romántica en el presente, que poco se relaciona con la
historia y la ablanda dispersivamente, y que se supone viene a poner una nota
de esperanza en el futuro.
El elenco es profuso y
actúa ajustadamente: Miguel Ángel Solá hace su reaparición en esta historia
argentino-hispánica –como él, y también como el director- en su representación
del Mario adulto, y Chino Darín lo encarna en su juventud con solvencia. No
parece acertada la elección de Charo López como Gloria, otra argentina sobreviviente
que tras cuarenta años en España ha perdido todo su acento originario al
hablar, y hace esfuerzos para usar el vos, o para tomar mate. Carla Quevedo es
la burguesa contestataria, como fueron tantas, aunque su personaje parezca
estereotipado, congelado.
El film desatará
polémicas, como en su momento las generó Infancia clandestina, sobre el
accionar de los grupos clandestinos, sobre las traiciones y arbitrariedades de
los dueños del poder, que llegan a la traición familiar. Se discutirá la
posición de los hijos, que han desarrollado una mirada hipercrítica hacia la
militancia de sus padres, que la película acentúa en su uso de la luz y el
color. Resulta algo inverosímil la ignorancia en la que eligió vivir Mario, la
nueva generación, aunque sabemos que esto también sucede.
Josefina Sartora
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