Reflejo
Narcisa
Dirección
y guión: Silvina Szperling
Argentina/2015
Quienes
en los ’70 y ’80 nos interesamos por el entonces contestatario cine
experimental, muchas veces exhibido en el Instituto Goethe, o en el Centro de
Teoría de la Imagen y otros espacios alternativos, nos sorprendimos con la
creatividad de Narcisa Hirsch, de Claudio Caldini, de Marielouise Alemann,
todos referentes de un cine que afincaba en la imagen pura, y sus mutantes y
aleatorias combinaciones. Hoy Narcisa continúa siendo el referente de ese cine
inclasificable, y a sus largos 80 años continúa manejando la filmadora o
cargando proyectores con la vitalidad de siempre.
La
bailarina y videoartista Silvina Szpering incursiona en su opera prima cinematográfica
en la personalidad y el mundo de Narcisa, con un peculiar objetivo: no es el
suyo un documental didáctico ni informativo, sino un ejercicio de observación
por una persona admirada, un retrato estético y personal, un homenaje en suma. Después
de su paso por los festivales, el film se exhibe en el Malba, templo del buen
cine argentino independiente.
El
film comienza pasando, sin que medie texto alguno, de las caminatas en un
paisaje del Sur a Narcisa manipulando un proyector, como si quisiera plasmar,
en las primeras imágenes, su doble vida en la actualidad. Es la voz de Narcisa
la que cuenta retazos de su historia familiar, lee cartas de su madre, poemas, inspecciona
fotos en un ejercicio reflexivo, en una exhibición tímida, respetuosa de su propia
privacidad. Szperling construye un retrato moroso, que respeta los tempi de la retratada, y la acompaña por
sus largas caminatas en la Patagonia, junto a la montaña, donde Narcisa tiene
un segundo hogar. El otoño con su colores, la lluvia, el agua y las piedras, no
escapan a la mirada de la retratista, quien compone un caleidoscopio espiritual
y material para el retrato de esta mujer algo enigmática, en constante búsqueda
de lo trascendente.
El
último segmento del film está dedicado a la reproducción de algunos registros
de la propia Narcisa, realizados a lo largo de los últimos 50 años, con un afán
más testimonial. La cita opera a manera de reflejo entre su obra y su propia
personalidad, con absoluta coherencia. Reflejos que se reiteran, duplicadores,
sugerentes, en los vidrios, en las ventanas, en las lentes que la acompañan en una
poética en consonancia con su aura de misterio.
Josefina Sartora
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