Crespo (La
continuidad de la memoria)
Dirección:
Eduardo Crespo
Guión:
Argentina/2016
Que
el realizador de este documental se llame Crespo, que sea oriundo de la ciudad
de Crespo y que ahora viva en Villa Crespo no es una boutade sino al parecer, una suma de (improbables) coincidencias.
El joven director entrerriano dedica esta película a la memoria de su padre y
con él, a la de su comunidad, identificada con la avicultura. El padre de
Eduardo Crespo murió durante la realización de este proyecto, que está
concebido como medio de preservar la memoria personal y colectiva, tan
evanescente, y elaborar su duelo filial. Su propia voz en off (recurso cada día
más frecuente en el documental argentino) expone sus intenciones, y aborda
temas de la realidad crespina (¿crespense? crespeña?): los scouts, la cría de
pollos, el rugby, y sobre todo, el amor por los orígenes atraviesan este film tan honesto como emotivo.
Incluso encuentra un alter ego, como manera de validar la universalidad de la
búsqueda del padre.
Pollos,
una lechuza, un oso, monumentos y flores son elementos locales, o de la
memoria, que se cruzan con la inmigración alemana propia de Entre Ríos. El film
contó en el guión con la colaboración de Santiago Loza (consagrado en estas
lides) y en la realización con Mariano Schonfeld, quien ya tiene dos películas
dedicadas a las comunidades de origen alemán en Entre Ríos. Crespo había
colaborado con Loza y también con Iván Fund. Toda una troupe de cine del
interior, que se asocia al margen de la corriente urbana del nuevo cine
argentino y se consagra a registrar la realidad de otras comunidades, tan
cercanas y, a veces, tan ignoradas.
Después
de su paso por el Bafici, Crespo llega al Malba, templo del
buen cine argentino independiente. Disfrutémosla.
Josefina Sartora
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