Semana
del cine italiano 2016
Il solengo. Alessio Rigo de Righi y
Matteo Zoppis, Italia-Argentina/2015.
La
excepcional calidad de este documental pequeño y sensible, sobre un ermitaño en
la campiña italiana actual, lo hizo merecedor de su presentación en diversos
festivales –el último Bafici entre otros-, su estreno comercial y ahora en la
Semana del cine italiano en Buenos Aires. En verdad, sabemos sobre el solengo a través del testimonio de los
hombres de su paese, un pueblo
cercano a Roma, pero si bien la distancia es pequeña, el cuadro de vida que
vemos parece de un espacio lejano y ajeno a la realidad romana y fuera del
tiempo. El relato oral sirve de marco para presentar un grupo humano de hombres
cazadores y costumbres ancestrales muestran una época que creemos pasada pero
es actual, sus dichos y acciones rústicas contrastan con la camioneta 4x4 que
conducen.
Solengo refiere a solitario, es el nombre que se
le da al jabalí que se aparta de la manada, y a juzgar por el relato de quienes
lo conocieron, el hombre tenía motivos para serlo, y ha pasado a constituir una
leyenda local. Una fotografía luminosa de los lugares donde habitaba el solengo –el bosque, una cabaña, una
cueva- son tan elocuentes como la palabra de esos narradores.
Solo (Assolo). Laura Morante, Italia/2016
El
título refiere al solo musical, metáfora del estado de la protagonista, una
mujer que adolece de una bajísima autoestima. Si bien se trata de un retrato
personal, éste se va dibujando con la confrontación de la protagonista (Laura Morante, mejor actriz
que directora) con sus ex maridos, sus hijos, sus amigas, y sobre todo su
terapeuta, quien le va haciendo reconocer sus debilidades y fallos. En ella, se
corporiza el mundo de muchas mujeres solas después de los ’50 en sus distintos
planos: trabajo, matrimonios, hijos, vida sexual, soledad. Fragmentaria, con
sucesivos cambios de tono, transita entre la comedia, el melodrama, los sueños
y fantasías. Morante no se queda con una sola versión de su personaje bastante
patético, y arma un caleidoscopio que toca distintas puntas in decidirse por
ninguna. Algunos personajes lamentables –una amiga divorciada, un compañero que
intenta seducirla- no ayudan a mejorar este cuadro de la pequeña burguesía, que
tiene un principio y final tan oníricos como descolocados.
Las
confesiones (Le confessioni). Roberto Andò, Italia-Francia/2016
Lugar
cerrado, un hotel del lujo frente a mar es el espacio donde transcurre este
thriller político y paneuropeo. Los ministros de economía de los países más
poderosos del mundo y el director de Fondo Monetario Internacional tienen una
reunión a puertas cerradas, pero en esta ocasión han invitado a tres
personalidades, como mensaje de apertura y transparencia de esas reuniones que
deciden el destino del mundo. Una escritora de novelas infantiles, un cantante
de rock y un monje no pueden ocultar su extrañeza al medio.
Frente
al suicido del jefe del FMI (un Daniel Auteuil algo envarado, tal vez por lo
duro de su personaje) se incentiva una persecución sobre el monje, quien ha
sido su confidente en sus últimas horas. Realizada con exquisita puesta en
escena, sin embargo el planteo suena falso: todos se esfuerzan por saber cuál
ha sido la confesión in extremis del
poderoso, como si esa verdad condicionara las gravísimas decisiones que ya
están tomadas, y que producirán mayor pobreza y dolor en la humanidad. Los personajes
están estereotipados, la intriga se va complejizando sin sentido funcional, y
no resulta muy verosímil el efecto que la actitud prescindente del monje opera
sobre los economistas. El propósito obvio es mostrarlo más fuerte e incólume
que los vulnerables jerarcas, cuyas decisiones tienen consecuencias en todo el
mundo. El film podría inscribirse en la campaña de recuperación ética de la
iglesia católica que intenta el actual pontífice
Andó
y su protagonista, Toni Servillo, ya habían trabajado juntos en otro thriller
político, Viva la libertad, también ambicioso y de intención moralista, y
también realizado con un registro doble: en este caso, además de la dialéctica
entre política y religión, se opera un montaje paralelo entre la noche de la
confesión y los días posteriores, que irá develando las capas de significación
y poder que se ponen en juego.
Viajo sola
(Viaggio sola).
Maria Sole Tognazzi, Italia/2013.
Otra
película sobre mujeres maduras, y en soledad. La protagonista –Margherita Buy, quizás
hoy la mejor actriz italiana- pasa muy poco tiempo en su casa: trabaja como “el
pasajero misterioso”, aquel que llega a los hoteles de 5 estrellas o de súper
lujo como un huésped más, pero que en verdad está allí para hacer una auditoría
secreta. Durante unos pocos días observa cómo el hotel responde a un protocolo
de normas férreas: presentación de la habitación, servicio de bienvenida,
atención al pasajero en todos los ámbitos, higiene, olores, sentido del
confort, hasta la temperatura de la comida. Un trabajo que podría parecer
glamoroso, pero que en realidad encubre una profunda soledad.
La
directora Maria Sole Tognazzi -hija de Ugo- logra lo mejor de su film con la
actuación de Buy, siempre en cámara, y como le es habitual, totalmente
convincente en su rol. Es una pena que la historia evite ir más allá en los
otros frentes de la protagonista, que se presentan cuando vuelve a su hogar: su
amistad –o algo más- con su ex pareja (Stefano Accorsi), la relación con su
hermana, la aceptación de la soledad en sus viajes, donde los encuentros
siempre se frustran, la vicariedad de esa vida. En suma, un debate entre
libertad e independencia vs. soledad. Puesta a examinar su propio protocolo,
estos temas emergen a la superficie, pero allí quedan, sin progresión ni giro
evolutivo. Eso sí: vemos un despliegue fotográfico de espectaculares hoteles y
locaciones alrededor del mundo.
No seas malvado (Non essere cattivo). Claudio Caligari, Italia/2015.
No podía faltar la violencia en esta
semana del cine italiano. Ambientada en los ’90 en Ostia, el balneario donde
Pasolini acudía en busca de aventuras sexuales y le dieron muerte, el film póstumo
de Claudio Caligari trata sobre aquellos “ragazzi
di vita” ya mayores, cuyo destino parece signado por la perdición. Dos
amigos entrañables (Luca Marinelli y Alessandro Borghi, excelentes ambos),
ansiosos de dinero fácil, caen en la espiral de droga, marginalidad y
violencia. Si uno intenta –con dificultad- apartarse de esa actividad alienante
a través de un trabajo precario, el otro se hunde sin salida posible.
Caligari sabe crear el clima de ese
ambiente de pequeña mafia provinciana, de esos perdedores que nunca saldrán de
su pueblo, aunque sueñen sueños de grandeza imposible, encerrados en un círculo
que los impele a repetirse. Film provocador, estructurado en tres actos, el
primero presenta tema y personajes, el segundo se estira un poco en el
desarrollo, pero el tercero culmina de manera impecable, y con una coda
inesperada. Film de entrada a la madurez pero también fuerte, crudo cuadro
social, que presenta una Italia en crisis, de plena actualidad.
Josefina Sartora
La Semana del cine italiano en Cinemark Palermo se completa con:
El nombre del hijo de Francesca Archibugi (ver nota aparte)
El nombre del hijo de Francesca Archibugi (ver nota aparte)
Arianna de Carlo Lavagna
Historias napolitanas de Antonio Capuano
Lo llaman Jeeg Robot de Gabriele Malnetti
¡No renuncio! de Gennaro Nunziante
Veloz como el viento de Matteo Rovere
Sangre de mi sangre de Marco Bellocchio
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