Festival de Viena 2016, primera nota
Josefina Sartora
Una vez más, por quinta vez, invitada al Festival de Viena, la Viennale, el festival de festivales. Una vez más, el equipo que lidera Hans Hursh presenta una excelente selección de títulos ya presentados en algunos de los grandes festivales del año, además de novedades del cine austríaco y alemán.
La Viennale abrió con
Josefina Sartora
Una vez más, por quinta vez, invitada al Festival de Viena, la Viennale, el festival de festivales. Una vez más, el equipo que lidera Hans Hursh presenta una excelente selección de títulos ya presentados en algunos de los grandes festivales del año, además de novedades del cine austríaco y alemán.
La Viennale abrió con
Manchester by
the Sea
Dirección
y guión: Kenneth Lonergan
Estados
Unidos/2016
Kenneth
Lonergan vuelve con otra historia de crisis familiar, que muestra las
consecuencias que acarrean hechos tan inesperados como dolorosos. Si en Puedes
contar conmigo era la muerte de los padres y su efecto sobre los dos
hermanos que sufren la pérdida, y en Margaret las reacciones que puede
producir un accidente, en Manchester by the Sea se desarrolla
una historia que, mediante sucesivos flashbacks
articulados de manera alternada, va entrelazando dos tragedias. Casey Affleck
vuelve a poner todo su talento actoral para crear a Lee, un personaje hosco,
taciturno y solitario con una vida nada envidiable en Boston, lidiando con
clientes y buscando peleas en los bares, provocadas por su carácter irascible.
Las primeras escenas lo presentan con trazos firmes, contundentes: Lee tiene
todo bajo control hasta que se dispara su furia.. Su vida se ve alterada con la
noticia de la súbita muerte de su hermano, quien ha sufrido un infarto mortal.
Cada movimiento que ejecuta Lee genera un flashback
por el cual vamos conociendo aspectos de su historia: la amorosa y fluida
relación que tenía con su hermano (Kyle Chandler), con una mujer alcohólica y
un hijo, y también su delicada condición cardíaca. El hermano lo ha nombrado
–sin advertirle- tutor de su hijo adolescente, y esta situación altera la vida
de Lee, quien no desea esa paternidad ni tampoco regresar a Manchester, donde
lo rodean dolorosos recuerdos. Lonergan va entregando la información
dosificadamente, en sucesivos flashbacks
que informan de la tragedia que ha vivido Lee, que lo ha marcado para siempre y
que no conviene revelar ahora.
Lonergan
saca el mejor partido de las locaciones del film, un pueblo en la costa de
Nueva Inglaterra en invierno, lo que hace más duro y seco el drama. Un pueblo
pintoresco que parece tan bucólico y placentero, con un mar imponente y que sin
embargo constituye una trampa para el protagonista. Mientras tío y sobrino se
ajustan a la nueva situación, crece entre ellos una fuerte relación que excede
los trámites burocráticos o funerarios, surgiendo una camaradería que a Lee le
genera sentimientos encontrados. Porque también reencuentra en Manchester a su
ex mujer (la enorme Michelle Williams) y brota entre ellos el dolor del pasado,
heridas que permanecen abiertas. El film crece cada vez que Williams está en
pantalla, y la escena entre ambos es una de las mejores que he visto este año,
plena de angustia compartida, de duelo, sacrificio y también, de amor:
escalofriante.
Después
de la proyección, Lonergan nos concedió una entrevista. Preguntado por su
parquedad en realizar films (3 en quince años) dijo que además está ocupado con
su trabajo como guionista y la puesta de sus obras de teatro. Que no elije los
temas sino los temas lo elijen a él, y que la reiteración del asunto no fue una
elección consciente, no sabe por qué se produce. Le pregunté por qué eligió
temas musicales tan populares –y usados tantas veces en el cine- como El Mesías de Handel o el Adagio de Albinoni para musicalizar
largas secuencias –alguna sin diálogo- y respondió que en los Estados Unidos
esos temas no son nada populares ni siquiera conocidos, y que a él
particularmente lo conmueven, e ilustran la historia, por eso los seleccionó.
Yo encuentro que la banda sonora no ayuda al film sino que lo reblandece,
invadiéndolo todo, y entra en contradicción con el tono austero, en uno de los
aspectos más débiles.
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