6 de septiembre de 2018


Cindy Sherman y Richard Prince en Malba

Josefina Sartora

Los criterios curatoriales del Malba son tan amplios como para incluir una exposición de fotografías de dos eminentes artistas de la contracultura de los Estados Unidos: Cidy Sherman y Richard Prince sentaron un precedente de cómo la fotografía es un importante medio de crítica social y cultural, sin estridencias, sin subrayados, con líneas sutiles. Con estilos muy diferentes, ambos practicaron la apropiación para  darle una vuelta de tuerca a la estética oficial, para desenmascarar los significados ocultos de la cultura, las artes visuales y la publicidad.


En una muestra de 34 fotografías de mediano y gran formato, anuncian desde los años ‘70 lo que sería el postmodernismo, la elaboración de su obra a partir de imágenes previas, no necesariamente mencionadas. La historia del arte, la pintura del Renacimiento inspiran a Cindy Sherman para las imágenes de sus obras, con el uso de su propio cuerpo combinando iconografías clásicas con elementos de la cultura pop y de la moda, en un implícito cuestionamiento a las categorías de belleza clásicas. En ellas el artificio se extrema, con la exposición de elementos plásticos, y parafernalia contemporánea articulada con rostros que parecen tomados de los Grandes Maestros. Sherman pone en evidencia la falsedad de la mirada masculina hacia la mujer en esos rostros y en sus autorretratos sobre los estereotipos femeninos, en los que muestra la incertidumbre, la falta de horizonte en el sistema de vida norteamericano. Directora de cine, ella misma posa como actriz de películas clase B, caracterizada artificiosamente, en otra crítica a la mirada masculina, a la imagen que los hombres de Hollywood quisieron instalar de la mujer yanqui. Imágenes grotescas, transgresoras, de curiosa e intrigante belleza.


La muestra, organizada conjuntamente con el Museo Astrup de Oslo, se complementa con grandes fotografías de Richard Prince, quien a partir de imágenes publicitarias de cigarrillos Marlboro designa también un estereotipo masculino, una imagen idealizada del cowboy y el macho americano, pero también una referencia a la cultura gay. Con sofocado cinismo, con ironía, Prince vacía de contenido un cliché iconográfico por excelencia, que por su reelaboración del afiche, refotografiándolo y descontextualizándolo de la marca, deviene un evidente actor con puesta en escena.

Dos artistas que hacen de la apropiación (qué palabra con peso significante, hoy en Argentina) el motor de su obra de arte.

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