11 de septiembre de 2020

Con las peores ideologías

Corazón loco

Dirección: Marcos Carnevale

Guión: Marcos Carnevale y Adrián Suar

Argentina/2020

 

Josefina Sartora

 



En una época prehistórica, antes de la cuarentena, vi Corazón loco. Indignada, escribí en Facebook que el film era una vergüenza. Meses después, las condiciones del mercado le impiden a Suar estrenarla en salas, y apela a Netflix, lo cual tal vez le sea perjudicial económicamente, pero lo es mucho más socialmente, porque de esta manera tiene un alcance incalculable, y sus nefastas consecuencias se harán sentir.

 

Resulta asombrosa, y también inadmisible –pero muy significativa-, esta película del team Suar, que pretende demostrar que el machismo todavía rige, y está más vivo que nunca en nuestra sociedad. En plena revolución de las mujeres, que estamos logrando algunas reivindicaciones y empoderamientos moderados dentro de la estructura patriarcal, Suar & Compañía no parecen haberse enterado de nada. O sí: la jerarquía dominada por el poder masculino reacciona ante la amenaza de que las mujeres ocupemos ciertos lugares y espacios de poder reservados para ellos, hasta ahora.

 

Contrariamente a mi costumbre, revelaré detalles del argumento (spoilers) lo cual no me preocupa, porque mi deseo es que esta película no tenga público alguno.

 

Fernando Ferro (nombre muy fuerte, muy duro, muy férreo, Suar, obviamente) es un médico (traumatólogo, otra especialidad firme y estructural) que se manifiesta feliz porque su corazón ama mucho. Trabaja en un ficticio Hospital Municipal de Mar del Plata de lunes a jueves, cuando viaja a Buenos Aires a completar la semana en una clínica. Cuando sale de Mar del Plata deja a su querida esposa Paula y sus dos hijas y llega a Buenos Aires a encontrarse con su esposa Vera y su hijo. Por suerte ambas trabajan, porque Fernando debería mantener esa doble familia en secreto, dos hermosas casas, dos departamentos, dos autos, dos obras sociales, dos guardarropas, dos teléfonos… enfin: dos.

 

Claro que ninguna esposa sabe de la otra, porque a pesar de que Fernando esgrime el argumento de que la poligamia es común en otras culturas, él no oficializa su bigamia, sino que urde toda una puesta en escena para mantener a cada familia en la ignorancia de la otra. Total las mujeres son idiota, ¿o no lo sabés? La película se pretende ingeniosa al presentar esta situación dual, y va creando la tensión que precede a la revelación inevitable.

 

En verdad, el único rasgo ingenioso es hacer a ambas mujeres (Graciela Toscano y Soledad Villamil) descubridoras del entuerto, y fraguar la venganza. Hasta en este detalle la película es machista al mango: la mujeres víctimas de un engaño que ha durado ¡nueve años! son presentadas como las sibilas que lo único que quieren es una venganza violenta y sobredimensionada. El film está presentado desde el punto de vista del hombre, claro, quien abre y cierra la historia.

 

Que esas dos estupendas comediantes que son Villamil y Toscano participen de este panfleto es también una decepción de ellas como mujeres. El peor costumbrismo argentino impera en esta película que, vista en la semana de la mujer, el día en que se celebra su día, resulta una golpe en la vagina.

 

¡Ah sí! Muy bellas las tomas aéreas de Mar del Plata, tan marketineras. E interminable la lista de firmas comerciales que apoyaron la película y hacen su cartel.

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