18 de noviembre de 2010

Festival de Mar del Plata 2. Competencia Internacional y algo más

La Competencia Internacional presenta este año varios títulos interesantes. La película más atractiva, en una selección por demás variada, es sin dudas la rumana Tuesday After Christmas, dirigida por Radu Muntean. Tuve la posibilidad de admirarla en el Festival de Transilvania en mayo de este año, y transcribo aquí lo que redacté en esa ocasión: El cuarto film de Radu Muntean confirma la madurez adquirida después de The Paper Will Be Blue y Boggie. Muntean trabaja una situación arquetípica, la ruptura de un matrimonio, con una sobriedad y economía admirables. En una sola visión no pude contar los planos, pero calculo que todo el film no tiene más de 15 ó 17, exquisitos y precisos. Los actores Mimi Branescu y Mirela Oprisor son marido y mujer en la vida real: ella se destaca en la escena de la ruptura, íntima, sensible, filmada en un solo plano de unos diez minutos, pasando de la placidez matrimonial a la sorpresa, la rabia, y de allí al dolor. A diferencia de sus contemporáneos, Muntean ubica sus dos últimos films en ambientes de la clase media alta rumana que vive en amplios departamentos, con muebles modernos, tienen los mejores autos, viajan por Europa y consumen como seres globalizados, lejos del socialismo, en una vida burguesa que parecía perfecta, pero no lo es. Como bonus, la presencia fugaz de Dragos Bucur con su personaje de Cristi, el mismo de Policía, adjetivo. Una película excelente, a la que auguro un gran éxito de público cuando alguna distribuidora valiente la estrene en Argentina.


El polaco Jerzy Slolimowski vuelve a Mar del Plata con una propuesta radical: Essential Killing narra la odisea que vive un hombre árabe cuando es capturado por el ejército yanqui en el desierto, torturado y trasladado a un innominado país europeo, y su huida en un bosque bajo la nieve. Vincent Gallo ofrece una interpretación absolutamente física, sin pronunciar una palabra, con un personaje que lucha por su supervivencia con toda la fortaleza que le resta, casi reducido a su animalidad. Un film de acción y adrenalina puras, de bellas imágenes ambientales y cargadas de denuncia política, que se niega a los diálogos o detalles argumentales, y abucheado por algunos espectadores en su primera proyección.

En la variedad de propuestas, se destaca L´illusionniste, segundo film de animación de Sylvain Chomet, el creador de Las trillizas de Belleville. Como en aquel film, hay también aquí un homenaje a Tati, pero explícito: el protagonista es Tatischeff –verdadero apellido del genial director- y el guión le pertenece. Pero además, en su visión del music hall, y del ilusionismo que practica ese personaje de épocas idas, hay también un homenaje al cine y las artes de la ilusión. Un film de gran nostalgia y melancolía, ubicado en 1959, justo antes de la irrupción de la modernidad, con una mirada evocativa sobre la inocencia perdida.

No podía faltar el film ruso grandilocuente, y este año le tocó a Silent Souls, de Alexei Fedorchenko, director desconocido para mí. La historia se mete con las tradiciones pre ortodoxas de los merja, pueblos antiguos que se mezclaron con los eslavos en la región del Volga Con bellísimos planos presentan una road movie fúnebre, de dos hombres que van a rendir los rituales mortuorios a una mujer. Un narrador siempre presente, que relata lo que estamos viendo, delata con pesadez el origen literario de una pelíscula que quiere ser “importante”.

Tampoco resulta lograda Chantrapas, la última de Otar Iosseliani, director que siempre me interesa muchísimo. Otro film sobre el cine, en este caso sobre un director georgiano que, rechazado por la censura de su país, viaja a Francia –como Iosseliani- en un viaje artístico que le revelará que hay otros tipos de censura, la comercial, por ejemplo. La lucha del artista en el socialismo no difiere mucho del capitalismo, y es obvio.



De la interesante sección Arte en el cine, pude ver dos películas sobre músicos que, realizadas hace ya más de quince años, propusieron maneras originales de documentar la vida de los artistas.

Una de ellas, es Thirty Two Short Films About Glenn Gould, del canadiense François Girard, director de El violín rojo. La figura de Gould siempre resulta sugerente para elaborar hipótesis y comentarios sobre su personalidad polémica, caprichosa y excéntrica como lo son la de tantos divos. Girard despliega su inventiva en esas tantas viñetas que con diversos abordajes, valiéndose de distintos recursos, retratan la personalidad del pianista. Original manera de realizar un docu-ficción, ya que esta reconstrucción ficcional se vale de retratos íntimos (el músico está muy bien interpretado por Colm Feroe), entrevistas telefónicas apócrifas, declaraciones grabadas, listas interminables de los medicamentos que le dictaba su hipocondría, testimonios de amigos y familiares entre los que se destaca Yehudi Menuhin, una animación de Malcolm McLaren inspirada en Gould, y grabación de muchas de sus versiones de Bach y otros compositores.

No menos original es My War Years: Arnold Schonberg, de Larry Weinstein. Siéndole imposible registrar testimonios directos sobre el creador de la música contemporánea y el dodecafonismo, Weinstein optó también por la recreación de la época y los personajes que acompañaron al compositor austríaco, y también pintor. Siguiendo una intensa investigación, pone en escena a los testigos –amigos, discípulos, contemporáneos de Schoenberg-, interpretados por actores. Así pasan ante la cámara Alban Berg, Wassili Kandinsky, Oskar Kokoschka, Alma Mahler, y otros, mientras se hace historia del escándalo que provocó la música de Schoenberg en la tradicional sociedad cultural vienesa de principios del siglo XX. En impecable montaje, muchas delas obras del maestro –Sinfonía de cámara, Noche trasfigurada, Pierrot Lunaire, etc-, algunas con la dirección del gran Pierre Boulez. Ambas películas proponen modos alternativos de realizar el documental.

No hay comentarios:

Publicar un comentario