19 de abril de 2011

Terminó el Bafici

Finalizado el 13er Bafici, sosegados el maratón y la ansiedad por ver esas películas que sólo se muestran tres veces para luego volver a sus países de origen –una falencia de nuestro sistema de exhibición que parece no podrá corregirse jamás- hay mucho para reflexionar. Ya me referí al panorama de cine argentino, que resultó mediocre. Por el contrario, la Competencia Internacional tuvo un alto y parejo nivel de calidad. El film francés Qu´ils reposent en révolte (Des figures de guerres) de Sylvain George fue justamente premiado, pero hubo otros igualmente importantes, como Morgen, Le quattro volte, Yatasto, Mercado de futurosLa vida útil.


Qu´ils reposent en révolte
La película premiada, del ensayista y activista Sylvain George, dirige sus cámaras a la multitud de inmigrantes ilegales que en el puerto de Calais esperan su oportunidad para pasar a Inglaterra, como sea: colgados de un camión, o colados en un barco. Película de espera, pero también de persecución, porque las fuerzas policiales del gobierno de Sarkozy intentan cazarlos como animales, y devastan el terreno donde ellos acampan. Sin comentarios, con algunas declaraciones de esos hombres que llegan de Asia, Africa y la misma Europa, el film es descarnado, y confía en la elocuencia de sus imágenes, que los muestran reunidos junto a una fogata, durmiendo bajo una lona, haciendo largas filas ante la olla popular o manifestando en reclamo del respeto a su dignidad. La fotografía en blanco y negro –es curioso, el premio de la Competencia Argentina también fue para un film en blanco y negro- acentúa el dramatismo de esa situación urgente. Un film riguroso, y comprometido con una actualidad acuciante.



Documentales

Una vez más, los documentales fueron uno de los campos más interesantes del festival, no sólo por mi interés personal, sino porque haciendo un balance, hubo unos cuantos títulos de ficción que no parecían dignos de estar en la programación, y en cambio todos los documentales fueron importantes. No es por azar que el premio mayor haya recaído en un documental, y que la mejor película argentina haya sido otro, Yatasto.
En otras secciones, además de Katka, Pink Saris y Nostalgia de la luz –ya comentados-, pudimos ver Sonnensystem, del alemán Thomas Heise, quien filma la comunidad kolla en recónditos parajes de Salta, con una cámara exquisita. Sin comentarios, con sonido directo, el film registra un grupo social casi desconocido, y en vías de extinción. Planos generales de su cotidianeidad los muestran en sus trabajos, su vínculo con la naturaleza, sus fiestas, y lo que es más dramático, su desarraigo y forzado traslado a ámbitos urbanos extraños a su naturaleza. Un film imprescindible.

Más light en contraste resulta El Bulli - Cooking in Progress, del también alemán Gereon Wetzel. Un documental algo caótico sobre la cocina propiamente dicha del restorán más famoso de España y tal vez del mundo, que acaba de cerrar sus puertas en Cataluña. Quienes disfrutamos de la buena cocina nos quedamos con ganas de saber más sobre las recetas del chef Adrià y su equipo, sobre los sabores que creaban durante los seis meses en que cerraban el restorán a los comensales para dedicarse a la experimentación, para deconstruir los alimentos y crear mini delicias inusitadas en presentaciones esculturales. Al final nunca vemos la reacción de los comensales y poco sabemos de esos 35 platos que prueba cada uno. Se habla de hervir algo en agua de pino, de procesar una batata hasta llegar a la esencia de su sabor, de servir un (1) raviol cuya masa se desintegra, pero hay una intención de no dar una información orgánica sino ella también, deconstruida.

En el otro extremo se ubica Aisheen (Still Alive in Gaza), documental de urgencia del suizo Nicolas Wadimoff quien se trasladó a la franja de Gaza después de que fuera terriblemente bombardeada por Israel en enero de 2009. Los primeros planos son desgarradores: ni una casa en pie, cultivos arrasados. Técnicamente limitado, la importancia de este documental radica en su tema candente. En medio de la desolación de un país derruido, donde su gente vive en campos de refugiados porque han destruido sus viviendas y huertos, y luchan por las tarjetas de racionamiento del alimento que envía la ONU, sin embargo hay lugares y personas que aún resisten, y confían en el futuro. El zoológico casi sin animales, el parque de diversiones vacío, las escuelas, los grupos musicales albergan niños y jóvenes que se niegan a aceptar que su país vaya rumbo a la inminente destrucción total.

Thom Andersen
En el Bafici de 2004 pudimos ver un Foco Thom Andersen -a quien viéramos fumar en Twenty Cigarettes-, con sus films sobre la sociedad norteamericana. Ha regresado con Get Out of the Car, un peculiar retrato de la misma a través de planos fijos de carteles callejeros. Con el solo –e importante- acompañamiento de música popular de los ´40 a los ´90, Andersen traza con imágenes un panorama de una elocuencia que no necesita comentarios. Publicidad de diversos productos populares y actividades varias, carteles bellamente deteriorados, murales de arte popular mexicano, indicaciones de tránsito permiten acercarse a la realidad de California.

Quedan muchos temas para desarrollar –entre otros, el cine de Daniel Schmid, The Turin Horse, Nader and Simin: a separation- pero ellos merecen notas aparte, en un futuro muy próximo. Por ahora, veamos otras películas del Festival:


Competencia Cine del Futuro

The Arbor. Clio Barnard, Reino Unido/2010.

The Arbor es el nombre de la calle de un pueblo de Yorkshire, en Inglaterra, donde vivía la autora teatral Andea Dunbar, muerta en 1990 a los 29 años, quien dejara tres hijos pequeños. En su opera prima, la directora Clio Dunbar reconstruye esa vida y la de los hijos en su crecimiento, en una suerte de ensayo biográfico con una puesta postmoderna en distintos niveles: por un lado, la reproducción de algunas entrevistas televisivas a la escritora y su familia; por otro, la grabación de testimonios de familiares y amigos, al tiempo que actores representan a esos personajes de la historia (historia real con actores, se advierte al comienzo del film) con las voces originales superpuestas; y por último, la representación, en plena calle The Arbor, de una obra teatral autobiográfica de Dunbar.

A través de esas biografías se traza un cuadro social de la Inglaterra de fin de siglo, con una clase media empobrecida y brutalizada, dominada por el alcohol, las drogas y los abusos de la violencia doméstica. Tan dramática como la historia de la alcoholizada Dunbar es la de su hija Lorraine, mitad pakistaní, que sufre el racista rechazo de su madre y cae en una espiral de degradación. Film muy duro, si bien interesante, cuyo carácter teatral y prolongados testimonios a cámara lo convierten en una experiencia difícil.



Panorama

Copacabana, Marc Fitoussi, Francia/2010.

Rara, una comedia bastante mainstream programada en el Bafici, pero la actuación de Isabelle Huppert, aquí con su hija en la vida real, Lolita Chammah, la hace ineludible para todo amante de la estrella. Película de personaje, encuentra a Babou, una irreverente madre soltera que rehúsa someterse a convenciones burguesas, cuestionada por su hija a punto de casarse. Como suele suceder, la joven reacciona frente a la iconoclastia de su madre bohemia y se niega a tenerla en su boda, avergonzada de presentarla a sus suegros convencionales. Allá sale Babou, dolida, a intentar una vida normal vendiendo departamentos por tiempo compartido en Ostende, Bélgica. Un film pequeño con soluciones fáciles pero con un delicioso personaje, más ligero de los que suele interpretar Huppert, y pleno de vitalidad, quien pasará como uno de los más destacados de este Bafici.



Nocturna

13 assassins. Takashi Miike, Japón/2010.

El prolífico, polifacético y excesivo Miike sorprende con 13 assassins, remake de un film de los ´60, suerte de relectura de Los 7 samuráis, el clásico de Akira Kurosawa. El director japonés deja de lado su iconoclastia y realiza un cine de género con todas las de la ley, para pintar la decadencia de un régimen tiránico. Frente al los crueles abusos y arbitrariedades de un miembro de la clase gobernante, hermano del shogun, varios samuráis se unen como un pequeño ejército dirigido para combatirlo y ejercer justicia. Uno a uno se incorporan hasta llegar a doce, y al final se les une un vagabundo, un hombre del bosque, en paralelo con el clásico de Kurosawa. El noble líder del grupo está interpretado por Kôji Yakusho, actor de Sonata de Tokio y Babel. No faltan los elementos del género: hermosos interiores con una decoración exquisita casi medieval, harakiris que guardan la honra, algunos toques de humor negro, y por fin, una larguísima, memorable batalla inmejorablemente filmada contra el numeroso ejército del tirano donde, allí sí, Miike despliega toda la parafernalia visual de la violencia sangrienta.

Josefina Sartora

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