Festival de Venecia, 3a nota
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En Dark Horse, Todd Solondz vuelve a destilar su habitual cinismo en otra pintura cruel de la sociedad americana, con el retrato de un treintañero y completo perdedor (un muy justo Justin Bartha) quien todavía navega en la adolescencia, juega con juguetes mecánicos y vive con sus padres, interpretados por Christopher Walken y Mia Farrow, de regreso al cine. Sátira o comedia muy negra, articula realidad con fantasía o proyecciones inconscientes del protagonista. Si bien Dark Horse parece más de lo mismo, en esta oportunidad Solondz se permite cierta benevolencia por sus personajes y algo de ternura, lo posible dentro de su cáustica mirada.

Arnold y equipo en la conferencia de prensa |
Pasaré por alto algunos títulos de la Competencia Oficial que no me despiertan el entusiasmo como para dedicarles más de este párrafo: son 4:44, la última broma de Abel Ferrara sobre el último día de la Tierra, cuya capa de ozono ya está destruida; Quando la notte, un fallido melodrama de Cristina Comencini sobre las contradicciones de la maternidad; The Exchange, bizarro film israelí de Eran Kolirin que mezcla comedia negra alla Solondz con horror doméstico; y L´ultimo terrestre, otra comedia negra de Gian Alfonso Pacinotti.
Por el contrario, el film sorpresa de la Mostra, People Mountain People Sea, del para mí desconocido director chino Cai Shangjun es un muy interesante relato de una venganza que lleva a un hombre a adentrarse en la China profunda, una road movie hacia la China más originaria, a la cual no parece haber llegado el desarrollo y la prosperidad de la nueva época. Gente que lucha por su supervivencia con escasos medios, gente hacinada en espacios miserables, seres brutales sostenidos por su determinación, aunque ésta lleve a la autodestrucción. Otro film de una franqueza y una imagen admirables.
Josefina Sartora
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