11 de enero de 2012

Un sueño que no fue

La tempestad

Dirigida por Julie Taymor

Estados Unidos/2010

A veces una se acerca a una obra con expectativas previas: sobre todo si ésta es una obra literaria de la relevancia de La tempestad, nada menos, la última pieza teatral de Shakespeare considerada su testamento literario, que ya ha sido llevada al cine varias veces. Y más, si una sabe que el personaje de Próspero, el mago duque de Milán traicionado por su hermano, está interpretado por una mujer, y ésta es la impecable Helen Mirren.

Demasiadas expectativas.

Vi La tempestad en Londres, en el Teatro del Globo, en el año 2000, y Vanessa Redgrave encarnaba a Próspero. Emocionante experiencia, absolutamente teatral. La versión de Julie Taymor –quien ha transitado Broadway, e incluso en Shakespeare, de quien llevó al cine Titus Andronicus- es absolutamente cinematográfica. Por la isla deambulan los sobrevivientes de la tempestad causada por Próspero, mientras cada uno encuentra su lugar en el mundo. Ariel es un verdadero espíritu del aire (Ben Whishaw digitalizado), a cuyo servicio están los efectos especiales que evidencian su cualidad mágica. Y Calibán es el ser primitivo, excesiva pero logradamente interpretado por Djimon Hounsou. Ríos de tinta han corrido ya con las interpretaciones de esta obra compleja, y la más ambigua de todas las del bardo, que no es poco decir. Sobre el antagonismo aire-tierra de los sirvientes de Próspero; sobre la identificación del autor con el mago creador de mundos imaginarios, a los cuales renuncia al final; sobre los juegos y manejos del poder, desarrollados entre los nobles del grupo sobreviviente, un rejunte de traidores y conjuradores consumados (aquí, se destacan David Strathairn y Chris Cooper) que evocan a los conspiradores de otras piezas shakesperianas; sobre el espíritu burlesco y alegórico de los bufones (siempre correcto Alfred Molina, torpe Russell Brand), en contraste con la solemnidad del mago; sobre el carácter colonial y racista de la obra; sobre la genial ambigüedad shakesperiana, en ésta como en tantas otras.


Son varias las versiones cinematográficas de La tempestad, con propuestas originales y diferentes (la versión gay de Derek Jarman, la psicoanalítica de Maul Mazursky). Por todo esto mis expectativas, ante lo que se anunciaba como una “versión feminista”. Que no es tal. La presencia de Helen Mirren, que transforma el protagonista de Próspero en Próspera, transmuta un patriarca en madre protectora y un mago en hechicera, con la carga que ello pudo tener en el siglo XVII. Pero allí acaban las diferencias. Taymor no profundiza la propuesta. Con toda la excelencia de la composición del personaje que logra Mirren, no significa que se modifique la naturaleza de la obra, ni que le confiera características de género. Y Miranda y Fernando es poco lo que agregan. Taymor aporta novedades, sí: los efectos especiales y la música estridente, no siempre felices, para poner en escena la magia de Prospera, los cuales dejan poco lugar a la imaginación. Y tampoco acierta en el tempo de la acción, tediosa por momentos.

Tal vez éstas sean algunas de las razones porque la película no se estrene comercialmente en Argentina, y haya salido en dvd.

Para reconciliarse con La tempestad, los invito a ver la versión de Peter Greenaway, Prospero´s Books.

Josefina Sartora


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