6 de septiembre de 2012




Retrato de familia
 
Papirosen
Dirección y guión: Gastón Solnicki
Argentina/2012



Al finalizar el último Bafici, aplaudí el premio a Papirosen como la mejor película de la Competencia Argentina. Gastón Solnicki me había dicho hace tiempo que hacía años que estaba filmando a su familia para hacer un documental. Lo interesante es que el talentoso Solnicki no repite la fórmula de süden, su excelente registro de la última visita de Mauricio Kagel a Buenos Aires, sino que realiza un extraordinario trabajo de montaje –junto a la invalorable Andrea Kleinman- con filmaciones captadas durante diez años con distintos soportes, además de recurrir a viejas películas caseras familiares, filmadas por otros miembros de su familia.

Papirosen significa en yiddish cigarrillos: es el título de una vieja canción polaca que emociona sobre todo al padre, protagonista del film Solnicki indaga sobre el padre y sobre los orígenes de su familia, a través de su abuela llegada de Polonia, el personaje más simpático del film, y llega hasta la generación más joven, sus sobrinos. La historia de su familia atraviesa la del siglo XX, pero el film no se queda allí, sino que se trata también de un retrato de un grupo social muy característico, por lo menos en Buenos Aires. Así, la macro historia se articula con el relato de la deriva particular. El retrato familiar es íntimo, sensible y por momentos implacable, y coloca al espectador en una posición incómoda, aunque no carece de humor. Es comprensible que la madre se sienta ofendida por ver exhibida su intimidad, en algunas escenas de alta tensión dramática. Es muy valorable el borramiento que efectúa Solnicki de la primera persona, que sostiene hasta el final. Algo poco frecuente hoy, cuando los directores de documentales adoran aparecer en cámara.

El film casero o familiar –home movie- ha transmutado con Papirosen a otro estadio evolutivo. Es una pena que no avance a fondo en tantos de los temas propuestos: hay muchas ideas en Papirosen, que pueden tener un seguimiento posterior. Tampoco se parece a nada de lo habitual en el nuevo cine argentino. Solnicki está construyendo una filmografía personalísima, al margen de modas y tendencias, sin pretender conformar a nadie. Una rara avis.
Josefina Sartora

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