Retrato de familia
Papirosen
Dirección y guión: Gastón
Solnicki
Argentina/2012
Al finalizar el último
Bafici, aplaudí el premio a Papirosen como la mejor película de
la Competencia Argentina. Gastón Solnicki me había dicho hace tiempo que hacía
años que estaba filmando a su familia para hacer un documental. Lo interesante
es que el talentoso Solnicki no repite la fórmula de süden, su excelente
registro de la última visita de Mauricio Kagel a Buenos Aires, sino que realiza
un extraordinario trabajo de montaje –junto a la invalorable Andrea Kleinman- con
filmaciones captadas durante diez años con distintos soportes, además de recurrir
a viejas películas caseras familiares, filmadas por otros miembros de su
familia.
Papirosen
significa en yiddish cigarrillos: es
el título de una vieja canción polaca que emociona sobre todo al padre,
protagonista del film Solnicki indaga sobre el padre y sobre los orígenes de su
familia, a través de su abuela llegada de Polonia, el personaje más simpático
del film, y llega hasta la generación más joven, sus sobrinos. La historia de
su familia atraviesa la del siglo XX, pero el film no se queda allí, sino que
se trata también de un retrato de un grupo social muy característico, por lo
menos en Buenos Aires. Así, la macro historia se articula con el relato de la
deriva particular. El retrato familiar es íntimo, sensible y por momentos
implacable, y coloca al espectador en una posición incómoda, aunque no carece
de humor. Es comprensible que la madre se sienta ofendida por ver exhibida su
intimidad, en algunas escenas de alta tensión dramática. Es muy valorable el
borramiento que efectúa Solnicki de la primera persona, que sostiene hasta el
final. Algo poco frecuente hoy, cuando los directores de documentales adoran
aparecer en cámara.
El film casero o familiar –home movie- ha transmutado con Papirosen
a otro estadio evolutivo. Es una pena que no avance a fondo en tantos de los
temas propuestos: hay muchas ideas en Papirosen, que pueden tener un
seguimiento posterior. Tampoco se parece a nada de lo habitual en el nuevo cine
argentino. Solnicki está construyendo una filmografía personalísima, al margen
de modas y tendencias, sin pretender conformar a nadie. Una rara avis.
Josefina Sartora
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