15 de abril de 2013

Bafici 2013 - 3ª nota


La tanda
Quince años de Bafici y no hemos podido liberarnos de los pases publicitarios antes de cada película. Este año, 3 de la ciudad, uno de Recoleta “Mall”, otro de un banco, de un auto, de diversos servicios de cine, etc, etc. En (muchos) festivales del resto del mundo se presenta una sola placa con los logos o firmas de todos los auspiciantes, y basta. Aquí, la tanda lleva unos cuantos minutos, y siempre repetidos. Incluso en las funciones de prensa. Harta a cualquiera, creando el efecto contrario al deseado.
Este año el Bafici encargó 3 cortos institucionales (tres) a Pablo Trapero, no sé por qué razón. El que pasan más a menudo es el menos logrado, Mar, un registro subacuático con una música imposible, que no funciona de ninguna manera. El llamado Tierra es tremendo: presenta imágenes de algunos hombre maltratando y torturando a unos chanchos para que suban a un carrito con una moto, que los lleva de camino a la muerte, es de suponer. La música, para colmo, quiere ser divertida: mirá qué gracioso lo que le hacemos a los chanchos. Espanta. El mejor es Cielo –el menos proyectado-, con tomas durante la filmación de Gatica el mono en el Luna Park en 1991, con el gran Favio, emocionantes. Pero no se sabe quién las filmó. Y no, no hay ninguno llamado Fuego.

Breves
Competencia internacional
Su re. Giovanni Colombu, Italia/2012.
Esta rara avis realizada en la isla de Cerdeña con actores no profesionales que por momento hacen recordar a Pasolini, relata la Pasión, los últimos días de Jesús basándose en los cuatro Evangelios. Sumamente teatral, con unos rostros y  actuaciones que transmiten una intensidad acorde con el tema, pero igualmente sorprendente. La densidad de la ambientación en cavernas, los paños negros, el idioma sardo –que evoca al italiano, al catalán y al castellano- la tornan atemporal o eterna, y universal. El enfoque no convencional me recordó también a Albert Serra, sobre todo en los tiempos muertos y en las figuras tan poco ortodoxas de Jesús y Judas. Imagen sin música, excepto al final, un elocuente Arvo Pärt.

Competencia argentina
Barroco. Estanislao Buisel, Argentina/2013.
En un gran porcentaje, las películas de los más nuevos directores argentinos giran alrededor de un monotema, recurrente en El loro y el cisne, Acá adentro, incluso en Pend3jo5, del veterano Perrone: los jóvenes que se niegan a crecer. Se está haciendo demasiado reiterativo, por eso resulta atractivo cuando los directores del NCA se interesan por otros temas más variados y fértiles, como sucedía en süden, Invernadero o Yatasto, por ejemplo. Pero una consigna del trabajo realista indica filmar sobre lo que uno mejor conoce, y eso no está nada mal.
Barroco no es una excepción a esa generalidad. Su protagonista es un joven que acaba de conseguir trabajo en una librería –ama los libros- y novia flautista barroca, y con un amigo está pergeñando una fotonovela que habría de ubicarse en una Buenos Aires sin gas, en invierno. El problema es que Julio irá tomando decisiones que habrán de complicar cada uno de estos frentes. El tema del robo vuelve una y otra vez en el film: en la fotonovela habrá un robo de artefactos eléctricos, un compañero de Julio roba libros de la librería y él no vacila en seguir su ejemplo, de manera cada vez más osada. Robo y mentira se van articulando alrededor de Julio, frente a su novia y a sus empleadores, mientras el muchacho rehúsa asumir cualquier responsabilidad.
En su opera prima, Estanislao Buisel sabe mantener un ritmo y una tensión acorde con la historia, que si bien no es fascinante, mantiene su suspenso. Al final, inserta un film dentro de otro al presentar la fotonovela, con rasgos de humor, personajes y referencias a la historia que se narró antes. Con un elenco cohesionado, con nombres ya frecuentes en el nuevo cine más joven –los siempre eficaces Julián Tello y Julia Martínez Rubio- y una música barroca que parece concebida para este film.

Competencia Vanguardia y género
Arraianos. Eloy Enciso. España/2012.
Fascinante, este documental sobre un pueblo que vive fuera de todo adelanto tecnológico, en la frontera entre Galicia y Portugal. Como ocurre en esas comunidades marginales campesinas, no se ven jóvenes entre ellos. Y los viejos viven en su día a día trabajando la tierra y los animales, con sus ratos de ocio en el bar mientras beben y cantan canciones tradicionales. Muy a la Straub, combina momentos documentales de observación con otros guionados, o recitados. Un film meditativo, que parece fuera del tiempo.

Panorama
Il futuro. Alicia Scherson, Chile-Alemania-Italia-España/2013.
Inspirado en la historia de Bolaño Una novelita lumpen, el film presenta una pareja de hermanos chilenos se encuentran desamparados después de la muerte de sus padres en Italia. La orfandad, la inexperiencia y la necesidad los lleva a relacionarse con un par de amigos lumpen que la incitan a prostituirse con un plan criminal. La chica (Manueka Martelli, de Navidad) termina en la casa y la cama de un ex actor de peplum, interpretado por Rutger Hauer, quien le brinda la única ternura que ella conoce. Un film correcto, sin pretensiones indebidas, que habla sobre la iniciación y los sentimientos más auténticos.

Centro histórico. Aki Kaurismäki, Pedro Costa, Victor Erice, Manoel de Oliveira, Portugal/2012.
Película de encargo, por la ciudad de Guimarães, se compone de 4 mediometrajes tan creativos como sorprendentes, de 4 grandes directores. Aki Kaurismäki vuelve con uno de sus personajes impertérritos y melancólicos, un camarero con poca fortuna en su restorán, un corto con todas sus señas estilísticas y ni una línea de diálogo; Pedro Costa presenta un personaje perseguido por los fantasmas de las luchas internas del pasado; Victor Erice, en un documental muy conmovedor, lo mejor del film y uno de los momentos más perfectos de este Bafici, evoca, a partir de una fotografía, el trabajo en la que fuera una fábrica textil. Manoel de Oliveira lanza una broma al aire acerca del turismo invasor. Cada uno en su propio estilo e impronta, realizan una meditación sobre el pasado que se continúa en el presente.  

Mekong Hotel. Apichatpong Weerasethakul, Tailandia/2012.
Hermético, meditativo e hipnótico, este medio metraje de Apichatpong discurre entre ficción y documental en un hotel sobre el río Mekong, en la frontera de Tailandia y Laos. Como siempre en el cine de este director, lo sobrenatural, lo mítico y fantasmal conviven con el registro realista, incluso con el gore, pero la música de guitarra que recorre todo el film parece igualar esos mundos diversos. Sin embargo, no logra el nivel de sus grandes Films, parece el borrador para un trabajo mayor.

Vic + Flo ont vu un ours. Denis Côté, Canada/2013.
La historia de dos ex convictas, en medio de los bosques de Canadá, mientras tratan de encontrar su nuevo lugar en el mundo: una negándose a reinsertarse, la otra sin poder prescindir de la sociedad, que parece bastante hostil hacia ellas. El bosque -admirablemente fotografiado- es el exclusivo ámbito y testigo de esa búsqueda personal, sin referencias psicológicas. Excelentes, intensas actuaciones de Pierrette Robitaille y Romaine Bohringer en una historia que no cesa de sufrir cambios de tono hasta el final, con un notable manejo del timing.

Der Glanz des Tages. Tizza Covi y Reiner Frimmel, Austria/2012.
Como ocurriera en La pivellina, este film de la dupla Covi-Frimmel está apoyado en el humanismo de sus personajes, en la simpleza aparente de las relaciones humanas. Un actor dedicado a su trabajo recibe la inesperada visita de su tío, con quien no sostenía ningún vínculo previo. El viejo, un artista de circo retirado, intenta lo que no practica su sobrino: entrar en contacto con sus semejantes. En un registro casi documental, vemos discurrir las vidas de esos dos actores que se interpretan a sí mismos. Nuevamente, la solidaridad llega a ocupar el foco de la narración, superando las diferencias.

Closed Curtain. Jafar Panahi, Irán/2013.
Nuevamente Panahi filma clandestinamente, desafiando la censura por 20 años que le ha impuesto el gobierno de su país. Si This is not a Film fue un impar documento contra todo tipo de represión –como todos sus films previos- Closed Curtain resulta un experimento abierto, menor, con un guión algo errático donde un giro se superpone sobre otro, sobre personajes perseguidos –incluso un perro- que llegan a refugiarse en esa casa en la playa, único ámbito del film. Poco sabemos sobre ellos, son más las incógnitas que las certezas que nos propone, pero llega a transmitir la claustrofobia que produce el encierro forzoso bajo un régimen opresor. 

Josefina Sartora

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