20 de agosto de 2013

Eramos tan jóvenes...

Causas y consecuencias (The Company you Keep)
Dirección: Robert Redford
Guión: Lem Dobbs, basado en la novela de Neil Gordon
Estados Unidos/2012


Hay películas ideológicamente peligrosas, ésta es una de ellas. Robert Redford ya ha sacado patente de director progre, con aspecto de hombre bueno, solidario con las buenas causas, creador del festival independiente de Sundance, etc etc. En su último film, se dedica a revisar el accionar de un grupo guerrillero de los años ´70 –sí, también en Estados Unidos hubo entonces terrorismo- pero deteniéndose en lo que sus integrantes han devenido hoy.

En una suerte de prólogo histórico, imágenes del pasado registran las acciones de un grupo de izquierda, Weather Underground, que en la realidad realizaba protestas masivas contra la participación yanqui en la guerra en Vietnam, y en la ficción culminarían en un asalto a un banco con un guardia muerto en un tiroteo. Cuarenta años después, la encarcelación de una de los miembros de la banda provoca una cadena de reacciones en el resto de los ex integrantes de la misma. Un periodista curioso y diligente (Shia LaBoeuf) va desenredando la madeja que había quedado bien atada antes de su nacimiento. Un abogado de causas nobles (el propio Redford, claro) se ve implicado en los descubrimientos, y sale a los caminos en busca de sus ex compañeros, en una suerte de road movie al pasado, para demostrar que él no había participado en la violencia.


Uno a uno van desfilando grandes actores de entonces: Susan Sarandon, Nick Nolte, Richard Jenkins, Sam Elliott, Chris Cooper, y la inefable Julie Christie. En un rol de fondo, Stanley Tucci. En suma: un elenco multiestelar excelente, íconos para recordar viejos tiempos. El problema es cómo se los recuerda –y más parece que nadie quiere recordarlos- y qué han hecho aquellos militantes con sus vidas. Si las mujeres -¡qué dos grandes actrices!- siguen sosteniendo los ideales que las llevaron a tomar la violencia como manera de manifestarse contra el imperialismo, los hombres han preferido la vía burguesa: la profesión, la empresa, el anonimato. Adivinanza: ¿a quiénes les ha ido mejor en la vida? Basta saber que según el código del reaccionario Redford el destino de esas mujeres será la cárcel, donde deben purgar sus culpas las mentes peligrosas. Y el protagonista –algo pasado en edad-, renegando de la historia y luchando por el orden y la familia, resulta patético y autoindulgente.
El film, que combina el thriller de acción con la investigación periodística, lleva un buen ritmo, con escenas de suspenso y persecuciones agitadas. Sabemos que Redford sabe trabajar la intriga. En cierto modo, contiene también una crítica a un inoperante FBI frente a la eficacia del periodismo: durante décadas el FBI ha sido incapaz de encontrar a ninguno de la banda, cuando un periodista menor y algo trasgresor los desenmascara en pocos días. No olvidemos el rol de Redford en Todos los hombres del presidente, como periodista que denuncia el fraude.  Pero el cuadro que pinta Redford en Causas y consecuencias (en gruesa adaptación del título) es de un esquematismo casi inverosímil.

Párrafo aparte para los paralelos con nuestra historia: hay aquí militantes armados, represión policial, policías apropiadores de bebés, robo de identidad, cualquier similitud no es casual. Ignoro las profundas motivaciones políticas de Redford al tratar este tema hoy, pero es inevitable relacionarlo con la política interior actual de los Estados Unidos. Tiro por elevación a Obama: cuídate de las malas compañías (The Company you Keep).

En la mirada de Redford hacia los años de plomo, el código Hays sigue ejerciendo su peso.


Josefina Sartora

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