5 de diciembre de 2013

Conflicto de identidad

El otro hijo (Le fils de l´autre)
Dirección: Lorraine Lévy
Guión: Noam Fitoussi, Nathalie Saugeon y Lorraine Lévy
Francia/2012.


El conflicto entre Israel y Palestina ha dado pie a muchas películas, documentales y de ficción, y ya nos hemos referido a varias de ellas. En esta oportunidad, la directora francesa Lorraine Lévy pone en escena el drama que viven dos familias cuando el hijo de la familia judía va a hacer el servicio militar y se descubre que por error al día siguiente de nacer fue cambiado por el bebé de una familia palestina.

Ambos muchachos deben lidiar –y sus familias con ellos- con una aguda crisis de identidad. Joseph (Jules Sitruk) –judío- quien es un ferviente cumplidor de la Torá, y está ansioso por entrar en las fuerzas armadas de su país –su padre es coronel del ejército israelí- se plantea ¿es Yacine más judío que él por haber nacido del vientre de su madre judía? Por su lado, Yacine (Mehdi Dehbi) debe sobrellevar la agresiva reacción de su hermano de crianza, loco de rabia con la noticia de que quien creía su hermano es su enemigo. 

El intercambio de bebés es un lugar común en la literatura, pero también en la realidad. Hace muy pocos días supimos de una madre argentina que desconoció al bebé que le daban como suyo, y ADN mediante, comprobó que lo habían sustituido por error. Más dramática aun resulta la crisis de identidad que atraviesan los nietos recuperados, a veces secuestrados y criados por represores. Por lo tanto, suena familiar el conflicto que se les plantea a los jóvenes, que viven a ambos lados del muro que separa esos dos mundo inconciliables. Y también a sus familias. Las mujeres son las que aceptan la verdad con mayor apertura –ellas han parido a ese hijo que recién empiezan a conocer, ellas siempre están del lado de la vida- pero los hombres luchan con su propio rechazo al Otro. Ellos son los que hacen las guerras, los que van adelante en los enfrentamiento; su drama es más violento.


No es un detalle menor que ambas familias hablen francés, ya que la madre judía (la siempre excelente Emmanuele Devos) es francesa, y el hijo palestino ha estudiado en París. Y esa lengua común facilita que los muchachos establezcan una relación amigable. También ayuda la fisonomía de ambos: cualquiera podría ser el judío, cualquiera el árabe. Pero el film habla en trazo grueso de otros temas, sobre todo, el absurdo de la guerra, la humillación que sufren los palestinos en la frontera, las distintas condiciones de vida en ambas sociedades, y para ello cae en ciertos clichés simplificadores de una situación que sabemos es por demás compleja. Lévy elige solucionar el conflicto en el estadio doméstico y no se decide a abordar el tema con la profundidad que merece.


Josefina Sartora

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