Museum Hours
Dirección y guión: Jem
Cohen
Austria-Estados Unidos/2012
El cine del Malba se ha
constituido en el espacio óptimo dedicado a esas películas tan originales como
marginales, a las cuales la máquina de distribución comercial ignora, o no da
lugar. En muchas ocasiones, se trata de obras que han pasado por los festivales
de Buenos Aires y Mar del Plata, o películas argentinas no comerciales. Así,
debemos agradecer a la curaduría de Fernando Peña haber visto Papirosen,
Viola,
El
loro y el cisne, P3nd3jo5 y en estos días, Bloody
Daughter, de Stéphanie Argerich, y Museum Hours, de Jem Cohen.
Cohen –nacido en
Afganistán, de padres estadounidenses, criado en Nueva York- es una presencia
recurrente en el Festival de Viena, donde he estado en varias ocasiones. Su
director Hans Hursh lo admira y le encomendó el film institucional de la
Viennale en 2008. También el Bafici le ha dedicado su espacio. El suyo es un cine conceptual, en
su mayor parte documental, especializado en el mix cine-música-política. En aquel año el Festival de
Viena también editó y presentó su film Evening's Civil Twilight in Empires of Tin, un réquiem al imperio yanqui, parangonándolo
con la caída del imperio austrohúngaro.
Mucho
más optimista es su bellísimo primer film de ficción que podemos ver ahora,
después de su paso por el Bafici. La historia relata el encuentro de un guarda
del Kunsthistorisches Museum –el más importante museo de arte de Viena y uno de
los principales del mundo- y una mujer que llega de Canadá a acompañar a su
prima moribunda. En su visita al museo se conocen, ella le cuenta sobre su viaje,
su ignorancia del alemán, sus estrecheces económicas, y él le propone mostrarle
Viena en invierno, y el museo, claro. Reconocí el rostro del actor, Bobby
Sommer, sin poder ubicarlo, hasta que volví a verlo en persona: es un actor no
profesional, ex rockero, miembro del staff de la Viennale, y él mismo me ha
aconsejado sobre recorridos por Viena y Budapest. La actriz es una cantante
canadiense, Mary Margaret O´Hara.
Acompañamos los
vagabundeos de ambos personajes por la ciudad, que constituye un museo en sí, y
por el museo mismo, con reflexiones sobre el arte por parte de especialistas:
Brueghel, Rembrandt y muchos más pasan
ante la cámara, y de ellos se habla. El arte refiere a la vida y es medio de
comunicación humana: dos personajes establecen una conexión que de otra manera
hubiera resultado altamente improbable. Vínculo que excede largamente el mero
encuentro turístico, que se cimenta en la amistad, la compañía en un clima de
madura y serena aceptación de sí mismos. Y una valoración de la vida cotidiana
que mucho tiene que ver con la pintura de Brueghel en sus escenas campesinas.
Un film delicado y
melancólico, que exuda humanismo, que versa sobre el efecto que el contacto
cotidiano con el arte produce en los humanos. Una obra imperdible.
Josefina Sartora
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