La Paz
Dirección y guión:
Santiago Loza
Argentina/2013
Santiago Loza ocupa ya
varias páginas de Claroscuros. Admiramos su talento, su sensibilidad y
envidiamos su prolífica creatividad. En el teatro, no sólo abundan sus obras en
el teatro off, sino que ha pasado al
mismo Maipo, siempre mostrando obras notables: Todo verde, Nada
del amor me produce envidia, La mujer puerca, Mau
Mau. Ya nos hemos referido a algunas de ellas. En todas demuestra su
aguda percepción de la psicología femenina. En cine se destacan Extraño,
Rosa
patria y ahora, La Paz, que en el último Bafici ganó
merecidamente el premio a la Mejor Película en la Competencia argentina y también el premio de la Asociación de Cronistas
Cinematográficos.
Con La Paz, Loza ha vuelto al nivel y al
clima de su opera prima, la excelente Extraño, creando un film de climas o
atmósferas opresivas, de escasos diálogos y personajes, con elipsis, retaceo de
información, y casi minimalista. Es esta una película angustiante, sobre un
muchacho con problemas de conducta: un pasado con hechos borrosos, una
internación psiquiátrica, unos padres que no saben cómo ayudarlo a salir de la
parálisis post hospitalaria, y un Lisandro Rodríguez –habitual director de
las obras de teatro de Loza- algo catatónico, con la rigidez del medicado,
crean una atmósfera pesada, agobiante, sin salida aparente. Liso vive en un
ambiente de clase alta sin sensibilidad psicológica que poco contribuye a su
recuperación; la abuela parece casi la única cuya compañía aporta cierta luz a
su existencia fisurada.
Personaje que dota a la película de una dosis de vitalidad y optimismo, y una revelación como actriz: Beatriz Bernabé. La otra
persona que lo acompaña es Sonia, la asistente boliviana que vive en su casa,
quien no lo trata como a un niño o un enfermo discapacitado y sabe aportarle un
poco de la paz que necesita. Entre ambos se forja un afecto franco que ignora
barreras sociales o culturales.
La cámara fija y cerrada de Iván Fund
–maestro del primer plano- subraya ese encierro opresor. Con ecos de Martín
Rejtman, Loza muestra una vez más su sensibilidad para con las situaciones
extremas, el cariño y respeto que siente por todos sus personajes, su
delicadeza en el tratamiento del drama. El film, estructurado en capítulos con
títulos –a mi juicio innecesarios-, tiene la virtud de presentar el problema
sin maniqueísmos, ni sobreinformación, en la búsqueda de reconstrucción de lo
humano.
Josefina Sartora
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