Pantalla Pinamar 2014
La tradicional Pantalla
Pinamar siempre significa la ocasión de pasar unos días agradables, por la
belleza del lugar, la época en que transcurre, la hospitalidad de sus
organizadores, y una programación para todos los gustos.
Fenómeno curioso el de
Pantalla Pinamar, un evento que es patrimonio de Carlos Morelli, asociado al
INCAA y a la ciudad de Pinamar. Dedicado a la difusión de películas europeas y
argentinas, un festival tan pequeño siempre ofrece sin embargo ciertos tips de los cuales no gozan ni el
Festival de Mar del Plata ni el Bafici. Los –numerosos- críticos y periodistas
siempre disfrutamos de una hospitalidad más que generosa, y una atención
esmerada; las embajadas están presentes a veces con sus más altos dignatarios:
por ejemplo, la misma Embajadora italiana fue la anfitriona del cóctel con que
agasajó a los invitados. Italia es la invitada de honor este año, y la película
de apertura fue una nueva versión de Cinema Paradiso, el ya clásico film
de Giuseppe Tornatore, del año 1988. El Nuovo Cinema Paradiso es el final cut del director, con 50 minutos
más que la versión original, cortada por el productor, lo que totaliza una
versión final de 174 minutos. Esta se ha transformado así en una nueva película,
ya que incluye una historia de amor humano paralela a la historia de amor por
el cine ya conocida.
Otras películas italianas
presentes son Cada santo día, de Paolo Virzi, Aquellos años felices, de
Daniele Luchetti, entre otras. Hay también una sección dedicada al cine suizo,
y otra al cine húngaro. La otra sección frondosa es la española, dentro de la
cual pude ver Blancanieves, del director vasco Pablo Berger. Se trata de una
ingeniosa transposición del cuento clásico de los hermanos Grimm, ambientada en
la Sevilla se los años ´20, con la intervención de toda la tradición española:
toros, flamenco y sevillanas y cortijo incluidos. No es sólo esto lo peculiar,
sino que –como fue el caso de El artista- es un film mudo y en
blanco y negro, con intertítulos. El film se vale del costumbrismo y la cultura
hispanos, y resulta una grata sorpresa. Poca veces se ha visto una Blancanieves que exude tanta crueldad,
como ésta interpretada por Maribel Verdú como la malvada madrastra, excelente
en su caricatura. También se luce Macarena García como la joven torera, y
Angela Molina en un breve papel. La historia juega con los sentimientos
clásicos de la tragedia: amor y muerte, envidia, odio, solidaridad, sabiamente
combinados, aunque se prolonguen demasiado algunas escenas. No es esta una
recreación del cine mudo, sino un pastiche postmoderno que combina melodrama,
tradición clásica, imaginería neogótica romanticismo.
Por otro lado, si las
funciones son por la tarde, todas las mañanas están activas con las conferencias
de prensa de las películas del día (Pantalla Pinamar no repite proyecciones).
Son numerosos los films que han enviado representantes a ese Festival.
La película de cierre es
el preestrno de Ismael, del argentino Marcelo Piñeyro, en coproducción con España.
Argentina ocupa un enorme espacio en Pantalla Pinamar, y hay para todos los
gustos: una sección está dedicada a películas destacadas del último año, como Wakolda,
Tesis
para un homicidio o Fantasmas de la ruta, etc, mientras
otra proyecta clásicos, como La Patagonia rebelde, Boquitas
pintadas o Quebracho. Y hay también films muy nuevos: Inevitable, de Jorge
Algora, coproducción con España, de próximo estreno, los documentales Tango,
pasíón, amor y sexo, de Abel Beltrami, Nacidos vivos, de
Alejandra Perdomo, y Ulises, un alma desbordada, de
Eduardo Calcagno.
Al margen de las
películas, son de destacar las exposiciones sobre cine que se presentan en
Pinamar: una de posters con las obras del suizo Alain Tanner, una muestra de
fotos sobre los estudios Lumiton, y una muestra de dibujos de Rep, que evoca a
figuras relevantes del cine –Fellini ocupa un lugar destacado- y un completo
homenaje a Leonardo Favio. Una exposición entrañable.
Pantalla Pinamar ofrece
este años varios títulos importantes del cine francés: El pasado de Asghar
Farhadi y Joven y bonita de François Ozon, ambas de próximo estreno, y Antes
de que caigan las gotas del rocío, de Philippe Claudel. Violette, de Martin Prevost, que también
veremos pronto en Buenos Aires, tiene por protagonista a la gran Emmanuelle
Devos como la mujer que entabla una fuerte relación con Simone de Beauvoir. Un
film sobre arte y feminismo.
No tuve suerte con la
película alemana que vi, La medición del mundo, de Detlev
Buck. Film con recreación de época, evoca las carreras de dos científicos
alemanes de principios del siglo XIX: el naturalista Alexander von Humboldt, noble
y poderoso, y el matemático Carl Gauss, de origen humilde, ambos dedicados a
sus estudios bajo la protección del duque de Brunswick. Los científicos salen a
explorar el mundo, von Humboldt geográficamente, y Gauss desde su estudio, con
la matemática. El film resulta algo antiguo, moroso, y ni su humor hace gracia.
Dentro del amplio
panorama de cine italiano, hubo mucha expectativa por el documental Giuliano
Gemma, un italiano en el mundo, presentado por su directora, Vera
Gemma, hija del legendario actor. El documental recorre la carrera artística de
su padre, estrella del cine italiano entre los años ´60 y ´80, que hiciera
famoso el género del spaghetti western,
pero que también fue un gimnasta y artista circense. Gemma actuó bajo la
dirección de célebres nombres del cine italiano, y al recorrer la trayectoria del
actor, el documental deviene un recordatorio de todo ese cine. Luchino
Visconti, Duccio Tessari, Valerio Zurlini, Mario Monicelli, Giuliano Montaldo,
todos ellos están presentes en la filmografía de Gemma, con extractos de sus
film, y el documental se enriquece con escenas familiares aportadas por sus
hijas.
Pero el punto más
original de esta edición de Pantalla Pinamar reside en la sección dedicada al
cine indio, que ya se había hecho presente en años anteriores. Tres películas
con formato Bollywood (historia de amor matizada con música, baile y canciones,
de varias horas de duración) están acompañadas por una de las gemas a
descubrir: Amor a la carta (Lunch Box) de Ritesh Batra. Este
film se aparta de la fórmula Bollywood: se trata de una comedia romántica cuyos
protagonistas cruzan sus destinos por azar. Un peculiar y reputado sistema de entregas
de comida en Mumbai comete un raro error y el almuerzo que Ila ha preparado
para su marido cae en manos del señor Fernandez, un viudo gris y amargado que
espera la jubilación en su puesto burocrático. Casi sin proponérselo, entre
ambos se establece una relación epistolar que paulatinamente va tornándose más
íntima y franca, amparándose ambos en la distancia y el desconocimiento mutuo.
Ila trata de recuperar un matrimonio que la tiene frustrada e insatisfecha, él
se debate en la soledad en que vive desde la muerte de su querida mujer. Dos
almas solitarias construyen una ilusión que mejora sus vidas, con su
consiguiente evolución psicológica. El film nunca cae en el lugar común y
ofrece como marco de la historia la ciudad de Mumbai con sus gentes, ruidos y
medios de transporte, un tema tan polémico en India. El film tiene un guión
sólido, y sabe sostener la reiterada lectura de las cartas, que nunca pierde
interés. Habla también del poder de la comida, y presenta la peculiaridad de
una voz de la experiencia, la de una tía que vive en el piso superior de la
joven, la aconseja y nunca vemos.
En la conferencia de
prensa posterior, el Embajador de la India y la actriz y directora Bijaya Jena
–homenajeada por Pantalla Pinamar) se refirieron a la situación del cine en
India: se estrenan unas 3.000 películas por año, y aquellas que siguen la
fórmula Bollywood no necesitan coproducción con otros países, dada la gran
demanda del propio país y de todos los países del sudeste asiático. En cambio,
Amor a la carta califica como cine arte, no es Bollywood (reiteraron ambos) por
lo que debió realizarse con aportes de Francia, Alemania y Estados Unidos. Pero
para sorpresa de todos, tuvo mucho éxito en India.
Y esperamos con ansiedad la última película
de Hirozaku Kore-Eda, De tal padre, tal hijo, también
presente en Pantalla Pinamar.
Josefina Sartora
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