Ella se va (Elle
s´en va)
Dirección:
Emmanuelle Bercot
Guión:
Jérôme Tonnerre
Francia/2013
“Hace
dos días yo tenía mi vida, salí a dar una vuelta, una cosa llevó a la otra…” y
allí está Bettie, atravesando la Francia profunda en su auto durante 4 días, de
un extremo al otro –Bretaña, Auvernia, Saboya-, en una suerte de road movie
de abuela con un nieto a cuestas. En verdad, la vida que llevaba Bettie en su
pueblo de Bretaña no era fácil: viuda, viviendo con su madre, con un restorán familiar
en quiebra, sin crédito en el puerto, para colmo su amante clandestino acababa
de cambiarla por una de 25 años, y embarazada. Por eso, sale ofuscada en su
coche en un viaje sin fin.
El film
dirigido por Emmanuelle Bercot (actriz y coguionista de Polisse) se constituye en
un homenaje a la gran actriz que sigue siendo Catherine Deneuve, con su belleza
mítica radiante a pesar de la edad (ya cumplió 70). Filmada en planos cortos y
primeros planos, la actriz presente en casi todos ellos, la cámara se detiene
en su rostro, su pelo, sus manos, su marcha, su fruición al fumar, como si
quisiera hacer humo toda su angustia. Ella sostiene todo el film que va
cobrando distintos giros, cambiando la dirección de la narración y también la de
su viaje.
Después de varios avatares, encuentros y desencuentros, su reunión
con un nieto casi desconocido le da al viaje, externo e interior, un giro
decisivo. Juntos realizarán una variada peripecia que significa también la
entrada de Bettie en la tercera edad. Y Bettie demuestra que aún entonces se
puede ser bella, abierta a vivir aventuras y a disfrutar del amor.
Con
certeros toques de humor, Catherine se permite reírse de sí misma, como en la secuencia
de la sesión de fotos de las Reinas de las regiones de Francia en 1969. Y allí ¡attention aux vétérans! hablando de
mujeres maduras, también está Milène Demongeot como Fanfan, la amiga que la
ayuda en su momento de crisis. Dije que el film es a medida para el homenaje de
Deneuve, pero significa también una rememoración del cine francés, con evocaciones
de grandes directores. La más bella quizá, el episodio a solas con el viejo que
lía un cigarrillo, parece salida de un documental de Raymond Depardon. Todo el
elenco –profesional y no- la acompaña dignamente: en niño Nemo Schiffman (hijo
de Bercot y nieto de Susanne Schiffman, brillante colaboradora de François
Truffaut), el artista plástico Gérard Garouste, Claude Gensac como su madre, la
cantante Camille como su hija.
Con un
final edulcorado que no se merecía y una banda sonora algo subrayada, no deja
de ser una pequeña agradable película a la cual se le perdonan sus clichés.
Josefina
Sartora
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