Anticipos del 16º Bafici
El Bafici siempre
alimenta nuestra ansiedad, con la presentación de unas 400 películas entre
largos, cortos, primeras proyecciones del más nuevo cine contemporáneo y
revisión de algunos clásicos. Pero se puede hacer una selección, animarse a
conocer nuevos directores en las 3 competencias -Internacional, Argentina y
Vanguardia y género- ver a los consagrados en la sección Panorama, elegir algo
entre las secciones Música y Nocturna, profundizar en la filmografía de algunos
autores a quienes se les consagra una retrospectiva. No he visto mucho todavía,
pero ya puedo anticipar –en bre síntesis- algunas reseñas.
Competencia internacional
Grand Central, de Rebecca Zlotowski,
Francia-Austria/2013.
Vi esta
película en el Festival de Viena, donde ganó el premio Fipresci. Los actores
son figuras recientemente vistas: Léa Seydoux, tan sexual aquí como en La vida de Adèle, y Tahar Rahim,
presente también en El pasado. Ambos
despliegan admirables performances, con presencia física poderosa. Pertenecen a
un grupo de obreros que opera en una central atómica, con gran riesgo de
exposición a la radioactividad. Entre el grupo se encuentra también el gran
Olivier Gourmet y sorpresa: ¡Nahuel Pérez Biscayart! Tan peligroso resulta el
trabajo como la relación que ambos protagonistas mantienen, porque ella es la
mujer de un colega, que vive en la cabina vecina en un complejo de viviendas de
la central. Mientras el tema del trabajo y las relaciones entre trabajadores
está tratado con tensión y suspenso y se sigue con interés, encontré la
aventura clandestina más convencional, sobre todo recordando la original opera
prima de Zlotovski, Belle épine.
Competencia Vanguardia y género
Costa da Morte. Lois Patiño, España/2013.
Primer
largometraje de Patiño, este documental, en la línea de Arraianos, también muestra con gran belleza la zona al Oeste de
Galicia, considerada en la Edad Media el borde del mundo. Patiño no cede a la
premisa de constantes panorámicas, largas, plácidas, para mostrar ese mar y esa
tierra neblinosa de una naturaleza magnífica, con historias de piratas, con
incendios y bosques en vías de extinción. Incluso sus personajes están tomados
a la distancia en planos generales contemplativos.
Panorama
Stray dogs. Tsai Ming-liang,
Taiwan-Francia/2013.
Tsai incursiona nuevamente en la soledad y la incomunicación, con su estrella fetiche Lee Khan-sheng quien una vez más protagoniza un film de este inefable director, en un rol nunca probado antes: es un padre que transita los márgenes de Taipei, junto a sus dos hijos pequeños. En su último film, Tsai lleva el plano largo y en silencio hasta el paroxismo, tensa la cuerda hasta extremos casi inconcebibles. El film no ancla en el realismo, sino en el simbolismo. El padre hace propaganda callejera de departamentos, cuando todos viven refugiados, okupando un espacio inhóspito abandonado. En varios ¿flashbacks?, la casa donde vivían tiene sus paredes oscurecidas y llagadas: la casa llora, dice la madre, como un cuerpo. El hombre suele buscar refugio en los descampados que hay en medio de la ciudad, y siempre regresa al agua, como una vuelta a la naturaleza.
Tsai incursiona nuevamente en la soledad y la incomunicación, con su estrella fetiche Lee Khan-sheng quien una vez más protagoniza un film de este inefable director, en un rol nunca probado antes: es un padre que transita los márgenes de Taipei, junto a sus dos hijos pequeños. En su último film, Tsai lleva el plano largo y en silencio hasta el paroxismo, tensa la cuerda hasta extremos casi inconcebibles. El film no ancla en el realismo, sino en el simbolismo. El padre hace propaganda callejera de departamentos, cuando todos viven refugiados, okupando un espacio inhóspito abandonado. En varios ¿flashbacks?, la casa donde vivían tiene sus paredes oscurecidas y llagadas: la casa llora, dice la madre, como un cuerpo. El hombre suele buscar refugio en los descampados que hay en medio de la ciudad, y siempre regresa al agua, como una vuelta a la naturaleza.
No hay
explicaciones sobre ese personaje ambiguo, ni sobre las mujeres que se ven
involucradas en la historia. Tsai prefiere lo visual a lo verbal, y lo demuestra
en algunos planos magistrales: el más notable, el anteúltimo, de más de 10
minutos, en que él y su esposa practican una suerte de despedida, en un plano
inundado por la muerte. No es menos impresionante otro en que, mientras
sostiene su cartel en la calle y bajo la lluvia y el viento (siempre la lluvia,
en el cine de Tsai), expresa su dolor en una canción elegíaca igualmente
tanática. Film meditativo, con algunos momentos que provocan la incomodidad y
angustia, resulta devastador.
Salvo.
Favio Grassadonia y Antonio Piazza, Italia-Francia/2013.
Esta obra a cuatro
manos, opera prima de los italianos Favio Grassadonia y Antonio Piazza, si bien diferente a Stray Dogs, también se vale del largo
plano secuencia y el silencio como vías expresivas. El film comienza como una
historia de mafia siciliana, con una suerte de samurai de una banda que debe
vengar un atentado, y en la casa de su oponente encuentra a la hermana de éste,
una chica ciega. Casi sin quererlo, casi sin saber lo que hacen, esos dos
personajes se ven unidos íntimamente por un destino trágico.
En su primera
parte, una escena extraordinaria me ganó para el resto: el mafioso entra
en la casa de su víctima y allí está la joven ciega, quien con su agudo oído
percibe su presencia. En absoluto silencio y en una sola toma, y en base al planos secuencia, a imágenes en
espejos, a cámara en mano, el hombre entra, sube escaleras, las baja, la chica
reacciona, tiene miedo, él duda, y se logra un clima de suspenso asombroso. La
fuerza del sonido fuera de campo también es relevante en todo el film. Casi sin
diálogos, sin música adicional, con una actriz extraordinaria, la también
debutante Sara Serraiocco –y pese a que decae en la segunda mitad-, me
reconcilió con el nuevo cine italiano.
Cae la noche en Bucarest. Corneliu Porumboiu, Rumania-Francia/2013.
Después
de su consagración, el talentoso director rumano Corneliu Porumboiu ocupa un
lugar destacado en el Bafici con el film de Clausura, The Second Game, y otro
en la sección Panorama. When Night Falls Over Bucharest or
Metabolism. Es el título curioso y poco transparente para esta historia
de un director de cine (Bogdan Dumitrache, siempre presente en todas las
escenas) quien está terminando de rodar su film, mientras atraviesa una crisis
personal, afectiva y de auto estima. En la apertura, le manifiesta a su actriz
que el cine tiene sus límites, y el plano no debe durar más de 11 minutos. Porumboiu
desarrolla su propio film alrededor de ese pivote: filmada en muy pocos planos
–uno por cada escena, y un último que abarca dos escenas- cada uno de ellos
está en el borde de esa medida.
El film
es la odisea del director de cine: cada escena muestra los quiebres del
director, que duda sobre su propio trabajo, come y fuma con ansiedad, engaña a
su productora, seduce a su actriz, y ensaya con ella obsesivamente cada toma,
buscando el absoluto naturalismo. El hombre sufre además de hipocondría, y está
convencido de que padece de alguna enfermedad. Conocimos el rigor de Porumboiu
en 12:08 Este de Bucarest y Policía, adjetivo. El mismo rigor del
que se vale en esta pintura de un anti héroe y para reflexionar –con abundante
diálogo y ácida autocrítica- sobre su relación con los múltiples aspectos de la
realización cinematográfica. Imperdible para cinéfilos.
Our
Sunhi. Hong Sang-soo, Corea del Sur/2013.
Frente a
un nuevo film de Hong, siento que veo más de lo mismo, aunque nunca pierde su
frescura, humor y calidad. Sunhi es una joven estudiante de cine, ante quienes
caen tres enamorados: su profesor, su compañero –ambos directores de cine,
claro- y otro intelectual más. Ella flirtea con todos, todos comen y beben
mucho. Como siempre, muchos planos frente a la mesa, que los toma de perfil, en
plano fijo mientras hablan borrachos sobre las relaciones humanas. O el parados,
de perfil hablando en la calle. Hong juega con los planos, y con el zoom
violento en medio de un plano, porque sí, pasando súbitamente de plano largo a
plano medio.
Cada uno
de sus film es una nueva variación sobre sus 3 o 4 temas.
Aimer,
boire et chanter. Alain Resnais, Francia/2014.
En su
último film, poco antes de morir, Resnais puso en escena la pieza de teatro Life of Riley de Alan Ayckbourn, autor
ya presente en otros de sus films. Y lo hace con criterio teatral: cuatro
escenografías en jardines, con telones pintados que semejan las fachadas de las
respectivas casas, objetos de cartón, tres parejas en crisis por la inclusión
de Georges, un amigo común y enfermo terminal. Figura central en la obra, nunca
en escena. Habituales en Resnais como su mujer, Sabine Azéma, y André Dussolier
y otros 4 actores discuten sobre la amistad, el amor, el paso del tiempo y la
muerte, entre los ensayos de una obra de teatro dentro de la obra. Entre una y
otra escena, un travelling
naturalista por la campiña inglesa, en viaje de una locación a otra.
Film
menor, pero valioso por su libertad para las elecciones estéticas y el buscado
artificio. Demuestra el interés de Resnais por el teatro después de Vous n´avez encore rien vu -también
teatral- y evoca las premisas de Smoking-no
smoking, constituyendo un agridulce legado del autor francés sobre las
cosas más importantes en la vida.
Josefina Sartora
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