21 de octubre de 2014

Entre música y libros

Barroco.
Dirección: Estanislao Buisel
Guión: Estanislao Buisel y Walter Jakob
Argentina/2013


Durante el Bafici 2013, se presentó en Competencia Argentina la opera prima de Estanislao Buisel, Barroco. Por fin se estrena ahora en el Malba, paraíso para aquellas buenas obras argentinas que por los vericuetos comerciales de la distribución quedarían en el limbo.

En un gran porcentaje, las películas de los más nuevos directores argentinos giran alrededor de un monotema, recurrente en El loro y el cisne, Acá adentro, incluso en Pend3jo5, del veterano Perrone: los jóvenes que se niegan a crecer. Se está haciendo demasiado reiterativo, por eso resulta atractivo cuando los directores del NCA se interesan por otros temas más variados y fértiles, como sucedía en süden, Invernadero o Yatasto, por ejemplo. Pero una consigna del trabajo realista que hoy predomina indica filmar sobre lo que uno mejor conoce, y eso no está nada mal.

Barroco no es una excepción a esa generalidad. Su protagonista es un joven que acaba de conseguir trabajo en una librería –ama los libros- y novia flautista barroca, y con un amigo está pergeñando una fotonovela que habría de ubicarse en una Buenos Aires sin gas, en invierno. El problema es que Julio irá tomando decisiones que habrán de complicar cada uno de estos frentes. El tema del robo vuelve una y otra vez en el film: en la fotonovela habrá un robo de artefactos eléctricos, un compañero de Julio roba libros de la librería y él no vacila en seguir su ejemplo, de manera cada vez más osada. Robo y mentira se van articulando alrededor de Julio, frente a su novia y a sus empleadores, mientras el muchacho rehúsa asumir cualquier responsabilidad.

En su opera prima, Estanislao Buisel sabe mantener un ritmo y una tensión acorde con la historia, que si bien no es fascinante, mantiene su suspenso. Al final, inserta un film dentro de otro al presentar la fotonovela, con rasgos de humor, personajes y referencias a la historia que se narró antes. Con un elenco cohesionado, con nombres ya frecuentes en el nuevo cine más joven –los siempre eficaces Julián Tello y Julia Martínez Rubio, el ubicuo Walter Jakob, también coguionista- y una música barroca que parece concebida para este film.


Josefina Sartora

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