14 de octubre de 2014

Festival de Valdivia 2014. Los premios


La clausura


Bajo la dirección de Raúl Camargo se entregaron los premios Pudú (un mamífero de la región, similar a un cervatillo, sin cuernos) y otros, del 21º Festival de Valdivia. Estos son todos ellos:

- Mejor Película Competencia Largometraje Internacional: Waiting for August, de Teodora Ana Mihai (Belgica Rumani). La ganadora obtuvo USD 4.000, premio otorgado por la Universidad Austral de Chile.

- Premio Especial de Jurado Largometraje Internacional: El Resto del Mundo, de Pablo Chavarría (Mexico España).

- Mención Especial del Jurado Largometraje Internacional Mercuriales, de Virgil Vernier (Francia).

- Mención Especial del Jurado Largometraje Internacional: The Iron Ministry, de J.P. Sniadecki (China-EEUU).

- Premio del Público Largometraje Internacional: Matar A Un Hombre (Chile-Francia).

- Mejor Película Largometraje Chileno: Los Castores, de Nicolás Molina y Antonio Luco. El ganador obtuvo $3.000.000 (tres millones de pesos) entregados por Chilevision y USD 3.000 (tres mil dólares) aportados por la Dirección de Asuntos Culturales (DIRAC).

- Mención Especial del Jurado Largometraje Chileno: Respirar Helado, de Carolina García Bloj. Obtiene 2.000 USD (dos mil dólares), aportados por la Dirección de Asuntos Culturales (DIRAC).

- Mejor Cortometraje Estudiantes de Cine Latinoamericanos: Niños Caminantes del Chocó, de Rolando Vargas (Colombia). El ganador obtuvo USD 500 (quinientos dólares) otorgado por la Universidad Austral de Chile.

- Mención Especial Estudiantes de Cine Latinoamericanos: Caracoles y Diamantes, de Paola Michels (Argentina).

- Mejor Cortometraje Austral Chileno-Argentino: Los Trapos al Sol, de Ramiro Zamorano (Chile). El ganador obtuvo USD 500 (quinientos dólares) otorgado por la Dirección de Asuntos Culturales (DIRAC).

- Mención Especial Cortometraje Austral Chileno-Argentino: Los Tres Idiotas, de Francisco González (Chile).

- Mejor Cortometraje Infantil: Un Viaje A La Luna, del Taller De Cine De La Escuela Pehuén De Lebu (Chile). El ganador obtuvo USD 1.000 (mil dólares) otorgado por la Universidad Austral de Chile.

- Premio VTR Sundance Channel: Santiago Violenta, de Ernesto Díaz (Chile). El ganador obtuvo USD 5.000 (cinco mil dólares) otorgado por VTR Sundance Channel.

- Ganador Concurso de Cortometrajes en Alta Definición de Escuela de Cine y Audiovisuales: Aun Tenemos Patria, de Horacio Santander de la Universidad de Chile. El ganador obtuvo $500.000 (quinientos mil pesos) y una cámara Sony Action Cam otorgados por VTR y Video Corp.

- Mención Concurso de Cortometrajes en Alta Definición de Escuela de Cine y Audiovisuales: Sobre la Marcha, de Fabián Ulloa del Instituto Arcos.

- Premio Moviecity La Voz en Off, de Cristián Jiménez (Chile-Francia-Canadá). El ganador obtuvo USD 25.000 (veinticinco mil dólares), otorgados por Moviecity.

- Premio Concurso ARCOS: Proyecto Ferrocarriles, de Carlos Leiva. El ganador obtuvo $2.000.000 (dos millones) para escritura de guión. 
 
Culminó así este Festival que se caracterizó por su generosidad, por la excelencia de su programación, y que, a juzgar por las declaraciones oficiales, va a ir en franco crecimiento. En una ciudad también en desarrollo industrial y social, con un entorno amigable, una naturaleza desbordante, y este año con un clima espléndido de sol, verdor y cuando la lluvia habitual estuvo casi ausente.


Era el 12 de octubre. Desde afuera, se oía una manifestación de protesta de la comunidad mapuche Koliñir Lof Mapu, que fue invitada a entrar. Adentro, manifestaron la reivindicación de sus derechos sobre la tierra y el agua que les están arrebatando, denunciaron los maltratos que están sufriendo sus comunidades (la Gendarmería acosó y amenazó con armas a dos niños durante un desalojo), y rechazaron la construcción de una represa sobre el río Pilmaiken, que anegará una zona sagrada. El Festival fue fiel a su lema, un modelo: “un lugar de encuentro e integración”.

Las premiadas


Volviendo al cine, estoy en un todo de acuerdo con el premio a la opera prima de Theodora Ana Mihai, Waiting for August (Bélgica-Rumania/2014). Documental sobre una familia de 7 chicos entre 17 y 6 años que viven solos en una ciudad de Rumania, mientras su madre trabaja como empleada doméstica en Italia. Al padre(s?) no se lo nombra. Georgiana, de 15 años, oficia de jefa de la familia, ya que su hermano mayor, el administrador, pasa todo el día frente a la computadora. El resto vive alegremente en ese mundo sin adultos, donde las normas son bastante relajadas, todos pendientes de los llamados de la madre, las comunicaciones por Skype, los paquetes que ella envía desde Italia, y la espera de su regreso durante las vacaciones. Mientas tanto, la actividad más frecuente es ver la TV, hasta altas horas de la noche, sobre todo series latinoamericanas.
El film –muy cinéma vérité- registra la vida cotidiana desde el invierno hasta agosto; está admirablemente compuesto y montado, con unas actuaciones totalmente naturales y espontáneas de los observados, sin música, y no le es necesaria. Y exuda una humanidad como pocos en este Festival. Es muy interesante cómo Mihai presenta un mundo sin adultos, o con la presencia de uno solo: la vecina que supuestamente iba a vigilarlos, pero está enferma y no puede –o no quiere- hacerse cargo. Fuera de los chicos y sus amigos, sólo los edificios circundantes, ajenos al devenir de ese peculiar mundo infantil. El foco está puesto en el coming of age de Georgiana, en los momentos en que está deviniendo mujer, y a través de ella, lo que viven sus hermanos, con momentos conmovedores.



En la Competencia Internacional, el público premió a la chilena Matar a un hombre, de Alejandro Fernández Almendras. Como es habitual, el público eligió una película decididamente de ficción, narrativa, un thriller psicológico pero también social, podría decirse. Premiada en varios festivales, aborda el tema de la justicia por mano propia, tan de actualidad, movida por la venganza. Qué puede hacer un hombre cuando los custodios de la ley no lo protegen. Una familia de clase media baja en un pueblo entre el bosque y el mar vive el acoso de un vecino, un “pesado” que agrede, maltrata y amenaza a cada miembro de la familia. Desamparados por una justicia que los ignora, el padre de familia, menoscabado en su honor, en la estima de su familia y en la propia, decide ser él quien la ejecute. Pero no es tan fácil matar a un hombre, y vivir con eso.
En la previa, el director insistió mucho sobre las características de la clase media chilena, su ambigüedad económica, su enfrentamiento con los sectores más bajos. Como en su anterior Huacho, Fernández Almendras presenta un cuadro de la realidad social chilena, donde -son sus palabras- “el grado de justicia al que uno puede aspirar es el grado de justicia que uno puede comprar”.
El film es muy correcto, tenso y riguroso, con un inteligente uso de la cámara, valiosos planos secuencia, y una fotografía oscura de Inti Briones, que van creando un clima denso y opresivo. La cámara adopta el punto de vista del padre, poniendo al espectador en la incómoda posición entre la identificación y justificación del crimen, o su rechazo moral. Aquí la venganza no adopta ningún tinte banal o satírico (Cf. Relatos salvajes), sino que significa aun verdadero descenso a los infiernos.


Muy impresionante resultó el premio-adquisición de Movie City, ¡25.000 dólares! para la chilena La voz en off, una coproducción de Chile-España-Canadá realizada por el valdiviano Cristián Jiménez.  Un film sobre una familia en problemas, o disfuncional, para ser actuales. Cuando la hermana mayor regresa a Chile con su nueva familia, los padres anuncian su separación, que para la madre (Paulina García, la actriz de Gloria, película que seguimos esperando en Buenos Aires) se trata de una crisis temporaria. Pero las hijas sabrán que su padre oculta un tenebroso pasado, algo que toda Valdivia conoce, excepto ellas. Se trata de un film amable, algo chato, al que le cuesta levantar vuelo, con el consabido enfrentamiento entre hermanas diferentes, y permanentes desencuentros de los persoanjes, incluso consigo mismos. Logra algunos momentos graciosos –la niña que chatea con su bisabuela, hasta después de muerta- y lo más destacado y muy agradable son las locaciones en esta ciudad, que luce espléndida, con fotografía también de Inti Briones, y está filmada con amor.


Josefina Sartora

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