Refugiado
Dirección: Diego Lerman
Guión: Diego Lerman y
María Meira
Argentina/2014
Diego Lerman ha demostrado ser un conocedor
de la psicología femenina, por la cual siempre se lo nota interesado. Sirva
recordar Tan de repente, que presentaba una diversa galería de
personajes femeninos, o La mirada invisible, donde llevó a
otro nivel la novela original. Conmovido por hechos reales de violencia
doméstica contra las mujeres, investigó este tema que por fin ha salido a la
luz pública, encerrado hasta ahora en el secreto familiar.
En Refugiado presenta la historia de
Laura y su hijo Matías, quienes escapan de las agresiones muy violentas de su
esposo y padre. Para colmo, Laura está embarazada, el bebé ha logrado
sobrevivir a las golpizas salvajes, y ella tratará por todos los medios de
salvar a sus hijos y a sí misma, escapando de los mecanismos de poder
establecidos y procurará no caer nuevamente en manos del agresor familiar.
Julieta Díaz tiene una nueva consagración en su rol de mujer golpeada y
valiente a pesar de sus miedos, pero el que ocupa el centro del film es Matías,
interpretado con una gran performance del niño debutante Sebastián Molinaro. La
historia está contada casi completamente desde su punto de vista, narra la
experiencia de este chico que a los 7 años huye sin encontrar la paz o el
sosiego, escapa de hechos de los cuales ha sido testigo y víctima, de quien ama
y odia a la vez. Si la película no resulta más densa es porque la realidad está
vista con la mirada infantil, mucho más despojada de criterios que la adulta,
más fresca e ingenua. Y el chico es excelente en todas las circunstancias, no
parece actuar.
Lerman investigó el tema de la violencia de
género en Buenos Aires, conoció los refugios para mujeres golpeadas y sus
hijos, entrevistó víctimas, abogados, trabajadores sociales, psicólogos, todo
el contexto que colabora en la recuperación de la mujer agredida por su pareja.
Forman parte del elenco –en secundarios y como extras- mujeres que en la
realidad han atravesado situaciones similares. La protagonista atraviesa todos
esos espacios sin encontrar reaseguros, jaqueada por sus miedos y sus
contradicciones, por el amor-odio hacia su compañero. Y su hijo emprende con
ella un viaje iniciático, sale de la inocencia del primer plano –no casualmente,
circula por un túnel buscando la salida- hasta su toma de conciencia de la
gravedad de la situación, y de su propio poder de tomar acciones en la misma.
Es un hallazgo mantener al agresor en un
sostenido fuera de campo, lo cual lo constituye en una amenaza constante, la
voz en el teléfono siempre al acecho, el posible peligro familiar siempre
inminente. Con lo cual la violencia continúa, aun a la distancia, es este thriller llevado con sabia mano.
Josefina Sartora
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