31 de octubre de 2014

Vivir con el enemigo

Refugiado
Dirección: Diego Lerman
Guión: Diego Lerman y María Meira
Argentina/2014


Diego Lerman ha demostrado ser un conocedor de la psicología femenina, por la cual siempre se lo nota interesado. Sirva recordar Tan de repente, que presentaba una diversa galería de personajes femeninos, o La mirada invisible, donde llevó a otro nivel la novela original. Conmovido por hechos reales de violencia doméstica contra las mujeres, investigó este tema que por fin ha salido a la luz pública, encerrado hasta ahora en el secreto familiar.

En Refugiado presenta la historia de Laura y su hijo Matías, quienes escapan de las agresiones muy violentas de su esposo y padre. Para colmo, Laura está embarazada, el bebé ha logrado sobrevivir a las golpizas salvajes, y ella tratará por todos los medios de salvar a sus hijos y a sí misma, escapando de los mecanismos de poder establecidos y procurará no caer nuevamente en manos del agresor familiar. Julieta Díaz tiene una nueva consagración en su rol de mujer golpeada y valiente a pesar de sus miedos, pero el que ocupa el centro del film es Matías, interpretado con una gran performance del niño debutante Sebastián Molinaro. La historia está contada casi completamente desde su punto de vista, narra la experiencia de este chico que a los 7 años huye sin encontrar la paz o el sosiego, escapa de hechos de los cuales ha sido testigo y víctima, de quien ama y odia a la vez. Si la película no resulta más densa es porque la realidad está vista con la mirada infantil, mucho más despojada de criterios que la adulta, más fresca e ingenua. Y el chico es excelente en todas las circunstancias, no parece actuar.


Lerman investigó el tema de la violencia de género en Buenos Aires, conoció los refugios para mujeres golpeadas y sus hijos, entrevistó víctimas, abogados, trabajadores sociales, psicólogos, todo el contexto que colabora en la recuperación de la mujer agredida por su pareja. Forman parte del elenco –en secundarios y como extras- mujeres que en la realidad han atravesado situaciones similares. La protagonista atraviesa todos esos espacios sin encontrar reaseguros, jaqueada por sus miedos y sus contradicciones, por el amor-odio hacia su compañero. Y su hijo emprende con ella un viaje iniciático, sale de la inocencia del primer plano –no casualmente, circula por un túnel buscando la salida- hasta su toma de conciencia de la gravedad de la situación, y de su propio poder de tomar acciones en la misma.

Es un hallazgo mantener al agresor en un sostenido fuera de campo, lo cual lo constituye en una amenaza constante, la voz en el teléfono siempre al acecho, el posible peligro familiar siempre inminente. Con lo cual la violencia continúa, aun a la distancia, es este thriller llevado con sabia mano.

Josefina Sartora


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