30 de noviembre de 2014

Festival del Mar del Plata. Premios

Come to my Voice (Were dengê min)
Dirección: Hüseyin Karabey
Turquía-Francia-Alemania/2014


La película premiada con el Astor de Oro, Come to my Voice, fue una de las más complacientes de la Competencia Internacional, una obra cargada de buenas intenciones con mensaje moralizante, de las que suele gustar al público en general, y obtuvo también el premio de éste. Una película realizada desde el costumbrismo y color local y, como muchas del festival, anclada en la realidad histórico-política. En un pueblo enclavado en un hermoso valle en la zona kurda, los ocupantes turcos llevan presos a todos los hombres jóvenes del pueblo a cambio de que los habitantes entreguen las armas que el ejército supone que poseen para la resistencia. Por supuesto, esas armas no existen. La madre y la hija de uno de ellos hacen todo lo posible para conseguir alguna pistola por lo menos, y recuperar así al jefe de familia. Inician entonces un derrotero que las llevará al encuentro de tres juglares ciegos que habrán de contar esta saga en un relato enmarcado.

La historia de esa búsqueda de armas está contada como una fábula. Tiene su sentido alegórico, dibujando toda una red social local que pone en evidencia cómo actúa esta, y que pasa por varios estadios: solidaridad, rivalidades, corrupción, fraude, contrabando, comprensión, se van jugando ante la necesidad de las mujeres.


Con actores no profesionales y una espléndida fotografía de esas montañas, la película no está mal, sino que está realizada cumpliendo una cantidad de cánones caros a los festivales, mencionados al principio. El jurado presidido por Paul Schrader evidencia con su decisión que prefirió un cine sin riesgos, con una puesta en escena clásica y una historia que busca la empatía, y dejó de lado propuestas más arriesgadas, fuertes y comprometidas. Una película valiosa como la coreana Alive recibió sólo el premio al mejor actor, quien también era su director, Park Jungbum. Otra genialidad como Cavalo Dinheiro tuvo sólo en su magistral fotografía el premio que debió ganar en otro nivel. Y la tarea de Mathieu Amalric en La chambre bleue, si bien correcta, no es tan notable como para ganar el premio a la dirección. 

Josefina Sartora

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