12 de diciembre de 2014

Una Pasión

Calvario (Calvary)
Dirección y guión: John Michael McDonagh
Irlanda-Inglaterra/2014


En la primera escena, en un solo plano, se presenta el calvario que habrá de atravesar el padre James (Brendan Gleeson): un feligrés le informa de que lo matará en una semana, un domingo –como corresponde-, en venganza por haber sufrido violaciones y abusos por parte de otro cura cuando niño, durante 5 años. Esa afrenta le ha dejado heridas incurables, y habrá de pagar justo por pecador. Porque el padre James es un modelo de bondad: esa es la paradoja. Al día siguiente, en la misa, comulgan unos pocos fieles que representarán la sociedad de ese pueblo del Norte de Irlanda: una pareja adúltera, el tercero en discordia, el médico cínico, el escritor, y así se irán presentando a la manera clásica una galería de personajes, miembros de esa pequeña comunidad. El cura sabe quién será su asesino, pero no busca denunciarlo sino, en esa semana, prepararse para morir.

Día a día, ese cura bonachón, con experiencia de vida y que aún lucha con su adicción al alcohol, pondrá en orden algunos temas, sobre todo su relación con la hija que tuvo antes del sacerdocio. También intentará llevar a su feligresía por el camino del bien, sin  mucho éxito, en una peripecia que cultiva la comedia de costumbres, negra, y el drama. A manera de viñetas muy dialogadas, unas más logradas que otras, que oscilan entre la solemnidad y el cinismo, la fe y el desasosiego, la responsabilidad y el desborde.


El padre James se siente frustrado, la religión ha dejado de ser necesaria, y mucho menos la gente cree en la iglesia. Calvario intenta tranquilizar las conciencias culposas por los pecados de la iglesia católica. Tema muy à la page, ahora que con el papa argentino los católicos han empezado a reconocer tibiamente los crímenes de la pedofilia y otros varios excesos de la jerarquía eclesiástica. Irlanda es un país tan católico como España o Italia, pero al parecer allí también reina el descreimiento y la falta de confianza en sus líderes religiosos. Ya el padre James no puede siquiera conversar con una niña desconocida sin que el progenitor sospeche de sus intenciones morbosas. Sin embargo, se sugiere que absolutamente nadie está libre de pecado, y que alguien debe hacerse cargo del mal colectivo. El film puede abrir polémicas entre creyentes y otros fuera de la iglesia, porque pone en crisis temas teológicos así como morales. Incluso el título sugiere una interpretación crística, un paralelo entre la Pasión de Jesús y la del padre James. El epígrafe del film remite a la historia de los dos ladrones que iban a morir con Jesús, uno fue salvado y el otro condenado: ¿dónde está el bien, dónde el mal? ¿Y la justicia? ¿Quién merece castigo? ¿Tiene sentido la iglesia en su estado actual? En todo caso, las cuestiones quedan abiertas.


Brendan Gleeson tiene una presencia poderosa, parece invulnerable al principio, y va evolucionando hasta mostrar sus aspectos más débiles. A su lado, entre el mar y cerros agrestes fotografiados espectacularmente por Larry Smith, un cast excelente, en el que se destacan Kelly Reilly como su hija, Chris O´Dowd, el gran Emmet Walsh, Dylan Moran e Isaach de Bankolé. Como curiosidad, los títulos finales se muestran –demasiado fugazmente- mientras suena Subo, una tonada del Norte argentino.


Josefina Sartora

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