De tal padre, tal hijo (Soshite
chichi ni naru)
Dirección: Hirozaku
Kore-eda
Japón/2013
El drama de los hijos
cruzados en las maternidades al nacer es más frecuente de lo que parece, y el
cine se ocupó de ello hace muy poco en El
otro hijo (Le fils de l´autre), de Lorraine Lévy, donde además se cruzaban
las identidades entre israelíes y palestinos. El japonés Hirozaku Kore-eda,
quien ya se había dedicado a los conflictos familiares en Nobody Knows y Un
día en familia –muy arraigado en la tradición del cine japonés-, aborda
también este tema, tomado de una historia real, de manera impecable. No importa
adelantar el conflicto, se conoce a los pocos minutos: lo interesante es como
responde cada familia ante ese hecho inesperado, cómo se desarrolla la vida familiar.
En el caso de De
tal padre, tal hijo, es interesante la pintura de ambas familias
involucradas, aunque la narración se detiene más en una de ellas, la que
aparentemente tiene un perfil más triunfador ante la sociedad: padre arquitecto
(el cantante Masaharu Fukuyama), exitoso, creativo y competitivo, con una buena
posición social y económica, cuya mujer se dedica a atender su casa y la
crianza de su único hijo, muy sensible, con quien el padre no se siente
identificado. Cuando conoce la verdad, comprende por qué ese niño no se le
parece, o no está a la altura de sus aspiraciones. Como ambos muchachos son
pequeños, para evitar decisiones drásticas y traumáticas, las dos familias comienzan
por entablar relación, en un proceso de adecuación para todos e incorporación
de la noticia. El otro padre es mayor, con más hijos, y dueño de un pequeño
comercio en los suburbios. En su modesto hogar se respira una calidez y
diversión ausentes en el elegante departamento de la otra pareja, lo que pone
en evidencia distintas maneras de ejercer la paternidad. La situación no es
fácil para nadie, y menos aún cuando los niños cambian de casa, como era de
esperar.
Como en todos los Films
de Kore-eda, es fuerte el trasfondo ético, la cuestión moral y social, aquí con
una crítica a la sociedad patriarcal y ambiciosa, en la figura del padre
arrogante. Una realidad japonesa, pero también universal. Es diferente la
respuesta de hombres y mujeres al conflicto: mientras el hombre es motivado por
la razón, la naturaleza y la fuerza de la sangre, para las mujeres lo
importante es el cariz emocional y afectivo: quién crió a cada niño, en quién
han puesto su cariño, más allá de quién lo haya engendrado o parido. El título
original significa, en sentido amplio, Entonces
devenir padre, y en efecto, el film sigue la evolución de ese padre que
carga con sus contradicciones. En ese entramado cultural, las mujeres quedan
relegadas a un segundo lugar: si bien aportan su sentido común, son los hombres
quienes toman las decisiones.
Kore-eda se introduce en
la intimidad de ese drama, y lleva la peripecia con mano delicada, contenida,
empatizando con todos, sin colocar el lugar de la verdad en ningún lado, o en ambos.
Simplifica el asunto al caracterizar las familias de manera estereotipada, esquemática,
pero no falla en presentar el drama que todos viven, las distintas actitudes
éticas de los padres, con su respectiva vulnerabilidad, sus aciertos y errores.
Y sin olvidar el humor.
De tal padre, tal hijo ganó el Premio del Jurado en el Festival de
Cannes en 2013.
Josefina
Sartora
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