21 de abril de 2015

Bafici 2015. 3ª nota

Competencia internacional


The Kindergarten Teacher. Dirección y guión: Navad Lapid, Israel-Francia/2014.
La segunda obra de Lapid, premiado en el Bafici de 2012 por Policeman, no se parece a nada, y menos parece estar filmada en Israel. Es la historia de un artista nato, un chico de unos 5 años, que compone poemas en una suerte de trance, poemas crípticos, adultos, de gran lirismo. El chico y su don peculiar despiertan en su maestra de jardín de infantes un creciente interés que deriva en obsesión por compartir y estimular al artista, a quien compara con Mozart. La propia maestra quiere escribir poesía, está sufriendo cierta insatisfacción física y espiritual y lo que empieza como una tibia apropiación deriva en un acoso y abuso del chico que transgrede toda mesura. Lapid había demostrado en su opera prima su buena mano para el suspenso, y aquí se supera. El actor que encarna al chico es también un caso excepcional, y merece el premio a mejor actor del Bafici. Ambos personajes encarnan seres únicos, diferentes, en una sociedad que no parece tener lugar para ellos.

Competencia argentina


Miramar. Dirección y guión : Fernando Sarquís, Argentina/2015
El retiro a un balneario fuera de temporada es ya un tópico del nuevo cine argentino. Lo es también la presencia del personaje silencioso, que carga con un pasado misterioso, del cual no quiere hablar. Es lo que ocurre en Miramar, opera prima del cordobés Fernando Sarquís, que no tiene lugar en la ciudad de la playa atlántica sino en un pueblo de Córdoba, junto a la laguna Mar Chiquita, que “parece un mar”. Hasta allí llega el personaje (Maximiliano Gallo), a una posada que atienden madre e hija, las protagonistas del film. Sofía (Florencia Decall) atraviesa un momento de inflexión, de apertura a la madurez, porque debe decidir si acepta la beca para estudiar en la universidad, para lo cual debería dejar su pueblo, su trabajo junto a su madre (Eva Bianco) y a un padre postrado en una institución, en vías de rehabilitación. La llegada del forastero da cauce para una amistad circunstancial, en la que Sofía pone a las claras su ingenuidad, frescura que habla tal vez de la inocencia del pueblo provinciano, del nido que ella deberá abandonar.

Filmado en base a primeros y primerísimos planos –de los personajes, y también de los detalles del ambiente- que dialogan con panorámicas de un pueblo y playa vacíos, el film transcurre entre diálogos banales, sin mayor conflicto ni progresión dramática. De la historia de él, apenas unos trazos sugeridos. De ella, sabemos que deberá partir.
Un film limitado, con mucho de déjà vu, pero filmado con sensibilidad, que puede abrir camino a un nuevo realizador.

Panorama


La once. Maite Alberdi, Chile/2014.
Durante varios años, la directora chilena registró los encuentros mensuales de su abuela y sus amigas a tomar el té, ceremonia que reiteran desde hace más de sesenta años. (Once se llamaba el té que se tomaba a media mañana, y también lo es el de la tarde.) Encuentros que hablan de un grupo social y humano particular: las señoras mayores de la clase media y alta chilena, un estrato del cual el cine hasta ahora no ha hablado. Y lo hace maravillosamente: con primeros planos de esas señoras paquetas, que cuidan su aspecto a lo largo de los años, de esas tortas, dulces y sándwiches que todas comen vorazmente, con charlas que van desde las desdichas y felicidades conyugales hasta el debate por la proliferación del lesbianismo, o el entusiasmo ante un partido de fútbol que juega la selección nacional. Diálogos que no tienen desperdicio, algunos divertidos, otros filosos, otros tristes, se van trenzando con canciones y poemas, rezos, los dulces y el retoque de los labios. Pero por supuesto el gran tema es el paso del tiempo, la vejez y la muerte, que va diezmando el grupo original. Con bajo perfil, una joya.

Josefina Sartora


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