Mi hijo sólo camina un poco más
lento
Dramaturgia: Ivor
Martinic´
Dirección: Guillermo
Cacace
La obra comienza apenas
subimos a la sala Apacheta un domingo después del mediodía, donde una familia nos
espera con música y chipás, mientras deambulan en joggings por esa sala tan peculiar, vacía excepto por una sillas, con
ventanas a la calle. Ya estamos inmersos en la obra, que opera alrededor de
Branco, un muchacho con una enfermedad que progresivamente lo ha dejado
paralítico. Junto a él su madre, desesperada en su impotencia, su hermana, que
desea una vida propia, que sea tan importante como la de Branco, la amiga de
ésta, que se enamora del chico, y una abuela muy presente aunque con una mente
volátil. No menos importante es la tía, una mujer con una personalidad que se
impone. Menciono a las mujeres, porque si bien hay hombres, padre, abuelo,
amigo y tío están casi ausentes en el drama, circulan de manera casi marginal.
Escrita por el joven
director croata Ivor Martinic´, la obra se presentó en 2014 en el marco del
Festival Internacional de dramaturgia Europa + América, y está en camino a
recibir sus merecidos premios. La temática es universal: la de toda familia con
un ser diferente, con la negación de los padres, los celos y rivalidad entre
hermanas/os, con entendimiento entre las generaciones más distantes, y el grupo
de once actores lleva adelante el drama
con entusiasmo y profesionalismo. Pero sobre todo, se impone el tema de la
falta de aceptación a la diferencia, y la dificultad para comunicarse. Al
extremo de que los actores a menudo hablan al espacio, y no al interlocutor.
Es ésta una de las
mejores obras en cartel en este momento, tan abundante y variado, así como
desparejo. El texto, la dirección y la entrega de los actores se ensamblan en
una precisa armonía, y el adjetivo más contundente y utilizado es: conmovedora.
Produce cierto extrañamiento ver la obra a la luz del día. Este detalle, la
falta de artificio, el vestuario, la cercanía del público con la escena
conectan al espectador con una fuerza intensa. Así, somos tomados las
emociones, el dolor y el amor, en este drama que también puede ser el nuestro.
Josefina Sartora
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