30 de septiembre de 2015

Vidrios de colores

Todos los fuegos


El Festival de Teatro de Buenos Aires (FIBA, no sabemos por qué perdió la T) abrió en el parque Sarmiento con À fleur de peau, espectáculo francés del Grupo F, dirigido por Christophe Berthonneau. Esta obra ya resultó indicadora del espíritu del Festival. Varios personajes envueltos en una escafrandra de luces se pasean entre el público y sobre un escenario entre dos enormes árboles, en cuya base se proyectan imágenes digitales de la naturaleza, mientras suena una música atronadora, de altísimos decibeles, dirigida a afectar el plexo de los espectadores. No resulta muy claro el mensaje de esos personajes ni el de las imágenes, pero sí impacta el elaborado juego de fuegos de artificio desplegado durante 45 minutos. En todo caso, es acertada la mención del programa sobre la precariedad del hombre y de su entorno, sobre todo la de esos árboles que estuvieron siempre expuestos al incendio.
Muy atractivo todo el esplendor lumínico de la pirotecnia, pero no era su site specific un festival de teatro.

Ladrillitos


La segunda obra que vi me confirmó que este FIBA apuesta por los cruces de lenguajes, y que es obvia su preferencia por el uso de la tecnología en el teatro. Brickman Brando Bubble Room es otra creación colectiva, esta de la Agrupación Señor Serrano de Cataluña, con su punto de apoyo en la proyección de imágenes en pantalla. Mediante el ingenioso uso de maquetas y muñequitos manipulados y filmados en el acto, sus imágenes son proyectadas mientras un relator articula la historia de Sir John Brickman (nombre inventado = señor ladrillo), constructor inglés que difundió la hipoteca inmobiliaria, con la biografía de Marlon Brando (hombre de muchas casas). La obra apunta a poner en cuestión la crisis económico-financiera en España (Bubble = burbuja), que dejó sin vivienda a miles de hipotecados, pero el medio que transmite el mensaje es tan banal que –para bien de algunos, para mal de muchos- ablanda el mensaje.

El cuerpo en escena


Fui a ver The Blind Poet con el antecedente de que la otra obra de la Compañía Needcompany, que dirige el belga Jan Lauwers, Isabella´s Room –que no había podido ver- había sido muy buena, en la opinión de muchos. Formada por actores de diverso origen, la compañía pone en escena la composición multicultural de Europa, tema hoy candente, por la afluencia masiva de inmigrantes y exiliados de diversas nacionalidades. La obra está constituida por monólogos de cada uno de los 8 actores que sucesivamente ocupan la escena contando su historia, su origen, hablando en su respectiva lengua natal, al tiempo que el conjunto interpreta diversas músicas, algunas excelentes, y toda la compañía las baila bellísimas coreografías. La obra da importancia al trabajo con el cuerpo, si bien los monólogos se prolongan a veces demasiado, volviendo una y otra vez sobre lo dicho. 140 minutos son muchos para el reiterado desarrollo de una idea.

Hasta su primera mitad, estas tres obras declaman que el FIBA apuesta a lo heterogéneo en el teatro, alejándose del teatro clásico, con fuerza en la performance multidisciplinaria, tendencia que hoy está imperando en todas las artes. En las tres obras hay actuación, comicidad, movimiento, danza, destreza, vestuario, recitado, medios tecnológicos, música en vivo y acercamiento con el público. Idea que sin duda todos compartimos, pero en estos casos en particular, esa heterogeneidad se apoya en la apariencia, lo superficial y, sobre todo, lo llamativo, el brillo, las luces que – en la mayoría de los casos- ocultan lo que falta. Esperamos el resto.

Josefina Sartora


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