Picasso en Nueva York
En estos días de otoño
Nueva York tiene mucho para ofrecer: hermosos días soleados sin frío, un
Central Park que empieza a enrojecer, una ópera diferente en el Met cada noche,
el Festival de Cine de NY, en la calle sirenas de ambulancias, sirenas de la
policía, sirenas de bomberos…, y Pablo Picasso, que no deja de sorprendernos en
el Museo de Arte Moderno, el extraordinario MOMA.
El 4º piso del MOMA está
totalmente ocupado por una exposición de las esculturas de Picasso. Si bien la practicó
en menor medida que la pintura, la escultura constituyó para el artista una
zona de experimentación, tanto en la composición como en el uso de los
materiales, en muchas ocasiones no convencionales. Su producción escultórica es
muy abundante, aunque pocas veces ha sido mostrada, como en esta ocasión, en
una exposición que –con unas 140 obras de diversos tamaños y materiales- abarca
varios períodos de su vida, desde 1902 hasta 1964. Provenientes de distintos
museos y colecciones privadas de todo el mundo, es la primera exposición de su
tipo que se realiza en Estados Unidos en casi medio siglo, insoslayable para
quien visite NY, y estará abierta hasta febrero de 2016.
Pablo Picasso. Naturaleza muerta con guitarra |
Escultor autodidacta, sus
obras en tres dimensiones son muy cercanas a su pintura, a veces constituyen un
complemento o están hermanadas con alguna obra pictórica. La muestra está
montada en grupos, siguiendo los diversos períodos de su obra, y cada uno de
ellos ocupa una sala propia, una galería en sí misma, donde las piezas
establecen entre sí diálogos, espejos y contrastes. Comienza con la escultura
cubista de sus años iniciales, entre las que se destacan las guitarras, muy
cercanas a su pintura, con las que logra la abstracción formal y la
experimentación del uso de planchas de hierro y el cartón corrugado. En ellas
Picasso da inicio a la escultura moderna, con su creativa articulación del cuerpo
y el espacio y del tratamiento de los materiales.
Pablo Picasso. Mujer en el jardín |
En 1930 el maestro
adquirió el castillo de Boisgeloup, donde trabajó en algunas de sus esculturas
de bulto que tal vez sean las más conocidas, como las cabezas de mujer de yeso,
material que le permitía quitar, agregar y modelar, e imprimir sugerencias
genitales o botánicas, o la Bañista
recostada, de bronce.
Pablo Picasso. Flores en un vaso |
Por fin, las piezas y
cerámicas que realizó en sus últimos años en el sur de Francia, en Vallauris y
Cannes despiertan el interés por su conjunción de madera, cerámica, yeso y
hierro, pintados. Entre ellas, Flores en
un vaso no puede evitar el recuerdo de Van Gogh, y no menos interesante
resulta su bestiario, con cabra, toros, lechuza, gato, mono, pájaros, y el
famoso Hombre con cordero en bronce.
Lo notable –entre otros puntos- de la obra de Picasso es que en toda su
variedad formal y material, a lo largo de tantos años, en los que cultivó diversos
lenguajes e imágenes, cada obra puede reconocerse como suya, tiene una
personalidad peculiar, que la hace reconocible.
Esta muestra
extraordinaria se completa con admirables fotografías que su amigo Brassaï tomó
de estas esculturas en los talleres del pintor, lo que constituye el
complementario encuentro entre dos artistas enormes.
Josefina Sartora
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