Una buena receta (Burnt)
Dirección: John
Wells
Guión: Stephen
Knight y Michael Kalesniko
Estados Unidos/2015
Decididamente, el
tema del destino de los chefs y su comida se ha impuesto en el cine. Reflejo de
una tendencia de la vida cotidiana, de una nueva forma de consumo, de una nueva
concepción de la cocina en el mundo occidental. John Wells, el director de Agosto,
suma un nuevo título a una larga lista que en los últimos años ha aumentado
significativamente. Desde La gran comilona (Marco Ferreri,
1973) y La fiesta de Babette (Gabriel Axel, 1987), que mostraron el
poder de la comida y maravillosos platos en pantalla, el auge por la cocina
gourmet llegó acompañado por títulos como Chef, La cocina del presidente,
Amor
a la carta, entre muchos más. Baste decir que el Festival de San
Sebastián tiene una sección dedicada al cine gastronómico…
Los títulos
merecen un análisis, proponen un tema, que las distribuidoras a veces no
respetan. El chef protagonista de este film no trae una buena receta sino que está burnt,
es decir, quemado. El abuso de drogas,
alcohol y mujeres le cortó el camino en una carrera ascendente en Paris, donde
trabajaba junto a un gran chef, y había logrado dos estrellas Michelin. Él
mismo se impuso una penitencia, cumplida la cual llega a Londres en busca de su
reivindicación profesional con la simbólica tercera estrella Michelin, máximo
galardón para un chef. (También el protagonista de Un viaje de cien metros
ansiaba esa codiciada tercera estrella.)
El bonito Bradley
Cooper ya es un actor todoterreno. Aquí protagoniza otra historia de superación
personal tan cara a Hollywood, con una reivindicación final del trabajo en
equipo, que ha formado con colegas de variado origen, interpretados por Omar Sy,
Sienna Miller, Riccardo Scamarcio y Daniel Brühl como el sacrificado dueño
del restorán. Emma Thomson y Uma Thurman tienen sus apariciones, soslayables. El
problema del film es como el título local: constituye una receta armada con
ingredientes precocidos, es decir, ya vistos en esa larga lista mencionada.
Competencia entre colegas, un chef ególatra, neurótico y tirano, escenas de
cocina exigente y frenética e innumerables primeros planos (bien logrados) de
platos minimalistas exquisitamente decorados. Todo igualito a los varios
canales de TV dedicados al gourmet, con mucho de diseño publicitario. Más el
tópico caída/redención, egoísmo/solidaridad. Ni siquiera los ingredientes del
subtema romántico llegan a amalgamar. Y eso es todo, no le cae ninguna idea
original, o que no repita los clichés del género.
A mi juicio, Una
buena receta no merece su tercera estrella.
Josefina Sartora
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