El abrazo de
la serpiente
Dirección:
Ciro Guerra
Guión:
Ciro Guerra y Jacques Toulemonde Vidal, basado en los diarios de Theodor
Koch-Grunberg y Richard Evans Schultes
Colombia-Venezuela-Argentina/2015
El abrazo de
la serpiente
significa una rara avis en el
panorama de estrenos: un film de ficción cuyos protagonistas son los indios de
la selva amazónica colombiana, y en última instancia, la selva misma. Ganador
del último Festival de Mar del Plata, de la Quincena de Realizadores en Cannes
y candidato al Oscar por Colombia, pone al espectador frente a un mundo pocas
veces mostrado en el cine ficcional, evocador por supuesto del cine de Werner
Herzog, otro aventurero que se animó a internarse en esos mundo poco hollados,
misteriosos para nosotros por lo desconocido. El film nos introduce sin
preámbulos en el tema básico: el encuentro entre culturas, el choque del hombre
originario de esos parajes naturales y el blanco europeo, científico, que viene
a abrevar en los conocimientos secretos de esa región. Aunque también trae sus
intenciones ocultas.
Basado
en los diarios de dos investigadores, la historia alterna sin aviso entre dos
épocas: principios del siglo XX, cuando el alemán Theo Koch-Grunberg y su
asistente encuentran al chamán Karamakate, último sobreviviente de su tribu de
origen, quien los guiará al encuentro de la yakruna, una planta medicinal con
poderes para acceder a otros planos de la realidad; y unos 40 años más tarde,
cuando un naturalista de Boston llegue a esos mismos parajes con el mismo fin y
acuda a ese mismo hombre en busca de guía. Las mismas intenciones, la misma
actitud, por parte de todos ellos, pero el mundo ha cambiado mientras tanto.
El abrazo de
la serpiente
aborda la dialéctica y choque entre culturas. Como en otras ocasiones, el film
presenta al buen salvaje –Karamakate a pesar de su mal carácter, o el pueblo
que los aloja en su camino- frente a la prepotencia avasallante del hombre
blanco. Caucheros –fuera de campo- y misioneros son el flagelo de la región. La
paranoia del chamán que se ha retirado en soledad tiene su causa, sin dudas. Las
víctimas del maltrato y torturas de los caucheros -que han exterminado el pueblo del chamán-
dan testimonio de la explotación sufrida en el Amazonas; y en un retrato harto
simplista, hasta caricaturesco, los hombres de Dios más parecen hombres del
Demonio. La misión religiosa, que en la primera visita estaba dominada por un
fanático capuchino que sometía a los niños bajo tortura, ha devenido un centro religioso
donde un pseudo Mesías también somete a aquellos niños, hoy adultos degradados
por el fanatismo y el alcohol. “Algo salió mal. Ahora son lo peor de ambos
mundos”, dice Kamakate, espantado. Estos conflictos parecen estar representados
por la imágenes del felino y la serpiente, tomadas en primer plano y con
intención simbólica. El cruce de culturas está presente también en las diversas
lenguas que hablan los personajes - castellano, portugués, alemán, latín y
lenguas originarias- siempre entendiéndose mutuamente en su diálogo.
El
título remite al efecto que la yakruna ha de tener sobre quien la ingiere, que
pasa a otro estado de conciencia, como lo saben quienes han bebido ese tipo de
plantas (hayahuasca, huachuma, etc), único momento en que el film vira al
color, en una fotografía que no está al nivel del resto.
Filmar
la selva amazónica en toda su pujanza con fotografía en blanco y negro es todo
un desafío. Lo mejor del film son esas tomas del recorrido de la canoa con ese
mismo hombre, joven y viejo, por los brazos menores del río Amazonas, en medio
de una vegetación densa y compacta. Hace lamentar que no se abunde en ella, en
lugar de caer en historias un tanto convencionales.
Josefina
Sartora
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