Enemigo
invisible (Eye in the Sky)
Dirección:
Gavin Hood
Guión:
Guy Hibbert
Reino
Unido/2015
Asombra
ver a Helen Mirren como una coronel del ejército británico fanática en su obsesión
de cazar terroristas, a cualquier costo. Y sin embargo, Mirren puede
interpretar cualquier papel, y vine a demostrarlo con este film. Su presencia
es lo más fuerte del mismo, y su tenacidad y perseverancia (o la de su
personaje) sostiene toda la tensión de este tour
de force sobre las actividades del Imperio en los países en conflicto.
La guerra ha mutado, en tiempos en que
satélites, cámaras ocultas y drones han devenido las nuevas armas. En una Kenya
convulsionada, las fuerzas británicas y estadounidenses tienen a todo el país
controlado y vigilado con estos nuevos recursos. Hay ojos en el cielo (tal el
título original) que penetran todos los rincones, que exponen la vida de los
ciudadanos, incluso su intimidad. Un dron en la forma de ingenioso pajarito mecánico
portando una cámara, que busca a una inglesa radicalizada, logra incursionar en
el bunker de un grupo guerrillero y allí están, en las pantallas de los
cuarteles en Inglaterra y en Estados Unidos, los jóvenes que la acompañan y se
preparan a morir en un atentado suicida, pertrechándose con explosivos
alrededor de su cuerpo. El operativo parece fácil, en el desierto de Nevada ya
están preparados los oficiales que lanzarán desde otro dron el misil sobre ese
hangar, pero inesperadamente surge un inconveniente. ¿Puede ponerse en peligro
la vida de una niña para evitar que ese atentado estalle (suponen) en un centro
comercial donde habrá muchas víctimas posibles? Tal el dilema moral que
entorpece el operativo, y pone en suspenso la acción. Por otra parte ¿en qué
posición quedaría la imagen de los aliados matando una inocente?
El sudafricano Gavin Hood (Tsotsi)indaga
sobre “los daños colaterales”, y aquello
que subyace cuando una acción bélica se cobra víctimas civiles, inocentes que
estuvieron en el lugar justo en el momento menos oportuno. Algo similar vimos
hace muy poco en La otra guerra, cuando un oficial ordena atacar
inescrupulosamente un edificio lleno de civiles. Aquí las decisiones se toman
en otros continentes, desde posiciones seguras, en oficinas impolutas (allí
está Alan Rickman en el último rol de su vida), en embajadas, en secretarías, en
hoteles de lujo, centros de convenciones y hasta en mesas de ping-pong. Pero también se
decide según la información que se posea, y la coronel –caricatura de una
fundamentalista- hará todo lo que esté en sus manos –en su poder- para que los
datos le sean favorables, en medio de un enfrentamiento entre militares y
políticos legalistas.
Un thriller
político que trasciende lo bélico para presentar el conflicto moral, y que
denuncia las incongruencias y arbitrariedades que mueven esa guerra sofisticada
de pantallas y teléfonos. Sin embargo, el film no hace más que responder al
mercado, y pone el acento en la acción, en el suspenso sostenido, muy bien
llevado, perdiendo la oportunidad servida de indagar a fondo en la cuestión
humana. Tampoco ayuda la banda sonora, que carga las tintas exageradamente. Yendo
más a fondo, también es debatible el punto de partida –nunca cuestionado-, que
da como legítima toda intervención de los Imperios en la vida interna de otros
países, sin cuestionar su presencia intrusiva, o siquiera qué están haciendo
allí.
Josefina
Sartora
No hay comentarios:
Publicar un comentario