Amor y amistad (Love and Friendship)
Dirección: Whit Stillman
Guión: Whit Stillman, basado en Lady Susan de Jane Austen
Irlanda-Holanda-Francia-Estados
Unidos-Reino Unido/2016
Whit Stillman deja de lado la
pintura del mundo contemporáneo y recurre una obra de Jean Austen para realizar
su mejor film:. Suerte de nouvelle o
novela corta espistolar, Lady Susan es una obra de juventud
que traza un retrato muy agudo y ácido sobre la sociedad inglesa, o dicho de
otro modo, un mordaz cuadro de la aristocracia inglesa de principios del siglo
XIX. Las obras de Austen –como las de las tres hermanas Brontë- están siendo
recatadas por el cine y las feministas, porque muestran el estado de situación
de condición de la mujer en la primera mitad de ese siglo, mucho antes de los
movimientos de liberación femenina, y abordan de uno y otro modo el tema del
matrimonio, único destino para la mujer burguesa de la época.
La protagonista, Lady Susan Vernon,
es una viuda sin fortuna, con una hija casadera de dieciséis años, Federica. De
acuerdo con su condición, la chica estudia en una escuela de señoritas y la
madre vive de la hospitalidad de sus conocidos. Así llega a alojarse de manera
algo forzada y comprometida a la gran casa de campo de su cuñado, quien con
toda ingenuidad la recibe a pesar de las reservas de su esposa sobre la dudosa
conducta de la joven viuda y de las críticas del señor de Courcy, hermano de
ésta y un joven heredero. Por supuesto, este hombre será el centro de las
atenciones de la mujer, quien si bien no posee recursos económicos sí los tiene
para la seducción, en una amplia y admirable variedad. Kate Beckinsale ha
madurado con toda la gloria, y está en un momento alto de su carrera, igual que
su personaje Lady Susan. Despliega todo su charme,
su ropa de luto es deslumbrante, sus sombreros admirables, y su inglés, de
sonoro encanto. Arribista, intrusiva, inescrupulosa, la mujer es tan inmoral
como bella y seductora, y viste su falsedad con toda elegancia: tal, que nadie
osa contradecirla. Mientras de Courcy cae en su red, ella mantiene una relación
con otro noble casado y maneja los hilos para unir a su hija con un noble, rico
y bastante idiota.
Es este cuadro no podía faltar la
amiga y confidente, una bella americana (Chloë Sevigny) casada con un noble
inglés mucho mayor que se resiste a morir, y quien no aprueba la conducta de
Lady Jane ni la amistad de su mujer con tal personaje turbio. Stillman prefiere
el trabajo con conocidos, y suele a recurir a los mismos actores: Sevigny y
Beckinsale habían estado juntas en Los útimos días de la disco, otra
historia de amistades, en otro contexto.
La película evoca de alguna manera
su origen epistolar: hay cartas que van, cartas que vienen, que se envían de
una a otra casa, que informan, confiesan, denuncian, despiden. La palabra,
célula de la epístola, lo es también del film, con voces y diálogos constantes,
algunas líneas brillantes, argumentos de Lady Susan en uno y otro sentido
tendientes a justificar su conducta, pero es oral en una medida que puede
llegar a abrumar. La música original siempre es la adecuada para acompañar la
acción, y recuerda aquella de Barry Lyndon, e incluso la de Downton
Abbey, otras obras dedicadas a la aristocracia inglesa, a partir de
piezas de Haendel, Johan Christian Bach, Charpentier, Vivaldi, Mozart y otros. Stillman
diseña una puesta en escena exquisita: en una cuidada reconstrucción de época,
donde tanto decorados como vestuario responden a una paleta de colores delicada,
los planos con fotografía de Richard van Oosterhout lucen un buscado
equilibrio: los personajes siempre enmarcados por puertas, ventanas, arcadas,
columnas, espejos, o componiendo dúos o tríos cuidadosamente pautados por la
luz, en una puesta tal vez demasiado teatral. Con un humor muy fino, Stillman
desarrolla una crítica corrosiva de los que posan, de los que especulan y sobre
todo, de esos nobles que en la flor de su edad no hacen otra cosa que pasear
por los jardines –primero con la madre, después con la hija- o recorrer a
caballo sus propiedades –trabajadas por otros-. Los hombres de Amor
y amistad son inactivos, ingenuos o estúpidos –sobre todo el fantoche
pretendiente de Federica (Tom Bennett), un personaje muy logrado que se roba
cada escena -, o se mueven según la manipulación que ejercen las mujeres,
quienes tienen más clara la situación y saben manejarla con sutileza.
Josefina Sartora
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