Josefina Sartora
Nel mezzo del
cammin di nostra vita
mi ritrovai
per una selva oscura
ché la diritta
via era smarrita.
Dante
Los
primeros versos de la Divina Comedia
sintetizan algunas de las películas presentadas en la Viennale, en las cuales
el protagonista se interna en la naturaleza desconocida y pierde el rumbo,
emprendiendo un camino físico y espiritual que lo conducirá a zonas
desconocidas de sí mismo.
O ornitólogo.
Dirección:
Joâo Pedro Rodrigues
Guión:
Joâo Pedro Rodrigues y Joâo Rui Guerra da Mata
Portugal-Brasil-Francia/2016
El
cine son historias, dice Manuel de Oliveira, y da la posibilidad de dar rienda
suelta a la imaginación, olvidando todo sentido común, acatameinto al realismo,
o coherencia. La historia de Joâo Pedro Rodrigues y su habitual
coguionista Joâo Rui Guerra da Mata comienza en un tono bucólico y
contemplativo, respondiendo al realismo, y progresivamente va evolucionando
hacia mundos más misteriosos, míticos, mágicos e incluso místicos, en sucesivas
modulaciones de tono y tratamiento. El film evoca o parafrasea la historia y
evolución de San Antonio de Padua -mencionado el el prólogo-, también llamado
Fernando, también portugues, también viajero, al cual el director había evocado
en su corto ya algo surreal Mañana de San Antonio, visto en el
Bafici.
La
historia se centra en la aventura física y espiritual de Fernando, un ornitólogo
que acampa en medio del bosque para observar la vida de los pájaros, Fernando los
observa, recibe mensajes de su novio por teléfono y después de una inmersión en
el agua -que no carece de valor simbólico, o iniciático- es el encuentro con
bizarros personajes: dos jóvenes chinas que han perdido su camino de Santiago,
un extraño grupo enmascarado que practica misteriosos rituales primitivos, un
pastor sordomudo con quien bucólicamente hace el amor, un grupo de amazonas que
hablan en latín, ruinas religiosas, un zoológico de animales embalsamados, todo
aparentemente generado por una naturaleza en la que eros y tanatos van de la
mano. No menos importante es el peso de los cuerpos, erotizados, ya una marca
de estilo en Rodrigues. Fernando sufre una transformación a medida que va
alejandose de lo cotidiano, de su pasado, de la tecnología, hasta arrojar al
agua su carnet de identidad y volverse otro.
Rodrigues no propone una interpretacion unívoca para este cúmulo de imágenes y hechos simbólicos, con una iconología cristiana, y tampoco intenta descifrarlos. Un indicio podría ser la presencia del mismo director como Fernando, cuando se va ejecutando su transformación física a la par que la espiritual. El film puede despertar reticencias por su delirio, o irresistible fascinación.
Rester
vertical
Dirección
y guión: Alain Guiraudie
Francia/2015
No
menos intrigante que el peregrinaje de Fernando en O ornitólogo es el camino
que recorre Rester vertical, la última estimulante provocación de Alain
Guiraudie. Siempre contestatario, después de sus logrados El rey de la evasión y El desconocido
del lago, aquí propone desbaratar todas las ideas tradicionales o convencionales
sobre familia, reproducción, maternidad y paternidad. Y por supuesto, el amor.
Léo (Damien Bonnard)
se interna en la campiña de caminata, en momentos de bloqueo creativo. Debe
escribir un guión, está en blanco y miente a su productor, pidiéndole adelantos
de dinero. Allí inicia una aventura que lo lleva por terrenos eróticos con
ambos sexos, y tiene un hijo con una campesina, una pastora que cuida armada
las ovejas de los lobos que acechan. En este caso, es ella quien no desea ese
bebé, y Leo debe continuar su camino con el hijo a cuestas. Son notables los
primeros planos del parto, y de los genitales de la mujer, evocadores de la
pintura El origen del mundo de
Gustave Courbet. Es interesante el cambio del esquema tradicional, y el planteo
de una nueva forma de paternidad: “siempre he deseado un hijo sin la molestia
de las mujeres”. Guiraudie, como Rodrigues, es uno de los popes del cine de
temática gay.
A partir de entonces
el film –y el protagonista- entra en el clima del absurdo o podría decirse
surreal, consultando a una mujer sabia que vive en el bosque, yendo y viniendo
por esa región donde todos parecen buscar sexo homoerótico –con una escena
explícita de homo-necrofilia al ritmo de Pink Floyd que escandalizó a algunos-
en una espiral sin salida que parece llevarlo a su perdición. Leo quiere permanecer
de pie, pero hay más escenas horizontales que verticales en ese recorrido incesante.
Sin llegar a la genialidad de El desconocido del lago, Rester
vertical es un film libre, provocador, de un humor absurdo y grotesco, que
no se ajusta a género alguno, con una pintura humana original y una crítica
social implacable.
The
End
Dirección
y guión: Guillaume Nicloux
Francia/2016
En
este caso, ya no es en la mitad de la vida sino bien entrada su segunda parte, de
un protagonista en el cuerpo de un Gerard Depardieu inmenso, gordo y sudoroso,
quien se interna en el bosque cercano a su casa a cazar liebres. Pero el bosque muta, y en pocas horas
el hombre se descubre en medio de una naturaleza desconocida, donde nada le es
familiar, su perro ha desaparecido y él está, sí, perdido. Y sin nada para
comer, y con dolor de piernas… en fin, una catástrofe.
El
film de Nicloux –como su anterior El valle del amor, tan radical como
este y también con Depardieu- crea una atmósfera feérica, donde ilusión y realidad
han perdido los límites. “Si no fuera por el dolor de piernas que siento,
creería que esto es un sueño”, dice el protagonista desesperado, pero sin dejar
de internarse por esa fronda densa y desconocida, donde parece caminar en
círculos o laberintos. Durante la primera media hora, está solo ante la cámara,
sin poder comprender lo que le está sucediendo. Después se encuentra con dos
bizarras personas, también como sacadas de un sueño, que no lo ayudan a salir
de su situación, y constituyen una suerte de ángeles de la muerte. Ellos lo motivan
para analizar su situación de extrema soledad y extrapolar su temor en la
circunstancia hacia la angustia más existencial de que, al final, todos
terminaremos solos. Depardieu cumple otra actuación magistral, sobre su
constante presencia se sostiene el film: sobre su cuerpo exhausto, su
respiración agitada, su sudor, su mirada desorientada, su extremo cansancio, su
hambre y su sed.
La
peripecia se desarrolla a medio camino entre lo onírico y lo real, sin dar claves
ni orientación tampoco al espectador. Después de una experiencia extrema, que
lo va degradando física y anímicamente, el film culmina en un doble final que
no se merecía.
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