18 de noviembre de 2017

Finaliza AntofaDocs 2017


A la hora de los premios, tanto Argentina como las directoras mujeres estuvieron en el podio. Hoy partido a las tres de la joven Clarisa Navas mereció el premio al mejor Largometraje Internacional. Esta simpática y valiente obra coral realizada en el noreste argentino en coproducción con Paraguay registra con cámara en mano ágil una gesta futbolera y muestra con total libertad el lesbianismo de sus protagonistas. Interpretada por un buen elenco de mayoría de actrices no profesionales, fue presentada en el último Bafici y está circulando con éxito y premios por el circuito de festivales.

La mención fue para la mexicana El vigilante, un buen thriller que comentáramos anteriormente.

También argentino, también sobre fútbol fue el cortometraje premiado, Murciélagos, de Felipe Ramírez Vilches. Con imágenes experimentales, traduce visualmente las sensaciones que expresan un grupo de jóvenes casi ciegos, miembros de un equipo de fútbol insólito. Tanto el comienzo experimental como el final documental con un partido, resultan notables, excelentes.


El premio al Largometraje Nacional fue también para una película dirigida por una mujer, Tiziana Panizza con Tierra sola, un documental sobre la vida y los habitantes de la isla de Pascua, que ha recibido premios en Valdivia y Santiago. Investigadora, encontró 32 películas filmadas en la isla en diversa épocas. Casi todas enfocan en las famosas Maui, las esculturas de piedra cantadas por Neruda, y casi no hay testimonios de los rapanui, sus habitantes. Ella dedica este film-ensayo etnográfico a los originarios, a su vida cotidiana, a la cárcel de la que nadie puede escapar con vida, y pone en evidencia las formas de colonialismo y racismo que hoy perduran.

Otros títulos de la Competencia Largometraje Internacional


Did You Wonder Who Fired the Gun? Dirección y guión: Travis Wilkerson, Estados Unidos/2017
Travis Wilkerson es hoy uno de los principales referentes del documental en Estados Unidos, y sus películas transitan los festivales del mundo. Después del célebre An Injury to One, sobre la explotación minera y el abuso en un pueblo de Montana, pasó a codirigir Far From Afghanistan, sobre el rol de su país en esa guerra. Su última película es un documental en primera persona, en el que Wilkerson narra una historia familiar, culposamente. Desde el principio declara que su historia versa sobre la Pesadilla Blanca, y presenta los detalles de racismo que rodearon el hecho de que su abuelo matara en 1946 a un negro a balazos y nunca fuera condenado ni siquiera llevado a juicio por ello.

Wilkerson se vale de la fotografía en blanco y negro para presentar hoy imágenes atemporales del Sur profundo ominoso, sus habitantes y casas fantasmales, tratando de investigar y reconstruir aquel hecho y averiguar qué sucedió posteriormente con sus protagonistas. A falta de testimonios de época y datos claros, el director –cuya voz susurrante relata la historia en off y nunca aparece en pantalla- experimenta con la imagen: introduce fotogramas en color, colorea el blanco y negro, superpone planos, fotogramas en negativo, utiliza fotos y películas caseras y música negra del Sur de manera harto expresiva. Wilkerson investiga para contextualizar el hecho. Los hechos ocurrieron en tiempos de violencia sexual y racista, anteriores al boicot contra los omnibus que se produjo en Alabama y cambió las leyes discrimatorias de Estado Unidos. Con testimonios de entonces y actuales, que evidencian la desaparición de la víctima o invisibilidad negra, pone en evidencia el alto grado de racismo que existía en ese país y que hoy sigue igual de vivo, amenazándolo solapadamente. Racismo que persiste en su propia familia.

Ante la escasa documentación de época, ante tantas preguntas sin respuesta, durante todo el film me pregunté en qué medida se trataba de hechos históricos veraces, o si no era todo un falso documental ejemplificador para estos tiempos de escalada racista en todo el mundo.

Soldado. Dirección y guión: Manuel Abramovich, Argentina/2017
Rigurosa, impecable y significativa, la última película de Abramovich supera en mucho su opera prima, la premiada Solar. En poco más de una hora, este documental con elementos de ficción presenta las condiciones de un hombre joven que hoy ingresa en la escuela militar. Sin concesiones, pasa por los distintos entrenamientos, desde la primera revisión médica: -¿Por qué quiere ser militar? –Porque siempre me gustó. Y para hacer feliz a mi mamá.

Cómo hacer el saludo, o la venia, cómo tender las cama según el día de la semana, cómo cuidar las botas, aprender de memoria las partes de un arma, el entrenamiento físico, a todo pasa revista Soldado. Pero lo más llamativo es dónde se coloca la cámara: con primeros planos fijos del soldado, todo lo demás queda fuera de campo: el instructor, el compañero, los ambientes abiertos y cerrados, con algunas panorámicas de las prácticas físicas y de marcha. La película no hace comentarios, no abre juicios, sobre todo plantea interrogantes tácitos sobre ese grupo humano, los militares, que después de la dictadura parecen tener como uno de sus objetivos más importantes aprender a tocar el tambor.

Un amplio abanico de actividades

El AntofaDocs es un emprendimiento mixto, organizado por el Centro Artístico Cultural Retornable, financiado y apoyado por el Consejo Regional y la Fundación Minera Escondida. Uno de sus objetivos es la difusión del cine en todas sus manifestaciones, en una región que está viviendo un enorme crecimiento demográfico y urbano, y que no ha sido acompañado en igual medida por el desarrollo cultural, a pesar de tener 3 universidades. Tanto el AntofaDocs como la Fundación Minera Escondida trabajan para desarrollar este aspecto.

Las funciones del AntofaDocs son gratuitas, y además ha generado un espacio de aprendizaje, en una ciudad donde no hay escuelas de cine. Este año organizó talleres sobre el cine documental como herramienta para la educación, sobre el papel de la radio en el periodismo cinematográfico, sobre animación y stop motion, sobre actuación, todos los cuales tuvieron una excelente respuesta de participantes. Desde hace tiempo desarrolla un proyecto denominado Mirando el Territorio, que invita a un grupo de jóvenes para que, con la conducción de un tutor, realicen un cortometraje durante el Festival. Pudimos ver los resultados: 3 notables cortometrajes, sobre todo si se tiene en cuenta el escaso tiempo en que lo hicieron y su poca experiencia.

El festival, bajo la dirección exigente de la inquieta Francisca Fonseca y un equipo impecable, de desarrolló a la perfección, cumpliendo todos los programas de actividades pautados, la funciones en horario, las presentaciones por los realizadores, etc. Y no faltó la invitación a ver las estrellas en compañía de un astrónomo, en este cielo, uno de los más puros del mundo.

Homenaje a Basilio Martín Patino


España es el país invitado en este AntofaDocs 2017. En ese marco se realizó una retrospectiva de Basilio Martín Patino, el célebre, clásico realizador español muerto este año. Patino es un realizador que ha armado un enorme fresco sobre España. Su primera película, Nueve cartas a Berta del año 1966, muestra una España de postguerra, con una generación que busca la modernización del país, y salir de las tradiciones atávicas religiosas y represoras. El protagonista escribe cartas a una novia española que ha conocido en Londres, presentando un panorama de ese país que vivía separado del resto de Europa. El género epistolar no es frecuente en el cine, y aquí cada carta presenta un aspecto de la vida cotidiana en la que alternan el amor, el deseo de libertad, los conflictos entre padres e hijos que encarnan dos Españas diferentes, la libertad frente al sometimiento, y la imposibilidad de trascenderlo. El film desborda en elementos simbólicos que sugieren el destino claudicatorio del personaje, y de la sociedad española misma: familia, religión, el pueblo dormido, el conformismo. En gran medida autobiográfico, todo está filmado borrando las fronteras entre ficción y documental, ya en el año 1966. Con esta opera prima Patino inició una nueva forma de expresión cinematográfica en España, y se constituyó ya en un maestro.

Rodada clandestinamente, Caudillo (1974) es un exhaustivo trabajo de montaje de material de archivo y de actualidad sobre el dictador Francisco Franco, que recorre su vida y carrera miliar y política, no linealmente. Utilizando imágenes de propaganda franquista de El Generalísmo, o El Caudillo, pero de manera irónica, alterna con documentos e imágenes escalofriantes de la guerra civil, discursos encendidos de uno y otro bando, declaraciones y voces de personajes históricos y literarios como Unamuno, García Lorca, Rafael Alberti y otros. Una labor intensa, que realizó Patino en plena censura, trasladando rollos en tinajas de aceite desde Portugal, y en otras aventuras semejantes que relató su viuda, presente en AntofaDocs.


También en dictadura y plena clandestinidad filmó Queridísimos verdugos (1977), un retrato de tres verdugos encargados de dar muerte en Andalucía a criminales por medio del garrote vil. Este sistema de ajusticiamiento desplazó la horca en España, y consistía en un collarín que se ajustaba al cuello del condenado a muerte, atado a un poste, con un torniquete que lo ahorcaba hasta morir. Finalizada la Guerra Civil, Franco había reinstalado la pena de muerte que había abolido la República. Como décadas después en The Art of Killing, los verdugos relatan sus experiencias profesionales con un desapasionamiento e indiferencia, mientras toman vino, comen y charlan o vuelven de la iglesia. El film da cuenta de varios casos de crímenes de esos años, y constituye otro documento social, político y cultural de la España franquista.



En la que es tal vez su obra más difundida, Canciones para después de la guerra (….), Patino realiza otra inmensa tarea de montaje, no sólo de imágenes de la España franquista sino también de las canciones que fueron populares en los años ’40 y ’50. El film es un inmenso collage: imágenes de archivo, informativos de la época, películas de entonces, musicales, se suceden mostrando un panorama social y cultural de una España sobreviviente de la guerra. Armado con sutileza, aquí también Patino recurre a  la ironía, como cuando oímos La bien pagá mientras vemos las colas de niños, mujeres y viejos ante las ollas populares.

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