Viennale 2018. Primera nota
Todos sabíamos que este año sería
decisivo para el futuro de la Viennale. Acabada la era de Hans Hurch, había que
ver qué rumbo toma el Festival de Viena con una nueva dirección. Eva Sangiorgi
llega con su experiencia al frente del Festival del México –Ficunam- donde
hemos ya apreciado su talento como directora y programadora. La programación
que preparó para esta Viennale está a la altura de su experiencia y en cierta
medida sigue la línea estética que trazó Hurch. Si bien la Viennale es una
máquina que funciona a la perfección, con una infraestructura altamente
capacitada y experimentada, Eva Sangiorgi ha sabido ponerse al frente de ese
aparato y los hace estupendamente. Todo en la Viennale está pretparado para el
disfrute cinéfilo, y nada falla. La sala de prensa, comandada desde hace años
por Fredi Themel, siempre brinda la hospitalidad y el trato tan cordial que las
oficinas de prensa de nuestros festivales adolecen. La iconografía del
Festival, que cada año suele elegir un animal, este año presenta un flamenco
rosa: catálogo, entradas, programas, grilla, credencial con ese bello flamenco.
Una exquisita selección del más nuevo
cine contemporáneo visto ya en los grandes festivales de Cannes, Berlin, Locarno
y Venecia, ya no discrimina entre ficción y documental. Muy buenos focos y una
retrospectiva muy completa –como siempre- de cine clase B de Hollywood, una
excelente selección de cine argentino y una buena selección de cortos completan
el programa.
Hotel by the River (Gang-Byun Hotel). Hong
Sang-soo, Corea del Sur/2018
Además de Grass, lo último de Hong
Sang Soo, se presenta aquí este film que a primera vista podría parecer que
repite su fórmula: un artista en una ciudad fuera de Seúl, el encuentro con
unas jóvenes, sus actores habituales casi fetiches, Kim Min-hee, Kwon Hae-hyo y
Yoo Hong-sang, mucha charla, café y soju, repeticiones y escenas paralelas. Y
sin embargo, bajo ese paquete, Hong ha complejizado su mensaje, ha ampliado su
temática habitual sobre las relaciones de pareja pasando a campos existenciales
más amplios. El protagonista es aquí, además de poeta, un padre. Y por primera
vez Hong encara el tema de la paternidad, la relación de éste con sus hijos ya mayores,
ante su intuición de la llegada inminente de la muerte. Acosado por este temor,
el hombre ha querido reunirse con sus hijos en ese hotel junto al río, donde
también conoce a dos jóvenes de cuyo encanto y belleza queda fascinado. Con el
blanco y negro de sus últimas obras, la película atraviesa momentos de charlas
banales, otras esenciales, y un poema que ellas le inspiran. Emocionante film
fruto de la inagotable creatividad deese gran director coreano.
Dead Souls. Wang Bing,
Francia-Suiza/2018
La Viennale exhibe películas de larga
duración. Lav Díaz presenta –además del corto institucional, siempre a cargo de
un grande- Seasons of the Devil, a la que ya nos hemos referido, de cuatro
horas. Wang Bing no se queda atrás: sus documentales dedicados a diseccionar la
realidad de la China contemporánea suelen exceder las duraciones habituales.
Este último, Dead Souls, evoca los campos de reeducación a los que la
Revolución Cultural envió a aquellos sospechosos de no cumplir las premisas
maoístas. En dos partes de cuatro horas cada una, presenta entrevistas a los
ancianos sobrevivientes de aquella ola represiva. Campos de reeducación fue el
eufemismo para hablar de centros de detención, tortura y trabajos forzados, de
los cuales muy pocos volvieron. Se trata de un film muy duro: largos planos
fijos de 20 o 30 minutos con un sobreviviente contando sus recuerdos de
aquellas experiencias, evocando a los muertos, no son fáciles de asumir.
Esporádicamente, alguna anciana aparece a espaldas del entrevistado. El temor a
la muerte por hambre, extenuación, trabajos forzados y presión psicológica ha
dejado sus marcas en esos hombres. Con el rigor que Wang aplica a su
investigación sobre la esencia china, presenta un amplio espectro con un
mensaje unívoco.
High Life. Claire Denis,
Alemania-Francia-Holanda-Gran Bretaña-Polonia-Estados Unidos/2018
Original incursión en la ciencia ficción
de Claire Denis, quien, como siempre, subvierte el género. Incursión también en
un cine más mainstream, hablada en
inglés y con actores yanquis. Robert Pattinson comanda una nave espacial donde
unos convictos se prestan a experimentos que lleva a cabo una siniestra
Juliette Binoche, obsesionada por la inseminación artificial. En una escena
central antológica, Binoche ejecuta una danza erótica masturbatoria. El relato
avanza y retrocede en el tiempo, dando información con cuentagotas. El film
casi no tiene escenas exteriores en el espacio, ni efectos especiales: se
reduce a las interiores en la nave donde con ambigüedad, con medias palabras,
pero con violencia, se habla de la condición humana y el futuro en la tierra.
Con algo de Solaris, y evocaciones a los íconos del cine de ciencia ficción,
a Denis no le interesa cumplir con las pautas del género, sino tratar la
naturaleza humana.
Roma. Alfonso Cuarón,
México-Estados Unidos/2018
Uno
de los hits del Festival era Roma, premiada en Venecia y según
algunos camino al Oscar. A no confundir: el título remite a Colonia Roma,
barrio de México donde vivió Cuarón, y en parte la película evoca sus años de
infancia, en la casa de una familia de clase media acomodada, retrato de los
patrones pero sobre todo de las empleadas domésticas. El hermoso plano inicial con
los títulos muestra un piso que es baldeado y fregado. El film no abandonará el
punto de vista de Cloe (la excelente debutante Yalitzia Aparicio), la empleada
que en cierta medida forma parte de la familia, con cuyos niños tiene una
relación amorosa y tierna, llena de responsabilidades. Son momentos de crisis
políticas, pero también familiares. Al tiempo que la pareja de patrones se
quiebra, Cloe queda embarazada de un hijo que no desea.
En
blanco y negro, con una fotografía gloriosa y elaborados movimientos de cámara,
y evocando el melodrama mexicano clásico, Cuarón traza un cuadro social,
personal e histórico. Su mirada hacia las mujeres, abandonadas por los hombres
y haciéndose cargo de algo que las supera, es muy inteligente, y esa realidad
está alegorizada por las entradas del auto al garaje, altamente significativas.
También hay que decirlo: tiene unos cuantos golpes bajos, pero los soportamos.
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