30 de octubre de 2018


Viennale 2018. Primera nota


Todos sabíamos que este año sería decisivo para el futuro de la Viennale. Acabada la era de Hans Hurch, había que ver qué rumbo toma el Festival de Viena con una nueva dirección. Eva Sangiorgi llega con su experiencia al frente del Festival del México –Ficunam- donde hemos ya apreciado su talento como directora y programadora. La programación que preparó para esta Viennale está a la altura de su experiencia y en cierta medida sigue la línea estética que trazó Hurch. Si bien la Viennale es una máquina que funciona a la perfección, con una infraestructura altamente capacitada y experimentada, Eva Sangiorgi ha sabido ponerse al frente de ese aparato y los hace estupendamente. Todo en la Viennale está pretparado para el disfrute cinéfilo, y nada falla. La sala de prensa, comandada desde hace años por Fredi Themel, siempre brinda la hospitalidad y el trato tan cordial que las oficinas de prensa de nuestros festivales adolecen. La iconografía del Festival, que cada año suele elegir un animal, este año presenta un flamenco rosa: catálogo, entradas, programas, grilla, credencial con ese bello flamenco.

Una exquisita selección del más nuevo cine contemporáneo visto ya en los grandes festivales de Cannes, Berlin, Locarno y Venecia, ya no discrimina entre ficción y documental. Muy buenos focos y una retrospectiva muy completa –como siempre- de cine clase B de Hollywood, una excelente selección de cine argentino y una buena selección de cortos completan el programa.


Hotel by the River (Gang-Byun Hotel). Hong Sang-soo, Corea del Sur/2018
Además de Grass, lo último de Hong Sang Soo, se presenta aquí este film que a primera vista podría parecer que repite su fórmula: un artista en una ciudad fuera de Seúl, el encuentro con unas jóvenes, sus actores habituales casi fetiches, Kim Min-hee, Kwon Hae-hyo y Yoo Hong-sang, mucha charla, café y soju, repeticiones y escenas paralelas. Y sin embargo, bajo ese paquete, Hong ha complejizado su mensaje, ha ampliado su temática habitual sobre las relaciones de pareja pasando a campos existenciales más amplios. El protagonista es aquí, además de poeta, un padre. Y por primera vez Hong encara el tema de la paternidad, la relación de éste con sus hijos ya mayores, ante su intuición de la llegada inminente de la muerte. Acosado por este temor, el hombre ha querido reunirse con sus hijos en ese hotel junto al río, donde también conoce a dos jóvenes de cuyo encanto y belleza queda fascinado. Con el blanco y negro de sus últimas obras, la película atraviesa momentos de charlas banales, otras esenciales, y un poema que ellas le inspiran. Emocionante film fruto de la inagotable creatividad deese gran director coreano.

Dead Souls. Wang Bing, Francia-Suiza/2018
La Viennale exhibe películas de larga duración. Lav Díaz presenta –además del corto institucional, siempre a cargo de un grande- Seasons of the Devil, a la que ya nos hemos referido, de cuatro horas. Wang Bing no se queda atrás: sus documentales dedicados a diseccionar la realidad de la China contemporánea suelen exceder las duraciones habituales. Este último, Dead Souls, evoca los campos de reeducación a los que la Revolución Cultural envió a aquellos sospechosos de no cumplir las premisas maoístas. En dos partes de cuatro horas cada una, presenta entrevistas a los ancianos sobrevivientes de aquella ola represiva. Campos de reeducación fue el eufemismo para hablar de centros de detención, tortura y trabajos forzados, de los cuales muy pocos volvieron. Se trata de un film muy duro: largos planos fijos de 20 o 30 minutos con un sobreviviente contando sus recuerdos de aquellas experiencias, evocando a los muertos, no son fáciles de asumir. Esporádicamente, alguna anciana aparece a espaldas del entrevistado. El temor a la muerte por hambre, extenuación, trabajos forzados y presión psicológica ha dejado sus marcas en esos hombres. Con el rigor que Wang aplica a su investigación sobre la esencia china, presenta un amplio espectro con un mensaje unívoco.


High Life. Claire Denis, Alemania-Francia-Holanda-Gran Bretaña-Polonia-Estados Unidos/2018
Original incursión en la ciencia ficción de Claire Denis, quien, como siempre, subvierte el género. Incursión también en un cine más mainstream, hablada en inglés y con actores yanquis. Robert Pattinson comanda una nave espacial donde unos convictos se prestan a experimentos que lleva a cabo una siniestra Juliette Binoche, obsesionada por la inseminación artificial. En una escena central antológica, Binoche ejecuta una danza erótica masturbatoria. El relato avanza y retrocede en el tiempo, dando información con cuentagotas. El film casi no tiene escenas exteriores en el espacio, ni efectos especiales: se reduce a las interiores en la nave donde con ambigüedad, con medias palabras, pero con violencia, se habla de la condición humana y el futuro en la tierra. Con algo de Solaris, y evocaciones a los íconos del cine de ciencia ficción, a Denis no le interesa cumplir con las pautas del género, sino tratar la naturaleza humana.


Roma. Alfonso Cuarón, México-Estados Unidos/2018
Uno de los hits del Festival era Roma, premiada en Venecia y según algunos camino al Oscar. A no confundir: el título remite a Colonia Roma, barrio de México donde vivió Cuarón, y en parte la película evoca sus años de infancia, en la casa de una familia de clase media acomodada, retrato de los patrones pero sobre todo de las empleadas domésticas. El hermoso plano inicial con los títulos muestra un piso que es baldeado y fregado. El film no abandonará el punto de vista de Cloe (la excelente debutante Yalitzia Aparicio), la empleada que en cierta medida forma parte de la familia, con cuyos niños tiene una relación amorosa y tierna, llena de responsabilidades. Son momentos de crisis políticas, pero también familiares. Al tiempo que la pareja de patrones se quiebra, Cloe queda embarazada de un hijo que no desea.
En blanco y negro, con una fotografía gloriosa y elaborados movimientos de cámara, y evocando el melodrama mexicano clásico, Cuarón traza un cuadro social, personal e histórico. Su mirada hacia las mujeres, abandonadas por los hombres y haciéndose cargo de algo que las supera, es muy inteligente, y esa realidad está alegorizada por las entradas del auto al garaje, altamente significativas. También hay que decirlo: tiene unos cuantos golpes bajos, pero los soportamos.

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