Sobre la retrospectiva de Wolfgang Staudte
Josefina Sartora
Wolfgang Staudte (1906-1984) es EL
director de la Alemania post nazi. Casi todo su cine está signado por la
revisión de las conductas de Alemania durante y después del dominio nazi, con
una mirada muy crítica sobre su país y la época, y las secuelas que el nazismo
dejó en su pueblo. Semejante autocrítica le valió el rechazo de las fuerzas más
conservadoras.
Staudte demostró su versatilidad no sólo
trabajando en ambas Alemanias, sino también en la variedad de temas y géneros
que abordó en sus películas. Por todo ello resulta muy valiosa la retrospectiva
curada por el crítico alemán Olaf Möller –quien acompañó la presentación de las
proyecciones- en el Festival de Mar del Plata.
Considerada su obra maestra, Los
asesinos están entre nosotros fue la primera película alemana de
postguerra y la primera realizada bajo auspicios de la DEFA, oficina del cine
de la República Democrática Alemana. Filmada en 1946, abre con imágenes reales
de una Berlín destruida por los bombardeos, que atravesarán toda la película.
No sólo la ciudad está en ruinas: sus habitantes también acaban de pasar una
tragedia, y emergen con sus heridas abiertas. La película muestra las distintas
actitudes de quienes la han atravesado, sea en el frente, en los campos, o en
la ciudad, con una revisión de las culpabilidades por los hechos de guerra.
Filmada siguiendo las pautas del expresionismo, con una estética cercana al
film noir, magistral uso del claroscuro y sorprendentes ángulos de cámara, la
fotografía es una simbología más de la tragedia, de la que quedan inolvidables
imágenes del impacto de la guerra.
Siguiendo con su examen del pasado, Rotation
(1949) indaga en la figura de un ciudadano común el proceso que fue viviendo
Alemania con la llegada de Hitler al poder y sus consecuencias, durante más de
veinte años. Estructurada como un largo flashback, vemos la toma de conciencia
de los efectos que el poder nazi causa en los ciudadanos, las contradicciones del
obrero que en principio se niega a adherir al Partido, se opone pero carece de
los medios y la convicción para combatir la situación. Hace concesiones, y
pagará las consecuencias. Su hijo adolescente, fanático de las juventudes
Hitlerianas, lo denuncia y va a prisión, hasta que después de la guerra,
desencantado por la cobardía de sus líderes, termina pidiéndole perdón. Es
interesante cómo Staudte denuncia ciertas complicidades de los Aliados con los
nazis, contradiciendo las versiones oficiales.
Destination Death (Herrenpartie) sale de Alemania para observar las consecuencias de la acción
bélica en Yugoslavia. Un coro de cantantes alemanes que ha acudido a un
encuentro ve desviado su viaje y llegan a un pueblo habitado sólo por mujeres
vestidas de negro: sus hombre fueron masacrados por los nazis durante la
ocupación nazi de esa zona de Croacia, hace veinte años. Si la película empieza
en tono de sátira, y los hombres intentan sostener el espíritu festivo, las
mujeres viran hacia la tragedia. Les expresan su rechazo, pero esos hombres no
están dispuestos a aceptar el desafío. Han anulado todo sentido de
responsabilidad o culpa, y permanecen insensibles al dolor femenino y la
hostilidad que les manifiestan. Más aún, conservan las conductas abusivas de
los invasores, y recuperan conductas del pasado. Entonces viene el
enfrentamiento del más joven, quien cuestiona las actitudes totalitarias que
sobreviven en un sistema aún vigente.
La película fue odiada y resistida en la
República Federal de Alemania, donde fue producida.
En un tono muy diferente, Staudte adapta
la ópera de Bertold Brecht con música de Kurt Weill, Die Dreigroschenoper
(1962), aquella que comienza con el célebre tema Moritat o Mack the Knife.
G.W. Pabst ya había realizado una primera brillante realización de esta ópera. Con
un elenco estelar, protagonizada por Curd Jürgens acompañado entre otros por
Lino Ventura y Sammy Davis Jr., Staudte logra una hermosa versión –aunque la
copia está algo deteriorada, y el color desvaído- de esta crítica al
capitalismo, que hermana ladrones, mendigos, policías, prostitutas y banqueros.
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